Unidad Popular de la Provincia de Buenos Aires expresa su profundo dolor por la muerte de la Madre de Plaza de Mayo, Adelina Alaye, compañera de todas las horas, y de cada lucha.
Adelina venía resistiendo, como hizo durante toda su vida, a una anemia crónica que la obligaba a someterse a permanentes transfusiones de sangre, pero que ni por un minuto la alejaba de cada batalla que se diera en cualquier parte, en especial en su ciudad de La Plata.
Esta tarde el cuerpo de Adelina dijo basta, después de resistir a una anemia crónica que le requería transfusiones de sangre, pero que no la alejaban de la lucha inclaudicable que comenzó en mayo de 1977 cuando su hijo Carlos Esteban fue secuestrado en Berisso por la última dictadura cívico eclesiástico militar.
Desde mayo del 77, cuando fue desaparecido su hijo, Carlos Esteban, fue una de las primeras integrantes de Madres de Plaza de Mayo y fundadora de la organización en la ciudad de La Plata, y se convirtió en una de las principales referentes de los DD.HH. de la Argentina logrando múltiples reconocimientos en el orden local, nacional e internacional.
Docente de profesión, participó de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y construyó un archivo personal sobre la dictadura, declarado Memoria del Mundo por la UNESCO, y que consta de una investigación sobre el rol de los médicos de la morgue en el Cementerio de La Plata, que firmaban certificados de defunción a miles de NN.
En el garaje de su casa juntó cajas y cajas con miles de documentos y fotografías, cartas, expedientes judiciales y recortes periodísticos que fue clasificando y luego lo donó al Archivo Histórico de la provincia de Buenos Aires Ricardo Levene, en La Plata. Adelina lo denunció en la justicia cada vez que tuvo la oportunidad y en su libro “La marca de la infamia”.
Sus restos son velados en el Rectorado de la Universidad Nacional de La Plata (calle 7 entre 47 y 48) desde las 18 horas, y convocamos a cada militante a acompañarla en su partida, como ella hizo en cada una de las causas que nos encontró en el camino.