La viuda del ex-diputado nacional Leonardo Bettanin, Maria Inés Luchetti, en ocasión del homenaje el 20 de marzo que los diputados rindieron a sus pares víctimas del terrorismo de Estado, escribió al presidente de la Cámara baja la siguiente carta donde afirma repudiar el homenaje «en todos sus términos por la hipocresía que contiene embanderarse con la sangre de nuestros muertos para encubrir sus negociados y sus traiciones».
Al presidente de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, Diputado Julián A. Domínguez:
Ante la posibilidad de la realización de una sesión especial el día 20 de marzo del corriente para homenajear a los diputados víctimas del terrorismo de Estado, quiero dejar sentada mi posición al respecto, como viuda y compañera del ex-diputado nacional Leonardo Bettanin.
La primera cuestión es que mi marido no fue una víctima. Fue un militante y combatiente peronista y Montonero que resistió hasta la muerte, en un combate desparejo, la agresión de las fuerzas policiales de Rosario al mando del Comandante Feced.
La noche antes del allanamiento a mi casa, Leonardo, conociendo la situación peligrosa en la que nos encontrábamos, me dijo: «Pase lo que pase, yo no voy a dejar que estos hijos de puta me pongan una mano encima». Y fue consecuente con sus palabras, como fue consecuente con toda su historia como militante político. Dio su vida porque prefirió morir de dolor y no de vergüenza.
He recurrido al texto de la renuncia de Leonardo y del compañero Zavala Rodríguez a la Cámara de Diputados para buscar en ella la razón de mi desasosiego ante el hecho de que sea la actual Cámara la que le rinda homenaje.
Y en ese texto la encontré. Cambiando fechas, contextos y nombres por donde la historia ha dejado su huella, el comportamiento de la Cámara que usted preside, salvo honrosas excepciones, es el mismo de entonces. ¿Qué otra cosa es sino la promulgación de la Ley Antiterrorista promovida por el ex-presidente Bush y pergeñada para criminalizar las protestas ante el modelo económico que su gobierno implementa?
¿Cómo calificar el ninguneo a los reclamos populares «por debilidad o por querer permanecer en un puesto que les reporta beneficios personales»?.
¿Cómo justifican el no atender al clamor de los familiares de la tragedia de Once, de Cromagnon, de los Qom, de las víctimas de la trata, del narcotráfico, de las bandas armadas que asolan nuestro territorio, asesinando campesinos del MOCASE en Santiago del Estero?
¿Cómo justificar el abandono de la salud y la educación públicas, el envenenamiento con cianuro que provocan las minas a cielo abierto, las explotaciones del shale oil en contubernio con las empresas multinacionales que provocaran daños irreversible en el medio ambiente?
¿Porqué el Poder Legislativo avala el saqueo de nuestros recursos estratégicos y permite que este gobierno los haya convertido en una gran sociedad anónima y así se hayan llevado el Estado a su casa?
¿Desde dónde pueden ustedes explicar el sostenimiento de un Presupuesto Nacional que año a año profundiza la brecha social y atenta contra la más justa distribución de la riqueza?
¿Visitan ustedes las cárceles argentinas llenas de pobres que son violados, torturados y mantenidos como rehenes de un modelo económico perverso? ¿Hablan con sus familiares?
¿No ha sido acaso el incidente de la Fragata Libertad un ejemplo grotesco y trágico del doble discurso de la soberanía y de los derechos humanos que acompañan la entrega de nuestro patrimonio, el saqueo y la corrupción encumbrada en lo más alto de su gobierno?
Podría seguir con esta enumeración de complicidades con las corporaciones, ocultamientos, prebendas, traiciones, impunidad y malversación del mandato popular.
El mejor homenaje a Leonardo y a los compañeros caídos en la lucha por la Liberación Nacional debería ser que los militantes políticos y los funcionarios públicos no sigan confundiendo la ambición personal con el interés general, que elogiaran el buen sentimiento y defendieran la alegría de las construcciones colectivas que sirvieran para la efectiva vigencia de la Justicia Social, la Soberanía Política y la Independencia Económica.
Es por todo lo dicho que no me siento convocada por ustedes a este homenaje. Y en nombre de la memoria de Leonardo lo repudio en todos sus términos por la hipocresía que contiene embanderarse con la sangre de nuestros muertos para encubrir sus negociados y sus traiciones. La patria se los demandará.
Uno de los párrafos finales de la renuncia de mi marido y del compañero Zavala Rodríguez explica por qué el texto nunca fue insertado en el diario de sesiones de la Cámara, tal como lo pidió el ex-diputado Ferdinando Pedrini, en la sesión en la que fue presentada el 12 de septiembre de 1974: «Nosotros elegimos luchar fuera de este recinto contra la conspiración imperialista, porque nadie habla de los desocupados y de los pibes que se mueren de hambre en el interior del país o en las villas miseria que siguen existiendo. Y nosotros nos preguntamos si eso es o no, violencia opresora y explotación”.
Lo saluda,
Maria Inés Luchetti
D.N.I. 6735413
Con copia a los jefes de bloque de la H.C.D.