Nina Brugo dice a las mujeres: «Conmemoramos nuestro día en el marco de la construcción de una sociedad más igualitaria».
Por Nina Brugo*
En 1910, en Copenhague, Dinamarca, se instituyó el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en conmemoración a las trabajadoras que habían sido quemadas en una fábrica de New York en 1908. Luego, en 1977, la ONU lo declaró Día Internacional de la Mujer.
Si bien las trabajadoras insertas en el sistema capitalista son las que más discriminaciones hemos tenido y tenemos, también las mujeres de otros sectores sociales continúan padeciendo discriminaciones injustas.
En nuestro país conquistamos derechos cívicos con la Ley 11.357, en 1926, que se ampliaron para las casadas con la Ley 17.711, en 1968. Los derechos políticos los adquirimos con la Ley 13.010, de 1947. Pero recién con la reforma de la Constitución de 1994, se reconoció entre otros derechos y garantías, la validez de acciones positivas que fueron equiparando nuestra presencia institucional, como la Ley 24.012, sancionada en 1991, que nos aseguró un cupo en el Congreso de la Nación.
Sin embargo, la cultura patriarcal -entendiéndose como la consideración de la hegemonía del género masculino como «natural y normal»- todavía nos atraviesa como sociedad y nos confunde. Ejemplo de ello es pensar que las «cuestiones de género» son cuestiones de mujeres, de ese modo muchas veces se tapan las discriminaciones reales que vivimos. Sólo así se explican asignaturas pendientes, como es el cumplimiento de la Ley de Educación Sexual Integral 26.150 (2006), con perspectiva de género desde el jardín de infantes, que no se imparte aún en todo el país (una de las causas fundamentales de esos incumplimientos es la falta de laicidad del Estado).
Las fallas en la formación igualitaria traen aparejados los alarmantes índices de denuncias de violencia hacia las mujeres, con atroces y casi cotidianos feminicidios. Realidades que están bien explicitadas en la Ley 26.485 (2008), pero con una reglamentación (Decreto reglamentario 1011/2010) todavía insuficiente. Esto conlleva que esta ley continúe siendo un enunciado y no prevenga situaciones de violencia física; psicológica, sexual, económica y patrimonial, a la que se añade también la simbólica, tanto en el orden doméstico, como en el institucional, laboral; contra la libertad reproductiva, y hasta en el plano mediático: la ley prohíbe la publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres, o sus imágenes injurien, difamen o discriminen.
Asimismo, abundan los casos de no reconocimiento y negativa a realizar abortos no punibles -que prevé el Código Penal de 1921- y la legislación vigente persiste en penalizar e ilegalizar los abortos. Así, lejos de evitarlos, empuja a que se hagan en la clandestinidad, muchas veces con alto riesgo para la salud de las madres, que en ocasiones mueren.
A esas asignaturas pendientes, que buscamos cambiar, debemos agregar la trata de personas. La Ley 26.364 (2008) y su reforma ampliatoria -la Ley 26.842 (2012)- la penaliza y combate, pero su Decreto reglamentario 111/2015 es parcial e insuficiente. Esto sucede porque este gravísimo delito, que viola los derechos humanos fundamentales de las mujeres, tiene la complicidad de los poderosos: políticos, fuerza de seguridad y empresarios manejan millonadas de pesos gracias a este negocio aberrante.
No obstante la enumeración de las carencias existentes, actualmente en nuestros derechos humanos como mujeres tenemos la fuerza de ser un movimiento social, pujante, progresista, activo e inserto en otros movimientos sociales y/o políticos, con cuestionamientos también de las actuales estructuras e económicas, sociales y políticas.
Por todo lo expresado, conmemoramos nuestro día en el marco de la construcción de una sociedad más igualitaria, en todos los órdenes enumerados donde persisten las discriminaciones, conjuntamente con todo el género masculino que comparte nuestros objetivos estratégicos.
Un gran abrazo verde-violeta
*Secretaria de la Mujer, del Instrumento Electoral por la Unidad Popular