El economista y legislador de Buenos Aires para Todos Martín Hourest, cuestiona la política social y de vivienda del gobierno de la Ciudad. “Macri desprecia los sectores más vulnerables”. Acusa a la actual gestión de ser “puro packaging” .
La Ciudad de Buenos se encuentra sumergida en un déficit habitacional. Mientras las torres crecen en las calles porteñas y la burbuja inmobiliaria parece inflarse sin explotar, hay alrededor de 500 mil personas con problemas de vivienda, según números oficiales.
El jefe de gobierno, Mauricio Macri, intervino al Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) y le traspasó facultades a la Corporación del Sur para paliar este problema. También intentó convocar a un plebiscito para definir el futuro de la urbanización de las villas argumentando que la restricción presupuestaria le impedía encararla sin afectar a otras obras. “Mentira”, se exaspera el diputado de Igualdad Social, Martín Hourest. “El gobierno de la Ciudad hoy está recaudando más y gastando menos –sostiene- Tiene un superávit financiero de 953 millones de pesos”.
Desde su despacho en la Legislatura porteña, este economista que comenzó militando en el radicalismo, apoyó al ibarrismo y hoy comparte las filas políticas con el dirigente de la CTA, Claudio Lozano, afirma que la recaudación del gobierno de la Ciudad superó a la del año pasado. “Un 36 por ciento más en Ingresos Brutos; un 93,7 en ABL y alrededor del 41 por ciento en Patentes son las variaciones con respecto a mayo de 2007”, calcula velozmente. Y acusa: “Macri mantiene una estrategia de desprecio hacia la población más vulnerable de la Ciudad”.
¿Por qué lo dice?
Durante el primer trimestre de este año, el IVC ejecutó apenas el 3 por ciento de los recursos asignados, el Programa de Asistencia Alimentaria y Acción Comunitaria, no llegó al 4 por ciento de su presupuesto y el Programa de Emergencia Habitacional, sólo viabilizó el 0,2. Esto no es casual. Es una decisión política. Es una estrategia de desprecio. No formal, real.
Con esta subejecución presupuestaria, ¿cómo se entiende el endeudamiento de la Ciudad para cubrir gastos?
No se entiende. El gobierno de la Ciudad tiene el beneficio de una tasa de crecimiento de la economía durante los primeros cinco meses del año, pero también tuvo un nivel de gasto paupérrimo en el primer trimestre. Está claro que la gestión de Macri sólo ha hecho tres cosas: primero pidió mil millones del FOISO (Fondo de Infraestructura Social) para cerrar el ejercicio 2008, después solicitó la autorización de 150 millones de pesos del crédito de proveedores para infraestructura hospitalaria, y, paralelamente, demandó más de 400 millones para el financiamiento de pago a proveedores de aguas locales. Macri es un excelente packaging.
¿Por qué dice que Macri es un excelente packaging?
Durante la campaña presentaron que iban a ser eficaces en la gestión y a poner hormigón en todo lo que se mueva, o sea, un brutal plan de obra pública, diez kilómetros de subte por año, miles de viviendas, etc. La verdad es que no tiene nada de eso. Fue una fenomenal puesta en escena, y hoy no saben qué hacer con los recursos, sin diagnósticos precisos y sin datos de base propios.
La Dirección General de Estadística y Censo de la Ciudad es un organismo local, ¿sus datos no lo son?
El tratamiento de precios, de nivel de actividad, de pobreza, índice de precios al consumidor, entre otros que eran el reflejo local de la encuesta permanente de hogares, nunca los produjo la Ciudad, sino el INDEC en el marco de la encuesta permanente de hogares de Capital y el Conurbano. Y esa información de base, ya no es confiable. Acá no se trata sólo de índices de precios, hay que saber cuáles son los niveles de mortalidad infantil, los de rotación de matrimonios, las condiciones de vida, es una Ciudad que tiene pobreza puertas afuera y puertas adentro, la fractura no se da sólo entre villas y barrios carenciados, sino que también en un mismo edificio o complejo habitacional, conviven hoy situaciones socio-ocupacionales muy diversas.
El problema de la vivienda
¿Cuál es la situación habitacional de la Ciudad?
Aproximadamente falta medio millón de viviendas. En una Ciudad con 3 millones de personas, que 500 mil, posean problemas de vivienda, es una emergencia habitacional grave. Estamos hablando de más de 15 por ciento de la población.
¿Cuáles son las causas de este déficit de viviendas?
