“¿Por qué razón el “mini” Davos redundará en un mayor dinamismo de la inversión extranjera si los millonarios nacionales tienen cerca de 400.000 millones de dólares en el extranjero y el actual gobierno está plagado de funcionarios que ostentan cuentas offshore?
¿Por qué la inversión extranjera podría ser la clave para el desarrollo del país si el capital extranjero ya domina las principales actividades económicas de la Argentina?”
Claudio Lozano, dirigente de Unidad Popular, sostuvo que “la relevancia otorgada al “mini” Davos por parte del Gobierno Nacional, debe interpretarse en el marco de una concepción que entiende que la inversión extranjera debe ser la clave y el motor del desarrollo argentino.
No obstante, una visión más ajustada de la realidad, obliga a considerar dos cuestiones respecto a esta limitada visión gubernamental. En primer lugar, lo primero que deberán responder los funcionarios argentinos y los principales empresarios locales, es por qué razón cobrará dinamismo la inversión extranjera si los “millonarios nacionales” tienen cerca de 400.000 millones de dólares en el exterior. ¿Qué razón hay para que los inversores extranjeros vean al país como destino de sus decisiones, cuando buena parte de los funcionarios gubernamentales (incluido el Presidente) exhiben cuentas offshore demostrando que parte relevante del excedente que acumulan los principales actores económicos locales, tiene por destino sistemático y permanente, la fuga de capitales?. Sin ir más lejos, el período 2003-2015 en que la Argentina acumuló un saldo comercial en divisas favorable de U$S 165.000 millones, este fue acompañado por una fuga de capitales equivalente al 62% de dicha cifra (U$S 102.500 millones).
En segundo lugar, la visión oficial que habla de las “bondades” de la inversión extranjera pasa por alto un dato objetivo de nuestra realidad. El capital extranjero ya existe en la Argentina, domina los principales complejos productivos y comerciales del país, a punto tal que, sobre las 200 firmas más importantes, 114 son completamente extranjeras y una importante cantidad adicional son resultado de asociaciones con el capital extranjero. El tema es el comportamiento del capital extranjero en nuestro país. Cuando observamos esto con detenimiento, vemos que las filiales radicadas en nuestro país son, por lo general, unidades marginales dentro de las corporaciones que integran. A la vez, su comportamiento es, por lo menos problemático. Por un lado, tienden a buscar rentas extraordinarias explotando y depredando nuestros recursos naturales (el papel de la inversión extranjera en el marco del agronegocio, la minería y los hidrocarburos, resultan elocuentes en este sentido). Su participación en el sector Servicios, Comercio e Industria, no incorpora proveedores locales, ni progreso técnico, no dinamiza investigación, eleva exageradamente nuestras importaciones y remiten al exterior más del 70% de las utilidades que obtienen, resultando un verdadero problema para nuestra balanza de divisas. Por ende, una mirada seria sobre el capital extranjero, obliga a entenderlo como complemento de la inversión local y a definir nuevas reglas para que su funcionamiento sea compatible con el desarrollo del país.
Si se rompió la ficción de la lluvia de inversiones por la sola presencia de Macri en la Presidencia, el “mini” Davos invitando a Ceos y empresarios extranjeros a pasar unos días en la Argentina, tampoco aportará nada relevante si no discutimos en serio los problemas del desarrollo argentino.”
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