La candidata a diputada nacional por el Frente Podemos aseguró que la precariedad laboral va en aumento y opinó que las políticas kirchneristas sólo sirvieron para “atemperar” la situación económica y social que dejaron los años noventa.
(Diario Democracia) La candidata diputada nacional por el Frente Podemos, Marta Maffei, visitó ayer nuestra ciudad, en el marco de la recorrida preelectoral por los distintos distritos de la Provincia.
Acompañada por el también candidato a diputado Carlos Alderete y los referentes locales del espacio, Jerónimo Torres y Pablo Aguiar (aspirantes a senador provincial y concejal, respectivamente), la ex Ctera ofreció una charla en la Unnoba titulada “Crisis, recuperación y crisis de la Argentina en el siglo XXI y nuevos desafíos”.
En diálogo con DEMOCRACIA, esbozó duras críticas al Gobierno nacional y aseguró sentirse “orgullosa” del frente al que pertenece.
-¿En qué consiste su recorrida?
-Nosotros organizamos el FAP y la decisión fue comenzar a construir una política alternativa en la República Argentina, sin caer en la vieja partidocracia, en las estructuras de los viejos partidos, que para nosotros son cómplices de la situación social que hoy viven los argentinos.
Puestos en este brete de entrar a las PASO, cuando no tenemos internas en ninguna localidad, decidimos enfrentar la situación y recorrer la Provincia.
Estamos muy contentos y orgullosos de los compañeros que tenemos, porque todos tienen gran trayectoria en los barrios, en las organizaciones sociales y le han peleado a la dictadura, al menemismo, a la entrega del país.
–¿Cuáles son las expectativas del Frente?
-Por supuesto, pasar las PASO y tener la posibilidad de recorrer mejor la Provincia antes de octubre, que son las verdaderas elecciones.
Y la otra expectativa grande es hacer de “Podemos” una unidad, construir un nosotros cada vez más firme y solidario y no quedar sujetos a la antojadiza decisión de un partido u otro que nos rompa los acuerdos.
Si somos partidos distintos es porque hicimos construcciones distintas, pero el desafío de nosotros para adelante es poder construir esa mejor unidad.
Nuestra unidad se dio porque se dio en la práctica: nosotros no teníamos construido un partido, pero peléabamos juntos, reclamábamos juntos en los municipios, en las fábricas recuperadas.
Lo que pasó en la Argentina en los noventa y principios del siglo fue una situación de enorme gravedad: gran pérdida de trabajo, una situación social escandalosa, la desprotección absoluta, el Estado corrido. Y nosotros salimos a la calle a encontrar una solución, a ayudar a compañeros a recuperar empresas. Y hoy estamos en la recuperación de otra empresa, la de los partidos políticos.
-Respecto de la situación que describe de los 90 y de principios de esta década ¿cuáles son las cosas que han mejorado y cuáles no?
-Creo que en estos diez años de crecimiento, que no se dieron sólo por una situación nacional, sino también por una coyuntura internacional, se dio una política de “atemperamiento” de la situación social, pero no de solución.
Hubo una pequeña recuperación de la industria, pero una industria absolutamente dependiente del insumo importado, un costo que crece, una inflación que crece, un consumo estimulado a fuerza de crédito interno…es decir, un manejo de atemperamiento que no tiene que ver con la creación de trabajo genuino.
Hubo un paquete de medidas que se tomaron para mitigar la situación, pero nada que ver al atemperamiento que proponíamos nosotros cuando marchábamos en las calles. Porque nosotros no estamos en contra de que a una persona que no tiene trabajo o que no tiene posibilidades de conseguirlo tenga un seguro de empleo y formación, pero como algo transitorio.
Encima hacen depender estos planes del puntero del barrio, deteriorando al ser humano, ejerciendo una política de tensión que a su vez replica en las formas que tienen el gobierno nacional y provincial de condicionar a los gobiernos locales. “Si me dan los votos para esta ley, tenés los fondos para hacer viviendas”.
Las pequeñas mejoras que se dan están, absolutamente condicionadas a una lealtad sin fisuras.
-El intendente de Junín habla mucho de esa discriminación por parte del Gobierno nacional, mientras que desde la oposición hablan de falta de gestión.
-Seguramente pasan las dos cosas, porque la gestión no es solamente administrar lo que te dan, sino ponerte al frente de tu pueblo para pelear por lo que te corresponde y por Justicia. Y esto le corresponde a Meoni y también al gobernador de la Provincia.
Claro, si uno va a confrontar solo, seguro que va a perder, pero si se organiza con su pueblo es diferente.
-Torres: Yo creo que Meoni es un eslabón más de un sistema político perverso. En parte lo que dice el intendente es verdad, porque Nación no le manda recursos, pero él tiene que pelear para que la coparticipación no sea por amistades.
-¿Con qué panorama se encuentra en los distritos del interior?
