Es militante por vocación, filósofa, profesora de la Universidad de la Habana y actualmente ocupa la Secretaría de Formación de Unidad Popular. En un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, entrevistamos a Isabel Rauber quién, luego de un largo exilio de 28 años en Cuba, regresó a nuestro país en el 2006 para seguir, como soñaba Martí “del Río Bravo a la Patagonia”, construyendo esa idea colectiva que logre transformar nuestra América en una sola y compacta identidad liberadora. En este diálogo recorre, con su pensamiento emancipador y su pasión por el estudio, el conocimiento colectivo de los movimientos sociales, fuente de toda sabiduría que transmiten las múltiples realidades.
– ¿Qué significa construir un paradigma de cambio social partiendo de la realidad?
Ese principio de Marx, que se parte de la realidad para crear el pensamiento, es clave frente a un mundo académico-intelectual que sigue el pensamiento filosófico de Hegel, que es partir del pensamiento para ver cómo ubica la realidad su pensamiento. Así hemos desperdiciado todo el siglo XX, prácticamente, cuando la realidad mostraba cosas y los intelectuales se ocupaban de hacer libros, discursos, artículos, para justificar que la realidad decía lo que decían los textos. Así también nos fue. Hasta que no se desmoronó el socialismo no se quiso entender que había en la realidad otros elementos que nos estaban anunciando y contradecían lo formulado dogmáticamente. Con formulaciones dogmáticas me refiero a formulaciones inalterables que construyen conceptos que son válidos para todos los tiempos. Y como ya dijo Marx en su pensamiento político “lo que es válido para todos los tiempos no es válido para ninguno”. Hay que analizar la realidad desde una experiencia colectiva haciendo el trabajo de reflexión crítica.
– ¿Qué observas de los movimientos sociales en los años de los diferentes procesos democráticos en América Latina?
Yo creo que si hablamos de movimientos sociales y del cambio, estamos hablando de sujetos y sujetas y también de subjetividades. Actores sociales y políticos activos, actuantes, que están en movimiento. Porque las prácticas sociales son las que cambian las realidades. Parece rebuscado lo que digo pero es lo más sencillo que hay. Ver cómo actúan entre ellos pero también como actúan con gobiernos, con organizaciones partidarias. Los movimientos sociales siguen siendo un actor político social muy importante. Ahora, ¿juegan un rol de avanzada en todos los momentos? Creo que no. Yo nunca jugué al billar, pero he visto como las bolas en el paño verde chocan unas con las otras. Lo que quiero decir es que hay interacción. La metáfora que utilizo con el ejemplo de la mesa de billar sirve para graficar la realidad. ¿Podemos analizar fuera del contexto histórico la acción de los movimientos sociales? Hay acontecimientos políticos en Argentina diferenciados de Brasil o de Bolivia. En Chile han vuelto a ocupar el protagonismo, han abierto la posibilidad de un proceso político y han definido un presidente. Es un proceso de acumulación en un tiempo histórico. Pero en Argentina la historia muestra que todo lo organizado a fines de los ‘90 con la CTA se ha transformado en una dispersión y una fragmentación notable. ¿Eso quiere decir que los movimientos sociales no estén? Eso quiere decir que tienen potencialidad pero nuestro déficit es la falta de articulación.
– ¿Que significa refundar la política y desde qué lugar se sostienen los cambios sociales?
Que no reclutemos seguidores y sí una ciudadanía militante que tenga capacidad de leer la realidad, de analizar y de decidir colectivamente. En eso está reconocerse uno en un movimiento social, es parte de un todo que se llama sociedad a la cual pertenece. Es ahí donde la conciencia reivindicativa no desaparece, conociendo la problemática de otro sector, convergiendo la de uno con la del otro, porque somos parte de un complejo social. Todo movimiento social es político, así que la disyuntiva de separar los movimientos sociales de lo político es falsa. Insisto en la refundación de la política y de entender que la política pasa por la reconstrucción de una opción colectiva con un sujeto colectivo plural para cambiar la realidad anclada en el protagonismo de los actores sujetos. Eso es central para el cambio y para sostener el poder popular.
