El presidente del partido político nacional Unidad Popular (UP) y precandidato a presidente de la nación en las PASO del Frente de Todos (FdT), Claudio Lozano, presentó en la tarde de ayer sábado 13 de mayo en el stand de ATE/CTA-A, sito en el Pabellón Ocre de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, su libro «La disputa por los ingresos y la riqueza», obra de la que es coautor junto a Ana Rameri, que trata sobre «la desigualdad, la renta básica y la necesidad de un programa de empleo garantizado», entre otros temas, y donde aprovecharon para desarrollar la agenda de UP para la Argentina que viene de cara a las elecciones, desarrollando un extenso programa de propuestas económicas, sociales y políticas para discutir en un programa de gobierno 2023-2027 del Frente de Todos.
«Esta obra apunta a formular propuestas concretas que pretenden volver a situar en el centro de la política pública la disputa por la redistribución de los ingresos y la riqueza», expresó en su exposición Lozano, y en el mismo sentido aseguró que «estamos convencidos que en el marco de la estrategia de la desigualdad que se despliega sobre la Argentina desde mediados de la década del ’70 hasta hoy, no hay política popular ni posibilidad de gobierno popular sin priorizar una estrategia seria de redistribución progresiva de los ingresos y la riqueza. De esto es de lo que ha carecido hasta el momento el gobierno de Alberto Fernández».
«Este libro obviamente cuestiona los resultados de las políticas neoliberales, pero también sale al cruce de aquellos planteos inscriptos en formulaciones neodesarrollistas que pretenden alimentar esperanzas bajo la lógica de que el crecimiento económico acompañado del empleo y, consecuentemente, con la baja en la desocupación y la generación de empleo registrado, resolvería el problema», agregó.
En esa línea, la coatura Ana Rameri, dijo que «la disputa por la distribución del ingreso es parte de un debate de largo aliento en el campo popular y especialmente forma parte de la identidad de nuestras organizaciones (ATE, CTA y Unidad Popular). Este libro se inscribe en nuestra trayectoria de lucha y es parte de un procesos histórico en curso. Busca desarmar falsos consensos que actualmente circulan en el mainstream económico y en la comunidad de negocios que culpan a las políticas de reparación de ingresos por la crisis y la inflación, para resaltar la importancia de reforzar las estrategias integrales y la capacidad de fortalecer los marcos regulatorios».
Además, Rameri destacó que «un punto nodal del libro es el análisis sobre la crisis del régimen de empleo, desde una perspectiva distinta a la dominante que impone como única salida la reforma laboral flexibilizadora, pero en la búsqueda de pensar situadamente en un mundo posindustrial, financierizado y globalizado que no puede repetir viejas recetas. Debe considerarse los rasgos del mundo laboral contemporáneo, las nuevas formas de explotación del trabajo revestidas de falsa autonomía que encubren proceso de desvalorización del trabajo, debe reconocerse el conjunto de actividad y trabajo humano socialmente útil, no reconocido, y debe replantearse el capitalismo de rentas».
Por último, la autora expresó que «si aceptamos que la relación capital-trabajo cambió drásticamente, este libro se propone pensar en cómo adaptar las instituciones públicas (o crearlas) para intervenir en esa relación y poder revertir los márgenes salvajes de desigualdad imperante».
Lozano por su parte, uniendo la temática del libro con la agenda electoral 2023 y los debates internos que se están dando dentro del Frente de Todos, consignó que «en realidad la baja en el desempleo lo que hace es ocultar la multiplicidad de problemas laborales que existen en el mundo laboral de la Argentina hoy, donde prácticamente el 48 por ciento de la población trabajadora se encuentra en situación de precariedad laboral».
«Cuestionamos también la idea de que hay que pensar el futuro congelando el actual esquema productivo», prosiguió el precandidato a presidente, y desarrolló que «una política de redistribución de la riqueza y los ingresos necesariamente debe inscribirse en la construcción de otro modelo productivo en la Argentina».
«También creemos que no hay que pensar el momento actual de la economía popular con las características que hoy presenta como algo que hay que sostener a futuro. La economía popular no es ni debe ser una economía de la pobreza ni una economía de subsistencia. Es una forma de organización de la producción que debe ser inscripta en el marco de una nueva estrategia de desarrollo», continuó Lozano.
Y agregó en el mismo sentido que «una política de esta naturaleza exige ser incorporada en el marco de una estrategia integral, estrategia que debe contener dos grandes definiciones. En primer lugar, democratizar la institucionalidad sobre la base de una mayor participación directa y semidirecta de la población para recuperar capacidad de decisión sobre el funcionamiento de la sociedad y de la economía, y en ese marco regular y disciplinar el comportamiento del capital concentrado, es decir del poder económico local. Para este objetivo es imprescindible replantear la discusión sobre el endeudamiento, con el objeto de desacoplar a la Argentina de la lógica del capitalismo financiero vigente a nivel mundial. En ese marco, hay que terminar con el endeudamiento perpetuo y hay que recuperar autonomía en la decisión de la política económica. En segundo lugar, hay que disciplinar el capital concentrado regulando la lógica que han venido imponiendo hasta aquí en el marco de las políticas neoliberales, lógica caracterizada por el endeudamiento, la acumulación financiera, la fuga de capitales, la desinversión, la demanda permanente de subsidios para sus propias actividades más dinámicas y la resistencia permanente a la tributación. El debate sobre el papel del Estado en el comercio exterior, en el sistema financiero, la discusión sobre cómo gobernar las cadenas de producción y el sistema de precios. El tema del replanteo fiscal, eliminando exenciones y subsidios y avanzando en una estrategia de fuerte y radical reforma tributaria con orientación progresiva, son parte de la agenda de políticas que deben rodear cualquier intento de redistribución de la riqueza».
