Claudio Lozano, sostuvo que “resulta sumamente relevante que la Vicepresidenta de la Nación le haya llamado la atención al Ministro Massa respecto a los índices de Indigencia publicados por el INDEC en el día de ayer. La necesidad de asociar el aumento del hambre con los balances de Grupos como Arcor, Ledesma o Molinos, las ganancias que evidencian en los últimos dos años y medio y el papel central que el manejo de los precios tiene en esta cuestión.
Cabe consignar también que la presentación semestral de los datos hecha por el INDEC tiene la particularidad en este caso de subestimar los niveles de indigencia y pobreza.
El seguimiento trimestral que nosotros realizamos nos dice que la indigencia llegó en el segundo trimestre del 2022 al 9,4 % mientras en la pobreza que en el dato semestral aparece descendiendo, en el segundo trimestre marca un punto de inflexión y sube a 38,9 % de la población. Es decir, no sólo subió el hambre sino también la pobreza. Hay aquí varias conclusiones que sacar. La recuperación de la actividad económica que ha impulsado el Frente de Todos está cuestionada. Si hoy el PBI es un 5,7% mayor al del 2019 pobreza e Indigencia que en el final del macrismo.
La clave del fracaso del Frente en su gestión es que la mayor actividad se combinó con una ampliación de la desigualdad en el marco del proceso inflacionario y el ajuste fiscal. Es decir, que el fracaso se da en la clave que siempre ha distinguido a los gobiernos peronistas y populares. Aquí fracasamos porque no hay ni sigue habiendo distribución del ingreso.
Es más, la etapa Massa hasta el momento, no ha hecho otra cosa que ampliar la desigualdad. Esto en el marco de un segundo semestre con menor actividad y elevada inflación nos dice que los datos que hoy nos preocupan ya son viejos y la cuestión hoy es peor. Por eso es razonable que la Vicepresidenta reclame algún modo de garantizarle la seguridad alimentaria a los más postergados. El ingreso básico universal que podría garantizarse con la inversión de 1 punto adicional del PBI en el gasto social sería una medida fundamental.
Pero esto obliga a decir algo clave en la presente situación. Por más política de ingresos que se haga en este contexto, no hay solución con tasas del 100% de inflación anual. En este contexto, ni la mejor paritaria puede recomponer poder adquisitivo. Aun empatando la inflación, siempre se llega tarde con un poder adquisitivo que pierde capacidad de compra a razón de 5 o 6 % mensual.
Hoy es imprescindible reemplazar el actual plan de ajuste por un Programa Popular de Precios que combine la decisión de desacoplar los precios internos de alimentos y energía de los internacionales, control y democratización de los mercados estratégicos de alimentos e insumos de uso difundido, e instrumentar ya un congelamiento de precios por 6 meses previa recomposición de ingresos vía suma fija de refuerzo a jubilados y trabajadores y un ingreso básico universal para la población en situación de informalidad y desempleo.