– ¿Cuáles son las condiciones que nos genera el poder económico en las posibilidades de construir herramientas políticas necesarias para ese cambio social que genere más democracia?
Primero, hay que reafirmar que cada vez más el poder económico es multinacional. En segundo lugar, enfocar nuestra política en la fuerza de la acción colectiva, que es la puede sostener un nuevo rumbo económico, político, cultural y social. Es la fuerza de la participación colectiva en la toma de decisiones. Por ejemplo, se sacan medidas para control de precios, a través de leyes, decretos y ¿Qué pasa? ¿Quién cumple con esas normas? Nadie, porque no hay una fuerza popular organizada para llevar adelante y sostener las políticas públicas. El debate del poder es un debate sobre el protagonismo del pueblo y hay que construirlo. Ese es el desafío, que se demuestra generalizando un punto de vista que viene de las experiencias comunitarias. Esa denuncia frente a los poderosos si no es colectiva va a fracasar una y otra vez, así lo demuestra la historia.
– ¿Cómo ves a la Argentina hoy frente a la tensión permanente que se ve desde muchos lugares, empezando por la Coalición del Frente de Todos en la gestión de gobierno?
Comienzo con los grandes desafíos de la humanidad, exceptuando los sectores ultra ricos: salvar el planeta. La humanidad no va a ser salvada por un salvador, se va a salvar a sí misma y en ese sentido es que estamos pensando lo comunitario. En la Argentina es lo mismo, si no tenemos concepción de la historia identificando esos actores de la historia en los actores del presente. ¿Cómo puede ser que en este país hayan votado con más del 50 % de los votos a los mayores bandidos que nos viven estafando? En lugar de enojarme con los que gobiernan, me pregunto y busco las respuestas en las actitudes y en los motivos de por qué el pueblo vota esas fuerzas políticas que representan lo opuesto a sus intereses. Este país está casi desintegrado, hay un sector de la oligarquía agro exportadora y financiera que vive de espaldas a la Argentina y geográficamente de espalda, encerrada en sus countrys.
– ¿Cuál es el rol de los medios de comunicación?
Hay una cultura muy mediatizada, que vende humo y la gente compra eso porque no tiene las herramientas para enfrentar el humo. Hay que trabajar mucho en esa dirección. Un trabajo de formación de millones que entiendan los intereses contrapuestos que existen, desde la historia nacional hasta el presente, para comprender que aquí hay un país dividido entre los sectores ganaderos especuladores financieros y el resto del pueblo, que en su momento fue la contradicción entre la agro exportación y la industria. ¿Tenemos un proyecto de modelo realmente? ¿Tenemos un proyecto de desarrollo endógeno para la economía? ¿Tenemos un proyecto endógeno articulado con otros proyectos de desarrollo endógeno de los países vecinos y a su vez con los países del continente? Esa es la única salida, la verdadera integración. Con endógeno quiero decir que vaya desde nuestras capacidades económicas y también de los sujetos que tengan las capacidades para llevar esas economías (técnicos, científicos, profesionales). Perón abrió las escuelas técnicas, se habilitaron las direcciones obreras, por eso se generalizó la educación y se construyó un país industrializado, que fue bombardeado en el ‘55 y eliminado. Queda el recuerdo de la propuesta de Perón y podemos todavía recostarnos en aquel proyecto donde tenemos todas las potencialidades para desarrollarnos. Quieren el Estado para expoliarlo, para generar más pobreza y marginalidad. Creo que el pueblo no tiene claridad de esta situación, que el pueblo no tiene conciencia de la situación que debe enfrentar. Hablo en el sentido que nos propone la coyuntura electoral para que retomemos esa idea de articular los procesos históricos en el debate nacional.
– Se acerca el 25 de mayo y esta idea de revolucionar la democracia y ser protagonistas colectivos para enfrentar a los poderosos es lo que venís sosteniendo con fuerza en tus investigaciones. ¿Es posible?
Es una nueva oportunidad, este 25 debemos replantearnos la importancia de hacernos cargo de la construcción colectiva, de tomar la historia en nuestras manos.