-En la Argentina hubo dos etapas: una en el gobierno del peronismo, donde comienza un proceso de expansión de la industria nacional y donde hubo un corrimiento de los trabajadores rurales hacia las zonas fabriles. La gente se iba a vivir a Buenos Aires porque tenía trabajo, escuela, hospital.
Ahora se produce una segunda oleada: ya no van a Buenos Aires atraídos por el otro polo de trabajo, sino expulsados porque los sistemas de siembra y la tecnologización del campo produce desempleo, que se agrega a los desempleados que quedan del proceso de desindustrialización. Así que ya no alcanza con el Conurbano, sino que se ubican en el conurbano de todas las ciudades. Todas las ciudades tienen sus barrios de barro, sin gas, sin cloacas, sin agua, con una salita que con suerte abre cuatro horas por día.
Hay una situación de precariedad que no ha sido ni prevista, ni atendida. Y que por su puesto no puede atenderse con los planes, que son totalmente insuficientes. Hay muchísimo empleo en negro, con un gran retroceso en materia laboral.
-Hoy en Junín y en muchas ciudades del interior, una de las problemáticas más graves es la inseguridad…
-Ustedes escuchan hablar mucho del concepto de inseguridad que los medios han instalado. No digo que no haya inseguridad en las calles, porque eso es así. Pero en la Argentina ningún delito causa más muertes que el trabajo. Por día, en la Argentina mueren 25 personas víctimas del trabajo inseguro, de las malas condiciones de trabajo, de los elementos contaminantes, de subirse a los andamios sin los arneses de protección. Y ni hablo de la cantidad de personas que quedan lesionadas, sin obra social, sin ART, sin nada.
El desvalimiento es terrible para miles de trabajadores de todo el país. Y lo que se ve por parte del Gobierno y de los partidos políticos es una connivencia.
Por otro lado, existe una gran inseguridad vial. El ministro de transporte mira para otro lado, las regulaciones no se extienden. Cuando uno sale de su casa, estadísticamente tiene más posibilidades de tener un accidente que de que te asalten.
-Y en relación a la inseguridad en las calles, ¿cuáles cree que son las causas y las posibles soluciones?
-Es un tema complejo. Uno no podría decir que el delito violento en las calles tiene una sola causa. Sin ninguna duda hay una condición material y simbólica que lo alimenta: el desempleo, la exclusión, la falta de preparación, la falta de controles. Pero no hay ningún país del mundo en el cual, por el solo hecho de la pobreza o la falta de educación se haya aumentado el delito. El delito se incrementa por las complicidades de la política y de las llamadas fuerzas de seguridad con el delito.
Es muy simplista salir a lo Blumberg a decir que hay que triplicar las penas. El delincuente está seguro de que no lo van a agarrar porque tiene tramas armadas con la Policía, entonces no le importan las penas. Habría que preguntarle a Jaime si está preocupado por las penas. ¿O no sabemos que en varias cárceles argentinas los presos salen a robar? Por eso, hablar de inseguridad es hablar de todo el paquete de complicidad que la alimenta.
Alderete
-Quiero agradecer a este medio, porque nos han hecho un cerco a este frente para no ser visible.
La política es para resolver los problemas de la gente, no para que resuelvan sus problemas personales los familiares de los políticos y que hagan grandes negocios con el Estado.
Cada uno de los que estamos en este frente, del cual estoy orgulloso de participar, estamos luchando para que la plataforma electoral tenga un contenido nacional, popular, que realmente resuelva los problemas de la gente.
A nosotros no se nos va la vida por una banca. Yo estaba en el quinto lugar de candidato a diputado nacional en la anterior elección y me bajé porque privilegié la unidad de mi organización, que es nacional.
La lucha sindical y económica no es suficiente. Entendimos que los trabajadores también tenemos que ingresar en la lucha política y en todos los terrenos, incluyendo el electoral. No puedo seguir renegando de los políticos. La gente ve en general que cuando los candidatos llegan a ocupar un puesto se olvidan de lo que prometieron, se olvidan de sus raíces y muchas veces se vuelven multimillonarios. Entonces para la gente la política es mala. Y la política es buena, cuando uno la protagoniza. Nosotros queremos ser protagonistas de la historia, no dejar que la hagan otros.
Esta fue una década ganada para algunos, no para los trabajadores. Hubo un crecimiento económico, pero no se resolvieron problemas estructurales, como la falta de cloacas, de agua potable. Eso es lo que nosotros queremos cambiar. Y plata hay, pero no se les cobra impuestos al sistema financiero que maneja monstruosidades de plata, a las petroleras, no hay renta al juego, a los grandes exportadores de soja. No hay una política de defensa de las industrias nacionales.
Si se le quitaran los subsidios a las grandes empresas, se podrían volver a poner en funcionamiento los talleres ferroviarios y generar empleo genuino.