Pasando en limpio, el presidente de UP dijo que «en este contexto, nuestra propuesta implica entender que para intervenir sobre el mundo laboral hay que hacerse cargo de la complejidad y la diversidad que el mundo laboral tiene hoy. No hay modo de garantizar una estrategia de redistribución del ingreso sin abordar de manera integral la diversidad de situaciones que caracterizan el mundo laboral de la Argentina de hoy. No hay modo de garantizar una estrategia de redistribución del ingreso sin atacar los niveles masivos de precariedad laboral. No se puede pensar la política de distribución del ingreso solamente sobre la base del salario».
Y continuó al señalar que «en este sentido proponemos reconstruir un piso civilizatorio sobre la base de crear un Ingreso Básico Universal para toda la población entre 18 y 65 años que se encuentra en situación de precariedad laboral. Este ingreso básico, junto con la Asignación Universal por Hijo y la creación de una acceso universal a la jubilación mínima, permitirían instituir un piso civilizatorio en nuestra sociedad. Nadie por debajo de la línea de indigencia».
«En segundo lugar – continuó Lozano- proponemos reconstruir un piso de ingresos en el mundo laboral, por lo cual proponemos reemplazar los planes Progresar y Potenciar Trabajo por un nuevo Salario Social de Empleo y Formación, que tiene dos características. Primero, tendría que tener el valor equivalente al salario mínimo vital y móvil, y en segundo lugar se inscribiría en un programa de acceso universal al empleo que en nuestras estimaciones incorporaría a cuatro millones de personas al trabajo».
«En ese contexto -desarrolló Lozano- planteamos la creación de un Área de Economía Pública y Social donde coexistirían el Estado, las experiencias cooperativas, la economía popular y sus organizaciones, la pequeña y mediana empresa, área que tendría por objeto impulsar las inversiones sociales necesarias. Inversiones que tengan que ver con reconstruir las instituciones del bienestar, a saber, reconstruir infraestructura sanitaria, educativa, el desarrollo de planes de vivienda y sobre todo poner en marcha estrategias de soberanía alimentaria y de redespliegue de la población en el territorio».
Al respecto, el precandidato a presidente puntualizó que «desde nuestro punto de vista, garantizar un piso de acceso a los ingresos y a los derechos para el conjunto de los hogares que establezca que ningún hogar esté por debajo de indigencia y en simultáneo promover un proceso de repoblamiento del territorio argentino, terminando con los conurbanos invivibles que se han conformado a la vera de las principales ciudades de la Argentina, garantizando la construcción de Ciudades Sustentables con un cinturón verde asociado a las prácticas de soberanía alimentaria y con energías limpias. Son dos prioridades que en nuestra propuesta se transforman en norte para un nuevo proyecto colectivo y de organización de nuestra sociedad».
«En cuarto lugar -siguió desarrollando- incorporamos en nuestra propuesta la necesidad de discutir los cambios en la jornada laboral. Pero en primer lugar reduciendo la sobre jornada que involucra hoy al 30% de la población laboral que trabaja más de 45 horas semanales y garantizando, a través del cumplimiento de las 8 horas de trabajo, que se creen 700.000 puestos de trabajo».
«Planteamos también la necesidad de socializar la renta, la ventaja, el excedente y la ganancia asociada al cambio tecnológico. Desde nuestro punto de vista, la tecnología por un lado reduce la necesidad de fuerza laboral por unidad de producto pero al mismo tiempo crea nuevas necesidades en términos de formación, jerarquizando y diversificando las necesidades de calificación de la fuerza laboral. Proponemos crear un Seguro de Empleo y Formación que permita combinar la reducción del tiempo de trabajo con el aumento de los tiempos de formación de los trabajadores. De este modo, garantizaríamos la apropiación de parte de la productividad para que el empleo no caiga y para que al mismo tiempo se eleve la calificación laboral».
Finalmente, el presidente de UP remarcó que «todo este proceso tiene que estar acompañado también por un shock de democratización en la vida sindical» porque «es absolutamente imprescindible garantizar la libertad y la democracia sindical, para que los trabajadores vuelvan a ser dueños de sus organizaciones y puedan compartir y sostener una estrategia de esta naturaleza. Argentina puede salir de ese horizonte del ajuste permanente que parece preanunciar el conjunto de las fuerzas políticas mayoritarias. Hay que renovar la política, hay que modificar la manera de gobernar, hay que pensar nuevos instrumentos de política pública para hacer posible un futuro distinto para el conjunto de los argentinos. Este libro, entendemos, es un humilde aporte al debate que necesita la Argentina».