Este problema tiene cuatro cuestiones centrales. Una de ellas es la población de villa, otra, la que vive en hoteles, también están quienes se encuentran en casas tomadas o usurpadas y la cuarta es la población que, sin vivir en esas condiciones, quiere salir de la vivienda donde está, busca mejorar su situación y no puede por los elevados precios. Estos cuatro universos son complejos. Frente a esta realidad, el gobierno de Macri no ha tenido ningún tipo de respuesta. Los complejos habitacionales que están en el marco de la Ciudad de Buenos Aires están haciendo el jueguito de “tomála vos, dámela a mí”. Primero, el tema lo trabaja el IVC, pero después se lo pasan a Corporación del Sur junto a varios de sus empleados. Vale aclarar que es una Corporación que no tiene las facultades para tratar esta problemática. Ahora, cuando uno pregunta allá qué tienen sobre los complejos habitacionales, responden que no tienen nada, que está en manos del IVC y afirman que sólo tienen el personal del Instituto de Vivienda, pero nada más. Ni facultades, ni presupuesto.
Pero ese personal es el que Macri puso en cuestionamiento y una de las razones por las que intervino el IVC, ¿cómo se entiende?
No le importa. Macri se ha sentado en una coalición política y social, donde los sectores más postergados vienen sosteniendo su propuesta política. Es en ese contexto que generó un desprecio fenomenal. La política de Macri en la zona sur, en los complejos habitacionales y de vivienda es cero. Es una indeterminación normativa. Es una estrategia del desprecio. Y no es formal, sino real. El problema es el desprecio y la mercantilización de la pobreza. Utilizar a los pobres como mercancía tiene muy vieja data en la Ciudad de Buenos Aires. Es producto de un proceso de clientelismo político. Es un círculo vicioso que hace que, las poblaciones que ya tienen dificultades para realizar su proyecto de vida, no puedan resolverlo por estos factores de poder que reconfiguran esas zonas a gusto y piacere. Y en ese contexto ha habido niveles de pasividad pasmosos del sistema político para atacar los problemas de la zona sur.
El gobierno porteño no sólo traspasó trabajadores del IVC a la Corporación del Sur, sino también facultades, ¿se puede afirmar que la segunda reemplaza a la primera?
No, no. La Corporación es una organización del ámbito público creado por la Constitución para equilibrar las zonas de la Ciudad. Es un ente con sistemas de control absolutamente relajados que depende solamente del jefe de Gobierno. La han utilizado para hacer negocios inmobiliarios, para rediseñar zonas de Buenos Aires, para hacer propaganda berreta como cuando juega la Copa Davis y, en el medio, se les cruza un escándalo como el de la quema en Villa Cartón. Es una caja de Pandora. Esta Corporación tiene casi un tercio de la Ciudad bajo su mando y posee el 85 por ciento de los pobres e indigentes. Como no tiene mecanismo de control directo, los ministros o el jefe de Gobierno toman medidas, pero no hay una revisión parlamentaria, nadie sabe qué está pasando allí. Los programas internos de rotación son indiscernibles. Y ahora, cada vez se le da más facultades, tiene más terrenos, el fondo fiduciario y un nuevo régimen de contrataciones. Es como si fuese un Estado dentro del Estado.
Pero este ente fue creado por la Constitución en 1998. Por lo tanto el mecanismo de control no es un problema sólo de esta gestión.
Lo que se ve claramente es un brutal proceso de deterioro, no sólo del casco urbano, sino de las condiciones materiales y de vida de la gente. Y ahí empiezan a aparecer los problemas. El gas del complejo Piedra Buena, los balcones del barrio Soldati, los problemas de Lugano I y II, los problemas de villas y del nuevo otorgamiento de viviendas en la zona de Fernando de la Cruz y Escalada, la parálisis del Hospital de Lugano. La población de Villa Cartón hoy está en la misma situación que los refugiados de países que han estado en guerra civil como son los del centro de Africa o de Europa. Están en condiciones más que precarias y de aislamiento. Estamos hablando de refugiados en el marco de la Ciudad de Buenos Aires. Todo eso es Corporación del Sur. A la que la gestión macrista le da cada vez más poder.
La urbanización de villas
La urbanización de las villas está establecida por la misma Constitución de la Ciudad en cuya redacción usted participó como convencional, ¿De qué se trata esta política?
Se plantean dos cosas. Por un lado, hábitat, y por otro, vivienda e infraestructura. Lo primero que dice, es que las villas deben ser radicadas. No erradicadas. Y lo segundo, es que se debe llevar a cabo en condiciones igualitarias con el conjunto de la Ciudad. O sea, producción de infraestructura, planeamiento y radicación en un hábitat razonable.
Esto se planteó porque la lógica de la Dictadura era agarrar la topadora y poner a toda la gente del otro lado de la Avenida General Paz para mandarlos a su pueblo de origen. En la Constitución porteña es precisamente lo contrario. Reconociendo la diversidad de hábitat y de cultura que hay en la Ciudad, pero sin someterlos al látigo de necesidad, dotarlas de condiciones para que pudieran realizar un plan de vida.
¿Cómo se lleva a cabo esta política en una Ciudad que tiene cada vez más demanda habitacional al mismo tiempo que la oferta es limitada y, como consecuencia de esta relación los valores de los inmuebles y terrenos son excesivos?
