Claudio Lozano sostuvo que «si bien la política no se rige por las matemáticas, los resultados de la infartante elección vivida en Brasil entre Lula y Bolsonaro, nos dicen que es matemáticamente imposible que Bolsonaro pueda triunfar en segunda vuelta.
Viendo los votos que cada uno de ellos obtuvo en primera vuelta, la diferencia a favor de Lula es de 6.186.838 votos.
A la vez los votantes disponibles por fuera de los que ya eligieron a Lula o Bolsonaro (no es muy sensato pensar que quienes ya eligieron en la primera voten distinto en la segunda) ascienden a 9.897.626 electores. Por lo tanto, Bolsonaro solo para empatar a Lula debería sumar el 62,5 % de los votos en juego, lo cual implica un cambio brutal de la tendencia vivida en la primera vuelta.
Si en la primera vuelta de cada 100 en juego, Bolsonaro capturó 43, en la segunda debería obtener un 44% más, 63. Pero aun si lo lograra, el resto de los votantes o por lo menos parte de ellos (quedan disponibles para Lula 3.710.788) votaran a Lula, el líder del PT triunfaría.
Otra manera de ver lo mismo es tomando en cuenta el total de votantes (123.679.626 ) o los votos válidos ( 118.227.018 ), vemos que sacar más del 50 % supone en el caso de los votos totales un cúmulo de votos de 61839814, tomando solo los válidos el 50 % son 59113509.
Frente a dicho objetivo Lula, con cosechar 1.855.394, ya estaría comenzando a superar el 50 % de los votos válidos y necesitaría 4.581.699 para el caso de que todos los votantes participaran.
Distinta es la situación de Bolsonaro. Para superar el 50 % de los votos válidos debería sumar 8.042.232. Debería por lo tanto, quedarse con el 81 % de los electores que están en juego (prácticamente Lula perdería 80 a 20 en los votantes disponibles que definen la segunda vuelta).
E incluso si todos los votantes emitieran votos válidos, Bolsonaro necesitaría agregar a su resultado electoral 10.768.537 votantes. Es decir, no sólo todos los que no votaron por Lula y Bolsonaro deberían votarlo, sino que además, votantes de Lula deberían cambiar de voto.
Las matemáticas no rigen la política pero todo parece indicar que en el difícil país- continente Lula ya ganó. Y con él, el mundo, la Región y la Argentina.
Nunca fue fácil, pero es un paso más en la batalla por la democratización y la necesidad de terminar con las desigualdades en nuestra América Latina.