Palabras durante el homenaje a Horacio Luis Rapaport Y Angel Georgiadis presos en la Unidad 9 y luego asesinados en el ex Regimiento 7, de La Plata
Compartí con ellos el encierro, pero al mismo tiempo esa enorme libertad de mentes y de conciencias que nos supieron transmitir, y que hoy nos permite como pueblo estar recuperando la memoria de sus luchas. Estamos aquí, en lo que fue la sede del Regimiento 7, el lugar donde fueron torturados y fusilados, tras ser retirados de la prisión, en un acto que quisieron esconder detrás de la apariencia de sendos suicidios, cuando en realidad todos sabemos que le aplicaron la ley de fugas de la dictadura, que era la manera en que llamaron a los asesinatos de quienes estaban legalmente detenidos.
Conocí a ambos y compartí con ellos la resistencia en las cáraceles. En el caso de Horacio, hasta fuimos detenidos el mismo 6 de agosto de 1975 y aparecimos juntos en la noticia del diario El Día de aquella época. El era un oficial montonero, dirigente estudiantil y obrero que fue detenido junto a quien hoy es intendente de Quilmes, el Barba Gutiérrez. En la misma noticia aparecieron ellos dos como detenidos en aquella ciudad, y Alcoba y yo también apresados pero un operativo en la ciudad de La Plata.
Con Horacio y con Angel resistimos en el lugar donde se concentró la mayor cantidad de presos de la dictadura. Cuatro de cada diez de los 10 mil presos blanqueados en a la época, pasaron en algún momento por la Unidad 9 de La Plata. Con ellos resistimos y hoy, a pesar de su muerte, somos parte de este pueblo que a pesar de haber sido derrotados militar y políticamente, y de haber sufrido aquel genocidio solamente superado por el cometido a los pueblos originarios por el general Rocca, se pudo poner de pie y hoy está juzgando y condenando a los culpables de aquella barbarie.
Y en este mismo lugar, en la puerta del Regimiento 7 donde entraban y salían los presos y quienes luego serían desaparecidos, y donde los familiares de cada uno venían en procesión a reclamar algún tipo de respuestas, hoy estamos colocando los nombres de Horacio y de Angel. Porque lo que rememoramos no es su condición de victimas, sino su alegría para vivir y luchar, y su capacidad para soñar y de llevar a la acción la posibilidad de construir una sociedad diferente.
Y en esta democracia renga que hoy todavía tenemos, en la que hay otras derrotas que como pueblo nos amargan como el hambre y la pobreza, hay victorias como estas que nos enorgullecen que estar condenando a los genocidas, militares o civiles que se beneficiaron con las transformaciones negativas políticas, culturales y económicas, a favor de una minoría privilegiada que integraban, la reivindicación de la vida de quienes dieron lo mejor de si, para construir una sociedad diferente
Siento un profundo agradecimiento por el privilegio de participar activamente en este homenaje. Horacio y Angel fueron mis compañeros. Y la misma alegría de vida, el mismo coraje, la misma vocación revolucionaria que ellos tuvieron, es la que nos sigue alentando a muchos para mantener el alto el objetivo de profundizar la democracia y construir una sociedad para todos.
Estoy convencido de que algún día lo vamos a lograr y ahí le estaremos haciendo el homenaje que se merecen.