María Eva Koutsovitis (presidenta UP CABA) y Jonatan Baldiviezo (Observatorio Derecho a la Ciudad)
En el marco de «La Transformación No Para», el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires decidió realizar grandes cambios en el Casco Histórico, justamente en el sector de la Ciudad que no debería transformarse sino protegerse. Bajo el nombre de «Plan de Renovación del Casco Histórico», el Gobierno porteño está llevando a cabo intervenciones en el espacio público y en el transporte para consolidar al Casco Histórico en un gran polo gastronómico destinado al turismo.
El Plan consiste básicamente en readoquinar las calles, nivelar la calzada con la vereda e instalar bolardos (balas) en el área delimitada por la Avenida Garay, Avenida de Mayo, Tacuarí y Avenida Paseo Colón. De esta manera, se transforma el espacio público del Casco Histórico incorporándolo a la uniformidad que el Gobierno porteño viene implementando en toda la Ciudad sin considerar el patrimonio, la historia ni las identidades barriales.
Estas modificaciones en el espacio público se realizan en clara violación a la normativa que regula el Área de Protección Histórica N° 1 de la ciudad que establece que «El espacio público de este Área tiene características morfológicas socio-funcionales y espaciales que lo definen como una importante expresión cultural y de interés ambiental de la Ciudad que debe ser protegido y mantenido por el conocimiento de las actuales y futuras generaciones».
En San Telmo, el uso del espacio público por parte de la actividad gastronómica se lleva a cabo sin ningún tipo de control o regulación del Gobierno porteño. Es imposible transitar las veredas en muchas zonas del barrio, la acumulación de basura invade el espacio público y la contaminación sonora permanente por las noches y durante los fines de semana ponen en jaque la habitabilidad de los hogares. Muchísimas familias se mudaron y otras tantas sufren problemas de salud por la falta de tranquilidad en las horas de descanso. Las obras de intervención en el espacio público están orientadas a garantizar más espacio gratuito para la actividad gastronómica a cielo abierto.
La otra dimensión de la transformación es la eliminación de la circulación del transporte público de colectivos en el Casco Histórico. El Gobierno de la Ciudad elabora la política de transporte pensando que todxs lxs habitantes del Barrio Histórico son personas sin problemas de movilidad que pueden caminar más de siete cuadras para llegar a una parada de colectivo o una estación de subte.
El incremento de los alquileres temporales destinados a la actividad turística impulsa el aumento del valor del alquiler para las viviendas de uso familiar, ya que reducen la oferta y garantizan una mayor rentabilidad en dólares. La instalación de grandes cadenas comerciales junto a la consolidación de un polo gastronómico pone en riesgo, por aumento de los alquileres comerciales, a los pequeños comerciantes barriales como sucedió en el Mercado de San Telmo.
El Plan de Renovación del Casco Histórico tiene una clara misión, continuar profundizando las condiciones para que la población residente y los pequeños comercios abandonen el barrio, por cuestiones económicas y de habitabilidad. El Casco Histórico tendrá como destino principal la residencia transitoria de estudiantes o turistas.