A 20 años de la muerte del apasionado sindicalista y político, se realizó un homenaje organizado por el presidente dle Bloque de Buenos Aires para Todos en Unidad Popular, Fabio Basteiro. Allí, De Gennaro sostuvo: «quien sintió la militancia como lo más sublime, fue Germán Abdala». Mirá el video.
Hace 20 años, el alma de Germán Abdala abandonó su cuerpo, que entonces acusaba solo 35 kilos, en una cama del Hospital Italiano, junto a su mujer, Marcela; enfermo, desgastado por tanta la lucha y lleno de gloria.
Un homenaje a este apasionado luchador se realizó ayer por iniciativa del legislador y presidente del Bloque Buenos Aires para Todos, Fabio Basteiro. Claro que no estuvo solo: Víctor De Gennaro (hoy Diputado Nacional por Unidad Popular) y el actual Secretario General de ATE Capital, José Luis Matassa, lo acompañaron.
Seguro los consejos de Manzur Abdala, su padre, que nunca abandone el camino de la lectura y el conocimiento, le calaron hondo. Seguro, también, heredó sus ideales peronistas, y probablemente, su pasión xeneize.
Quizás Germán, el turco, nunca eligió ser referente. Quizás la representatividad lo eligió a él. Lo cierto es que, ante todo,Germán era humano; mostraba su felicidad, su tristeza, su indignación y su enojo con transparencia y eso inspira a los demás. Ese mismo ser político lo llevó a su primer lugar como delegado sindical en ATE de los talleres de minería de suSanta Teresita natal, donde trabajó pintando autos. Lo eligieron sus compañeros por ser el mejor de todos y él se encargó de honrar sus votos.
Víctor De Gennaro: “Siempre hubo un momento en la lucha en que fuimos la punta de un iceberg”. “Quien entendió que lo más importante es lo que está abajo del agua, lo que no se ve, lo que da dirección y fortaleza; quien sintió la militancia como lo más sublime, fue Germán Abdala”. “Germán es eso: un militante”.
En la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), conoció al ‘tano’, Víctor De Gennaro y a Claudio Lozano. Se reconocieron como iguales, como pares dentro de la misma lucha; se tomaron las manos y jamás se soltaron. Juntos pusieron a la vanguardia la lucha gremial por los derechos de quienes salen de casa antes del amanecer, ponen su cuerpo y hacen funcionar la patria. Así, en los años en que los sindicatos estaban bajo la órbita de gobiernos de factos, impusieron resistencia. ANUSATE es evidencia y documento de aquellos días y de aquella batalla.
Su codo a codo con los derechos humanos, con la justicia social y con la equidad; su entrega al otro y su compromiso con las ideas y los principios, no fueron suficientes para complacer al destino. En 1980, se da a conocer una desesperante noticia, quizás más desgarrante para sus ocho hijos que para él, que jamás se detendría. Diagnostican a Germán cáncer en la columna vertebral.
Su trayectoria en gestión pública comenzó nueve años después, como Diputado Nacional por el Partido Justicialista. De aquellos tiempos es mejor hablar con cautela, pues fueron períodos de oscuridad y es mal augurio nombrar a ciertas personas. Abdala pudo ver el desastre que el neolibralismo traería a toda la década entrante. Era el lobo bajo un disfraz de cordero. Al siguiente año, formó junto a Chacho Alvarez el Grupo de los Ocho, bloque parlamentario que decidió alejarse del PJ por diferencias ideológicas, aunque morales. En ese parlamento, logró imponer su ley de convenciones colectivas de trabajo para los estatales, la ‘ley Abdala’.
Su mayor empresa, fue, tal vez, la participación en un proyecto sindical que marcó a fuego la historia nacional. En 1992, laCentral de Trabajadores de la Argentina, CTA, nacía para equiparar las fuerzas ante un epicentro gremial único y cada vez más viciado.
José Luis Matassa: “Germán tuvo la visión, al momento de forjar la CTA, de saber que se estaba creando una alternativa y ahí también se estaba plasmado el camino nuevo que teníamos que transitar para construir un país justo que nos incluya a todos”.
Hoy, German Abdala tendría 58 años y la misma fuerza que lo llevo a la primera reunión de CTA en silla de ruedas. Tendría la misma bandera, de justicia, liberación e igualdad. La misma capa y la misma espada que le enseñaron que los principios y las ideas se defienden con el cuerpo y con el alma. Nada detendría a este hombre que iba siempre hacia delante. Se lo llevó una maldita enfermedad, dolorosa y cruel. Una enfermedad que produce el propio organismo. Solo Abdala pudo detener a Abdala.
Fabio Basteiro: «En todo lo que pudimos compartir con él, nos ha enseñado que llevamos en nuestras mochilas, en nuestra memoria y en nuestras banderas, la posibilidad de ser expresión de muchos compañeros que hoy no están y de aquellos que no tienen voz. Por ellos tenemos que redoblar los esfuerzos».
Emocionado, el legislador recordó al ‘turco’: “Hay que ser guapos con los del poder y hay que ser muy humildes con los laburantes”.
De Gennaro: “Negro, tenés que prometerme algo: no permitas que me hagan velorio en el Congreso. Si Menem me manda una corona… ¡me muero!”.
Las cenizas de Germán Abdala fueron arrojadas al mar en las playas de Santa Teresita.
Fuente: Prensa Buenos Aires para Todos