3-7-2009
Esta es la conclusión que se desprende de la designación del ex comisario de la Policía Federal Jorge “fino” Palacios como jefe de la nueva Policía Porteña, hombre clave y de profunda autoridad sobre la estructura de esa fuerza. Con esta decisión se ratifican los acuerdos de Mauricio Macri con la corporación de la Policía Federal que, en tanto se mantengan, representan el principal límite para una política seria de Seguridad en la Ciudad de Buenos Aires.
Palacios es de por sí un hombre que lleva demasiadas cuentas pendientes como para conducir una policía: está investigado por el juez Ariel Lijo por encubrimiento en la causa AMIA, estuvo procesado en las causas por los asesinatos cometidos por la Policía Federal el veinte de diciembre de 2001 en el centro de nuestra Ciudad de Buenos Aires (lo procesó Servini de Cubría por homicidio imprudente) y tuvo una actuación sospechosa en el manejo del secuestro de Axel Blumberg.
Su prontuario implica una completa inhabilidad ética y moral para conducir una fuerza policial eficaz y que respete los derechos humanos de toda la ciudadanía.
Pero además la designación de Palacios ratifica los lazos existentes entre la creación de la Policía Metropolitana y la falta de voluntad política para avanzar sobre las perimidas y corruptas estructuras de la Policía Federal.
La Federal ha logrado no sólo que no se avance sobre sus estructuras, traspasando la policía preventiva de calle a la jurisdicción de la Ciudad y creándose una nueva policía de investigaciones de carácter federal (como debió hacerse) sino que además tiene ahora, a través de viejos nombres de su estructura, “representantes” directos en la Policía Metropolitana.
También recientemente el Jefe de gobierno ha vetado la existencia de la Comisión de Seguimiento legislativo sobre la actuación policial y ha permitido el “pase” de militares en actividad a la nueva fuerza policial.
Sólo se podrá avanzar sobre los problemas de seguridad de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires elaborando una política de seguridad para toda el área metropolitana. Para ello es precisa una reestructuración integral de la Policía Federal, apuntalando la creación de una Policía de Investigaciones para delitos federales y otra policía de prevención que cumpla tareas de calle.
La creación de la Policía Metropolitana es una cortina de humo que no solucionará los problemas de seguridad en la ciudad, generará los inconvenientes propios de tener dos policías en un mismo territorio y, como surge de lo que estamos exponiendo, convalidará las estructuras corruptas de la federal.
Claudio Lozano
Diputado nacional
Buenos Aires para Todos en Proyecto Sur