«Cada vez el capitalismo requiere de una mayor centralidad para conducir la descentralización productiva. Los que mandan en realidad en cada grupo empresario están fuera del territorio donde ocurre la producción (o el servicio) y del contexto social donde se desarrolla.
El «Fordismo» requería a las direcciones de los grupos económicos intervenir en lo social, en lo cultural y lo institucional del Estado-Nación por intermedio de «la política» y sus instituciones. Esto, que tuvo su mayor desarrollo en el siglo XX, ha cambiado sustancialmente. El mercado se ha extendido a productos impensados que eran valores de la civilidad y que el Estado administraba (no es casual que el Cóodigo modificado sea Civil y Comercial).
El capital utiliza al mercado como disciplinador, compra, vende o adecua el contexto utilizando políticas propias sin necesidad de las instituciones de los estados.
Los candidatos de los partidos políticos de la gobernabilidad, adecuan el discurso a esa necesidad y lo cambian tantas veces como se lo requieran.
El capital concentrado maneja el contexto social, no ya por intermedio de las instituciones sino por intermedio del mercado. La politca y los políticos gerencian ese mercado que disciplina «lo social».
Es esa la causa de la mercantilización que engloba a esta campaña electoral. Hasta el discurso de la denominada «izquierda» se mercantiliza como una minoría necesaria que sirve a la ingeniería trazada por las empresas concentradas como escape del mercado de las rebeldías.
Los medios de difusión son el escaparate del mercado y las noticias van respondiendo a esa lógica mercantil. Asi como hay una «lex mercatoria», hay una lógica mercatoria, una filosofía de los mercaderes, una cultura mercantil.
Todos los que no entramos en esa compra y venta somos marginales. De la misma forma que existe una marginalidad económica excluida, hay una cultura excluida, una lógica y una filosofía excluida.
Porque lo que en realidad está pasando es que la política ya no condiciona al mercado y el Estado no tiene el poder suficiente como para enfrentar el poder de los grupos concentrados.
Hoy está claro quienes están dentro y quienes están fuera. Por más buenas intenciones que tengan algunos partidos no puede haber transformación solo ganando la administración del Estado y que la «cuestión social» la maneje el mercado.
Por eso creo que la organización de los trabajadores es política, social y reivindicativa. Es ganar el Estado y organizar la sociedad. Esas fueron y siguen siendo las intenciones del Congreso de la CTA que resolvió la creación de un Movimiento Político, Social y Cultural de Liberación de los trabajadores y del pueblo.
Es por eso que lo electoral es solo un instrumento.
Y que lo que moviliza es el conflicto y la organización es electoral, es barrial y es sindical.
En esta gran asamblea electoral voto a quien advirtió esta realidad.
Voto a Víctor porque voto un proyecto.
Cuanto más votos obtengamos desde el Frente Popular, más posibilidad de continuar la lucha y la organización tendremos.
Es una escala importante y seguro que los votos obtenidos no van a ser producto del mercadeo».
*Abogado laboralista. Director del Departamento Jurídico de la CTA Autónoma