En un proyecto de Resolución, la diputada Iturraspe de Unidad Popular expresó su «más profundo pesar» por la muerte de la reconocida luchadora social, que se produjo el 23 de junio pasado.
La diputada nacional Graciela Iturraspe (UP), presentó este viernes un Proyecto de Resolución en el cual expresa «su más profundo pesar por el fallecimiento de la Madre de Plaza de Mayo, Laura Bonaparte, reconocida psicoanalista que perdió a familiares en la última dictadura cívico- militar, entre ellos a tres hijos, dos yernos y a su marido».
La legisladora del Instrumento Electoral por la Unidad Popular, y candidata a senadora provincial por el Frente PODEMOS, destaca la incansable lucha de esta Madre de Plaza de Mayo, quien «falleció el 23 de junio del corriente tras una larga enfermedad y después de haber dado una tenaz batalla en la defensa de los derechos humanos y el reclamo de justicia para que los genocidas de la dictadura militar fueran juzgados y encarcelados».
«Amnesty International y Madres de Plaza de Mayo, donde a partir de 1986 se identificó con la Línea Fundadora. Fue una de las madres que comenzaron la campaña internacional para que se declarara delito de lesa humanidad a la desaparición forzada de personas», enumera Iturraspe, entre los fundamentos de su Proyecto.
Acompañaron la iniciativa con su firma los diputados nacionales Claudio Lozano (Unidad Popular), Gerardo Milman y Virginia Linares (GEN) y Elida Rasino y Omar Barchetta (Partido Socialista).
Despedida
Por su parte, la abogada feminista y secretaria de la Mujer del Instrumento Electoral por la Unidad Popular, Nina Brugo, hizo llegar el siguiente texto de despedida a Laura Bonaparte que a continuación reproducimos.
«He sentido y siento por Laura respeto, admiración y afecto.
Respeto: La conocí entre los años 1986 o 1987. La miraba con respeto cuando la veía poner en su pecho (que se lo cubría completamente), con gran entereza los botones y fotos de hijas/o, yernos y el padre de sus vástagos, sus seres queridos asesinados y/o desaparecidos por los genocidas de la última dictadura militar. Respeto despertaba, al no amilanarse ni dejarse abatir por tanta infamia sufrida.
Admiración: Por su empuje, valentía, fuertes convicciones (le gustaran o no a otras personas su firmeza revolucionaria, ser feminista con sus transgresiones), su constancia militante, su no callarse con firmeza cuando consideraba que se claudicaba. Fue militante del peronismo de base, antes del terrorismo de Estado. Luego de su exilio -donde también se destacó militantemente en la solidaridad con los pueblos latinoamericanos- nos acompañó en el Frente de Mujeres del Frente Grande (un lugar que tuvimos las feministas), sin dejar de sostener sus aspiraciones de sembrar permanentemente para conseguir su utopía de un sociedad socialista. Admiré también, la indudable injerencia que tuvo en la formación a sus descendientes directos, con sueños revolucionarios, que claramente demuestran que no sólo transmitió ideas sino también ejemplos a seguir. Tal como su padre, que fue un dignísimo juez del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, manteniendo sus convicciones socialistas.
Afecto: Sabíamos reírnos, cuando le conté y recordábamos (las dos proveníamos de familias tradicionales de Entre Ríos, ambas nacimos en Paraná), que tenía los rasgos parecidos a mi madre y a sus cinco hermanas, pero sobre todo parecía hermana gemela -con 18 años menos- de mi tía soltera (Mercedes Marcó) no solo físicamente sino también en su carácter. La hilaridad provenía de que no llegamos a descubrir de dónde provenían muy probablemente genes comunes. Además, la afinidad compartida en nuestras causas feministas también despertó mi afecto.
Como dijo una compañera, no sé hoy donde estarás -tal vez regocijándote con aquellas/os tus seres queridos que te precedieron- pero sí es seguro que a quienes todavía continuamos aquí apostando a una real sociedad justa e igualitaria para todas/os, continuarás acompañándonos. ¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE, LAURA!»