Este sábado se realizará el Congreso Nacional de la Central de Trabajadores de la Argentina Autónoma (CTA-A). En el marco de los 25 años de su fundación, Leticia Quagliaro, presidenta de la Unidad Popular y participante de aquellos primeros pasos de la Central, repasó la historia y el futuro de esta herramienta gremial. Una historia cargada de hechos significativos, que se cruza también con otro importante aniversario: los 20 años de la revuelta popular de diciembre de 2001.
– Este será un congreso de la CTAA muy particular porque hay aniversarios importantes. Como presidenta de la UP, ¿cómo llegamos a este nuevo Congreso de la CTA?
Leticia Quagliaro (L.Q.): este año se cumplen 25 años de la fundación de la CTA, que es nuestra herramienta gremial. Para mí la fecha es muy sentida porque por esas cosas azarosas del tiempo, yo estuve no sólo desde la fundación, sino desde que se hizo la primera actividad de la CTA, que fue el Congreso de los Trabajadores Argentinos, acá en Rosario, en el Círculo Católico de Obreros. En un contexto en donde nosotros y nosotras entendimos que las centrales no estaban respondiendo a las necesidades que vivía el pueblo. Podríamos hacer un resumen del contexto: veníamos de la traición del menemismo, votamos con alguna esperanza a lo que fue la Alianza, que terminó aplicando las mismas políticas macroeconómicas que aplicó el menemismo. La CTA surgía como algo absolutamente diferente que representaba a los trabajadores, no sólo ocupados, sino también desocupados, a los jubilados, a todos aquellos a los que las centrales tradicionales no representaban. Por eso la aparición de la CTA en este país fue un hecho absolutamente novedoso. Nosotros seguimos apostando a esa estructura de Central. Las centrales tradicionales, digamos, solamente representan a los trabajadores registrados y con trabajo.
En este contexto en el que vivimos, hoy más que nunca tenemos que apostar a que la Central crezca, a que sume más trabajadores y trabajadoras. Tenemos un porcentaje de desocupación casi nunca visto en este país, altísimo, y la Central alberga a muchos de esos trabajadores y los representa. Lo que creemos es que en este contexto la CTA va a jugar un papel fundamental, por eso es necesario su fortalecimiento y su renovación. Fortalecer la CTA es fundamental para los tiempos que se avecinan. Y seguimos apostando a este modelo que nosotros creemos que es el modelo que necesita nuestro país. Nos referenciamos en la construcción de la CTA, que ha tenido distintos papeles, distintos roles desde su fundación hasta ahora. Hay que recordar que nosotros hicimos la Constituyente Social, en donde parecía que tocábamos el cielo con las manos. Después, el poder real, digamos, sintió que crecía una fuerza que era imparable y nos quebraron y nos dividieron. Pero bueno, hemos logrado mantener esta herramienta que para nosotros es fundamental y que a mí, como presidenta de Unidad Popular, me representa absolutamente.
– En esta historia de la CTA también se cruza otro aniversario que se cumple los próximos días, los 20 años de lo que fueron las jornadas del 19 y 20 de diciembre 2001. También son 20 años del FRENAPO, que no es menor, una consulta popular para terminar con la pobreza en Argentina que se hizo días antes del estallido social. ¿Qué reflexión hacés sobre esto?
L.Q.: yo fui partícipe del FRENAPO, fue una experiencia extraordinaria. Íbamos por el millón de firmas y juntamos casi dos millones. Todo en un contexto, repito, de que veníamos de los años del menemato, en donde rápidamente asume Menem y cambia su plan de gobierno. Y ahí se suceden las privatizaciones, los despidos, etc. Un gobierno con una marcada cara económica de entrega de todos nuestros recursos naturales, de la salud, de la educación. En medio de eso, surge la Alianza, que si bien nosotros no fuimos partícipes hegemónicos, sí lo aprobamos y nos volvió a suceder al año y medio lo mismo. La Alianza muestra una cara, en su perfil económico, no muy diferenciada de lo que había sido el menemismo. En todo ese lapso surgen lo que ahora le decimos los cartoneros, que era una cosa novedosa, digamos que ahí empiezan a mostrarse como un colectivo. Y bueno, la situación económica era absolutamente insostenible. La revuelta popular fue espontánea frente a eso y la represión policial fue indiscriminada, especialmente en las barriadas populares. Nosotros recordamos a todos los muertos del 2001, pero recordamos con especial cariño, afecto, al compañero Pocho Lepratti, porque además era un compañero que era delegado de la Asociación Trabajadores del Estado, afiliado de la CTA, al que matan y que quedó como un símbolo, al que matan trabajando en su escuela, y al que nosotros recordamos permanentemente. Y a partir de esos hechos, todos los años realizamos actividades para que la memoria de Pocho, que sigue viva no sólo en nuestra ciudad sino que ha trascendido, siga viva en el corazón de todos los militantes.
Volviendo a la Central, también tuvo una participación muy activa en el 2001 y en todos los hechos sucedidos fuimos partícipes de todo eso y seguimos bregando por la construcción de una Central de trabajadoras y trabajadores democrática, autónoma de los patrones. Y en ese camino estamos.
– Tanto el proceso de la CTA como el del 2001, ¿qué nos dejan para el ahora y para el futuro? ¿Cómo nos permiten repensar nuestro presente y qué expectativas, proyectos, modelos nos generan?
L.Q.: Creo que a todos y todas nos deja, y por eso un poco la preocupación de las elecciones de este año, la conclusión de que la derecha no le resuelve los problemas a la gente. Las políticas de derecha agudizan los problemas del pueblo trabajador, del pueblo común, y tenemos que estar más unidos que nunca. Cuando uno dice autónomos de los patrones, la autonomía es un tema muy difícil a veces de explicar porque uno no es autónomo de lo que pasa en la política de un país. Ningún dirigente sindical, ningún dirigente de la Central, uno es parte de lo que pasa. Nosotros estamos haciendo política permanentemente, desde el partido, desde la Central. Por eso digo que hay que fortalecer mucho la Central para que sea protagónica en este momento, para evitar que estas políticas de derecha vuelvan con los votos, como lo hicieron por primera vez en nuestro país en lugar de con las botas. Y me parece que ahí estamos. Si bien no podemos comparar al gobierno de la Alianza con la etapa macrista por muchas razones, sabemos que la derecha ha logrado en muy poco tiempo destruir en nuestro país los estamentos del Estado, algo que se ha tenido que reconstruir casi de cero. Siempre hablamos de qué hubiera sido la pandemia con una Secretaría de Salud y no con un Ministerio. Quedan muchas cosas por hacer, muchísimas cosas por resolverle a la gente. El clima social no se puede comparar con el clima social del 2001, pero sí hay un clima de mucha angustia y de mucho desespero. La inflación nos ha vuelto a ganar, a comer el salario. En eso creo que la Central, su fortalecimiento, la incorporación de nuevos compañeros y compañeras, como hablábamos antes de los cartoneros, de toda la amplia franja que en nuestro país trabaja en negro, que es impresionante. El 40 por ciento de las trabajadoras y los trabajadores tienen trabajos en negro o precarizados. Hay que salir a buscar a esos compañeros, a esas compañeras, hay que organizarlos. Yo creo que esa es la tarea que se le avecina la Central.