En el presente material se demuestra que:
* El aumento del 22,7% del valor de las Asignaciones Familiares está por debajo del aumento de los precios (27%) que tuvo lugar desde el aumento anterior (en septiembre del 2010). Por ende, el aumento no alcanza a compensar la pérdida del poder de compra de la prestación.
* Los $180 originales de la Asignación Universal tienen un poder de compra actual de sólo $146. Con el aumento, el poder de compra se ubica en $176. Es decir aún por debajo de los $180 originales. Para fin de año, este poder de compra habrá disminuido a $169.
* El aumento en el tope salarial del régimen contributivo (a partir del cual el trabajador no puede cobrar la asignación) fue de solo el 8,33%. Por ende, si bien se logra incorporar a 138.608 hijos de trabajadores formales que había dejado de cobrar la asignación, sigue sin cobrar 525.878 niños cuyos padres son trabajadores registrados que superan los $5.200 de sueldo bruto.
* La afirmación de la Presidenta de que sólo el 5% de los menores está excluido del sistema de Asignaciones Familiares es el resultado de una ensalada metodológica donde se mezcla a los niños que perciben la asignación, con aquellos que están cubiertos por planes sociales provinciales, con los hijos de los monotributistas (que no reciben la asignación), con los hijos de los registrados formales que superan el tope de $5.200 y aquellos que perciben una pensión.