En términos de oferta, hay algunas cuestiones que se debieron pensar en la Ciudad. Una es la urbanización de villas, la otra es la creación de complejos y la tercera es que se liberen los inmuebles ociosos. De lo primero, se ha hecho poco y nada, lo segundo está en cero y, lo tercero, que es un poderosísimo elemento de equidad social ya que significa aplicar impuestos diferenciales a los inmuebles ociosos, tampoco se ha hecho nada.
¿Cuáles son esos inmuebles ociosos?
En la Ciudad hay gran cantidad de departamentos desocupados. También hay zonas de especulación inmobiliaria como la Avenida Montes de Oca, donde hay edificios cerrados hace más de diez años que están esperando que el proceso emerja, que se genere un ambiente de plusvalía urbana y que los viejos edificios como el de Terrabusi, las empresas alimentarias y los galpones, adquieran valor y se conviertan en cocheras, piletas, jardines o edificios para altos ingresos. Se apunta a que los ricos que tiene capacidad, puedan rotar su lugar de vida o invertir en ladrillos. Mientras tanto, se desplaza de la zona, a la población.
¿Es factible tomar estas medidas ante una crisis habitacional como la que se vive?
Sí, se puede. Es complejo que hacer una tarea multidisciplinaria y está claro que el capital ha metido la cola y todo el mundo trata de hacer negocios de la peor manera.
¿De qué manera?
No hay una política estratégica. Sólo hacen política cuando señalan que todos los días se construye un piso más en la Villa 31 de Retiro. Hasta que un día se caiga una de estas construcciones y entonces, van a decir, que ellos lo advirtieron y van a querer sacar la villa de ahí. Pareciera que están buscando una tragedia para fundamentar una política pública de erradicación y no de radicación. Porque claramente no van a poner un equipo multidisciplinario
Como legislador, ¿qué hace?
La Legislatura no debería aprobar ninguna rendición de cuentas al gobierno de Macri. Pero todo pasa porque hay acuerdos políticos en términos de sostenimiento, provisión de contratos en la Legislatura, todo corre. Objetivamente le seguimos dando a la desigualdad más recursos y más poder.
Ibarra y Telerman
¿Qué propone para cambiar esta desigualdad habitacional?
Plan fiscal de castigo sobre los inmuebles ociosos, garantías de crédito por parte del Banco de la Ciudad de Buenos Aires, de acceso a la vivienda o de alquiler de vivienda. Y, obviamente, desarrollar un programa de autoconstrucción de vivienda donde esto sea factible y de construcción de vivienda junto con un programa fuerte de urbanización de villas. Me parece que con esto, las condiciones iniciales para empezar a paliar la cuestión del déficit de vivienda pueden funcionar. Está claro que esto es una decisión política y hace falta que se establezca quiénes van a ser los actores relevantes de este proceso.
¿Por qué no se implementó este tipo de política antes?
Porque se durmieron, porque pensaron en otra cosa.
Bueno, pero este problema no es sólo del gobierno de Macri. Es una problemática que ya estuvo y que no se palió durante la gestión de Aníbal Ibarra ni la de Jorge Telerman
Yo no fui miembro de ninguno de los dos gobiernos.
Está bien, pero sí apoyó al de Ibarra…
No le interesó. Se jugó otro partido. Muchos supusieron que con títulos progresistas, la Ciudad cambiaba, y no fue así. Muchos creyeron que con políticas culturales e hipotéticamente progresistas, se alteraba y esto nunca sucedió. La Ciudad fue cambiando a golpe de mercado. Y se reconfiguró en condiciones de mayor desigualdad.
¿Con el primer ejemplo se refiere a Ibarra y con el segundo a Telerman?
Sí. Ibarra utilizó argumentativamente hasta el paroxismo todo lo que serían los títulos de las cuestiones constitucionales de la Ciudad: educación pública profunda para todos, presupuesto participativo, reforma de los sistemas de planeamiento urbano, planteo de una Ciudad productiva. Todos títulos, pero cuando uno escarba y rompe el primer barniz, no queda nada debajo del título.
Así tenemos herencia educativa de la hostia en la Ciudad con niveles de desigualdad pasmosos, que no vienen de hoy. Macri nos puede decir que no le importa la escuela pública y que a él lo que le preocupa es que las transferencias al sector privado lleguen. Lo que sí es cierto es que la decadencia de la educación pública tiene nombre y apellido y son las gestiones del 96 para acá.
Lo que está claro es que todo lo que se dijo, no se hizo y que todo eso fue vaciando de contenido las cosas y desgastando la credibilidad. Esos espacios ideológicos que recurren al progresismo, no pudieron desatar los grandes nudos que paralizaron a la Ciudad y que la reconfiguraron. No rompieron la realidad de la Ciudad rehén de la burocracia sindical de los municipales, ni de los grandes constructores de obra pública. Los contratos de basura siguen siendo los mismos con Ibarra y con Macri. El actual gobierno no llega como un rayo en un día sin nubes. Es consecuencia de un proceso de saturación social.