La dirigente de UP Salta dijo en una entrevista que «a este Gobierno no le interesa la problemática de salud».
(El Tribuno) La única ambición que tenía la madre de María Lapasset era que ella y su hermano pudieran estudiar. Por eso, en 1950, huyeron de Europa en barco. La II Guerra Mundial recién terminaba y España estaba destruida. En la Argentina creyeron que encontrarían mejores oportunidades. Y puede que así haya sido. El padre traía consigo una máquina para hacer botones. Su madre llevaba la esperanza, sus dos hijos.
Se instalaron en Córdoba, donde María Lapasset se recibió de médica. Posteriormente se especializó en Cardiología Infantil en Estrasburgo, una ciudad francesa que limita con Alemania. Su último destino sería Salta. Llegó en 1986, luego de casarse con un salteño. Pero quien con los años se convertiría en una renombrada cardióloga de niños, desde joven, comenzó a también a militar también en política y actualmente es dirigente del partido Unidad Popular (UP). Trabajó 30 años en el Hospital de Niños y paralelamente fue secretaria gremial de la Central de Trabajadores Argentinos, en su en sede Salta.
Conoce de cerca las falencias del sistema de Salud en la provincia porque las vivió en carne propia y no se cansa de denunciarlo. Asegura que se necesita implementar una política sanitaria importante, como fue el Plan Carrillo. «La clave está en la prevenir, no en curar. Los hospitales están desbordados», repite la médica.
Lapasset tiene una mirada crítica del actual Gobierno. Considera que hoy Salta no cuenta con un plan de Salud y «es por eso que tiene tantas deficiencias». Asegura que el gobierno de Juan Manuel Urtubey es conservador y que «eso es lo que separa al Gobierno de la gente».
Como titular de la UP, dice que antes que un cargo prefiere que en Salta se erradique el hambre: «Estoy convencida de que eso es posible».
En la Universidad Nacional de Córdoba. ¿Qué fue lo que la terminó cautivando para que se convierta en una militante política?
Varias cosas. Yo empecé a militar en el 1º año de la facultad, cuando estalló el «Cordobazo», en 1969. Fue mi bautismo. Luchábamos para que se eliminen las trabas a los ingresos en la universidad. Considerábamos que estudiar era un derecho de los jóvenes, de manera que nadie podía cerciorarlo. El «Cordobazo» fue un hito porque marcó el inició de la intensificación de la lucha. Yo militaba en la Agrupación Universitaria Nacional. Además, no vivíamos en democracia y tener democracia era una lucha para nosotros, un anhelo que todos pedíamos. Recuerdo el nivel de debate que había en las universidades. Lástima que se perdió. Eso falta hoy, necesitamos recuperarlo. El comedor universitario era el centro donde los estudiantes discutíamos. En ese entonces no había información disponible. Los más informados se ocupaban de pasar las noticias al resto.
En esa época surgió la lucha armada…
Sí, pero yo no integré ningún movimiento armado. Nunca me pareció la forma de lograr algo. Tuve compañeros que desaparecieron. Fue una época muy dura y ojalá nunca se repita. Veíamos un Ford Falcon y temblábamos. Ya se hablaba de Montoneros y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
Sus padres no querían que se metiera en política. Igual lo hizo.
No querían saber nada porque ellos vivieron la guerra y quedaron muy golpeados y con miedo.
¿Cómo asocia la relación entre la medicina y la política?
Hay mucha relación. La Medicina es una vocación de servicio, la política también. Vi en la Medicina la posibilidad de ayudar al otro. Por eso la elegí.
En ese caso, las desilusiones que existen en ambos ámbitos deben ser similares.
Bueno, yo con la Medicina me di cuenta, una vez que ya había empezado a trabajar, que ayudás un poquito, pero no resolvés todos los problemas. Cuando me traían a un niño enfermo los curaba, pero al poco tiempo regresaba desnutrido o con otras deficiencias. Entonces uno se plantea y se pregunta porqué nadie protege a los más carentes de recursos.
Hace poco El Tribuno recorrió el hospital Señor del Milagro. El estado deplorable reflejaba al menos desatención por parte del Ejecutivo provincial. La sala de quimioterapia, por ejemplo, estaba sin agua ¿A qué se debe esta evidente falta de inversión?
Más que falta de inversión el problema está en que no hay voluntad política para mejorar la Salud. A este Gobierno no le interesa esa problemática. Es fácil darse cuenta. No es un invento mío. Necesitamos un plan de salud íntegro. Así como el plan Carrillo que tuvo mucho éxito durante la década del 80 en Salta. Fue un plan centrado en la Atención Primaria de la Salud. Los agentes sanitarios iban casa por casa controlando embarazos, alimentación, etc.
O sea todas las deficiencias que golpean hoy a la salud se debe a la falta de un programa ¿Así lo considera?
No lo dudo. Es imposible mejorar algo si no tenés un programa. Si uno no sabe hacia donde se va, todo se complica. Los médicos solo se dedican a atajar penales y no pueden trabajar para resolver lo profundo, la desnutrición, por ejemplo. No hay objetivos, tampoco metas. Nadie sabe para donde ir. Eso pasa hoy y es gravísimo porque hay muchísimos niños con falta de olla. Otro grave problema es que se designa mucha gente, pero dentro del área administrativa del Ministerio de Salud. Pero lo que faltan son médicos en todos los hospitales.
En Salta, la mayoría de los ministros de Salud fueron médicos. Tal vez todos asumieron con las mismas intenciones que usted lo haría: mejorar la salud. Pero después, no pueden avanzar. ¿Cuáles son las trabas que usted considera que tuvieron sus colegas al momento de presidir Salud?
Yo creo que es muy difícil alcanzar un avance si al Gobierno no le interesa la gente. No hay en Salta una preocupación para mejorar la calidad de vida de la población. Eso es palpable, entonces por más esfuerzo que ponga un ministro de Salud, se choca con trabas como la falta de voluntad política, que siempre viene desde más arriba.
Usted dice que la pobreza sí se puede erradicar. Es una frase que muchos políticos usan. Pero después…
En Salta la pobreza llega al 40%, por los datos que nosotros manejamos. Tengo la convicción de que tenemos todas las herramientas para hacerlo. Empecemos por construir canales o vías para que la gente pueda participar o no habrá posibilidades de mejorar la situación.
¿Qué elementos la identifican con el Partido Obrero?
Mmm…(piensa). Y hacemos algunas acciones en conjunto, pero no más que eso. Ideológicamente tenemos diferencias considerables. Un partido que quiera ser obrero y representar a los sectores del trabajo, debe ser abierto. Tienen que ser frentistas porque no son los dueños de la verdad.
¿Le aburre la discusión ideológica sobre “izquierda” o “derecha”?
Yo estoy con la gente, con el pueblo, con los desposeídos. No al revés. En el partido Unidad Popular no hablamos de izquierda y de derecha, es un debate anacrónico. Hay que superar esos pensamientos. Por eso me molesta cuando opinás distinto al Gobierno nacional y te dicen que sos de derecha.
¿Cómo define al gobierno de Juan Manuel Urtubey?
Me gustaría que Salta tuviera un gobierno popular. Este gobierno es conservador y está lejos del pueblo. Logró acentuar rasgos muy conservadores.
Uno no ve en Urtubey la imagen de un gobernador preocupado por su provincia. Es más que nada una propaganda. Sino, miremos como estamos”.
Fuente: Jeronimo Balut.
Lapasset: "No hay voluntad política para mejorar la Salud en Salta"
05/08/2014