Adjuntamos del Informe Apuntes sobre la Pobreza I, elaborado por Claudio Lozano (Unidad Popular) y Tomás Raffo del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), en el que sostienen que “el dato de 32,2% de pobreza publicado por el Nuevo INDEC ha sido un verdadero cachetazo estadístico para el relato mentiroso que construyera la gestión anterior respecto a la difícil situación que atraviesan millones de argentinos.”
Para Lozano, “lejos de dar lugar a la autocrítica seria y responsable para colocar este tema en el centro del debate político, han iniciado una ofensiva que emana de algunas de sus usinas intelectuales (CESO), políticas (Kicillof) y mediáticas (Zaiat), con el objeto de cuestionar la magnitud de la pobreza relevada por el INDEC. Pretenden instituir la idea de que esta medición es fruto de un “Nuevo INDEC de Macri” a efectos de volver a negar la realidad tal cual lo hicieron hasta el final del Gobierno anterior”.
“El material que aquí presentamos demuestra el carácter disparatado, reaccionario, fundado en la ignorancia y la mentira que caracteriza a varios de los argumentos que estos sectores han planteado”.
1) Dicen que el INDEC usa una canasta muy exigente cuando, por ejemplo, lo que el organismo sostiene que una persona necesita 40$ por día para poder comer. Que exageración…
2) Dicen que el INDEC llevo a cabo un cambio metodológico con el objeto de sobreestimar la pobreza para que, a partir de este porcentaje, el gobierno de Macri pueda mostrar un descenso en los niveles registrados. En un acto de ignorancia supino pasan por alto que la suba o la baja (es decir la tendencia) depende de la evolución que registren el empleo y los ingresos pero no de la metodología, Si la metodología subestima o sobreestima tendrá el mismo efecto en todas las mediciones que con esa metodología se realicen.
3) Desconocen los trabajos realizados por el INDEC desde el 2003 y que indicaban la necesidad de producir actualizaciones y cambios metodológicos en la medición de la pobreza.
4) Le piden en la práctica al INDEC que mida la pobreza en el 2016 con el patrón de consumo de 1988, que solo contemplaba el consumo de la región del Gran Buenos Aires, de un estrato de la población ya empobrecido y le pide además que mantenga la relación entre consumo alimentario y bienes y servicios no alimentarios de hace tres décadas.
5) Establecen comparaciones internacionales donde ponen en relación la estructura de ingresos de los distintos países con la canasta de consumo argentina lo cual supone un verdadero dislate.
6) Sostienen que todo esto está hecho para destruir la Asignación Universal por Hijo cuando en la práctica hasta el momento el Macrismo ha seguido el camino inverso. Ha expandido en cerca de dos millones de pibes la cobertura sobre los menores de 18 años, y ha mantenido el régimen de movilidad de las asignaciones puesto en marcha por el Kirchnerismo”.
32,2% DE POBREZA.
UN CACHETAZO ESTADÍSTICO,AL RELATO KIRCHNERISTA
(LOS AVATARES DEL SIGNIFICANTE)
CLAUDIO LOZANO – TOMAS RAFFO
BASE ESTADISTICA
SAMANTHA HORWITZ-JAVIER RAMERI
24 de octubre del 2016
A modo de Introducción
Recientemente el Nuevo INDEC difundió las tasas de pobreza correspondientes al 2do trimestre del 2016. Hablamos de Nuevo INDEC ya que si bien sigue pendiente una reformulación institucional más profunda del organismo que produce las estadísticas públicas, cierto es que la gestión Macri ha permitido la incorporación en algunas áreas de los equipos que habían sido desplazados por la intervención Kirchnerista del organismo. También, es justo decirlo, aun subsisten en el INDEC y no han sido removidos por la nueva administración, los integrantes de la patota que se dedicó a apretar a los trabajadores de la institución y que hoy están bajo la cobertura gremial de UPCN, el sindicato oficialista de todo oficialismo. En lo que hace a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) los datos que se han dado a conocer son el resultado de la tarea encarada bajo la conducción de Cynthia Pok que en su momento fuera desplazada por negarse a validar índices de precios y manipulaciones de datos que buscaban adulterar las estadísticas públicas. El dato relevado fue contundente: la tasa actual de la pobreza es del 32,2%, por lo que 1 de cada 3 argentinos es pobre. Puesto en términos poblacionales, nuestro país cuenta con cerca de 14 millones de compatriotas viviendo en hogares pobres.
El crudo dato de la realidad presentado por el Área EPH del Nuevo INDEC, pone fin a un plazo de 3 años en que el organismo oficial responsable de la producción pública de las estadísticas había dejado de relevar este indicador, sin que lo reemplazara por algún sustituto. El silencio estadístico decretado en el 2013 fue el abrupto final que la gestión anterior (el Gobierno de Cristina Kirchner) decretó frente al proceso de absurdos continuos a los que se arribaba cada vez que el INDEC presentaba las tasas de pobreza e indigencia. En efecto en el 2013 se arribó a que la pobreza era de sólo del 4,7 % y la indigencia del 1,2%. Ello era consecuencia de una canasta absolutamente devaluada que se la caricaturizaba mostrando que el INDEC de aquel entonces aseguraba que se podía comer en nuestro país con apenas $6 por día. De haber persistido en la manipulación con las tendencias que se presentaban, prontamente la pobreza y la indigencia en la Argentina no solo llegarían a cero, sino que arribaríamos a tasas negativas. Un verdadero disparate estadístico que en lugar de resolverlo terminando con la intervención del INDEC, se pretendió subsanarlo discontinuando la publicación del dato.
Sin embargo, el disparate, no concluyó al decretarse sin razón el fin de las publicaciones estadísticas de pobreza e indigencia, sino que se desplazó a los funcionarios que quisieron otorgar racionalidad a lo que el INDEC realizaba con la manipulación de los datos. Así el ex Jefe de Gabinete (Aníbal Fernández), sin ponerse colorado, afirmó que “en Argentina hay menos pobres que en Alemania”, y del mismo modo, sin titubear, el ex Ministro de Economía Axel Kicillof afirmó la célebre frase “medir pobres es estigmatizante”. Como si esto fuese poco y ratificando la decisión política de sostener la mentira oficial, la propia ex Presidenta de la Nación sostuvo en el marco de un Foro internacional convocado por la FAO el desopilante porcentaje del 4,7% de pobres.
El significante insiste, es una de las primeras lecciones del psicoanálisis de orientación lacaniana. Veremos en este material como el disparate, tal es el significante en cuestión, concebido originariamente por la manipulación burda del INDEC en la gestión anterior, que se desplazó a los funcionarios de aquel entonces, hoy resiste y retorna en la presentación e interpretación de algunos importantes productores del sentido común de aquella época y que pese a la evidencia del desastre estadístico producido parecen añorar la experiencia anterior. Para ellos, que habían creído (y confundido) que en la Argentina reinaba un Estado de Bienestar cuando en la práctica lo que había ocurrido es que se habían absorbido los rasgos más dramáticos planteados por el colapso de la convertibilidad, el 32,2% de pobreza es un cachetazo estadístico que no pueden digerir. Prefieren cuestionar al nuevo INDEC equiparándolo con el anterior, bajo el lema tramposo de afirmar “hay más pobres, pero no tanto”. En esta triste actitud han caído algunas usinas intelectuales que respaldaron la gestión pasada y algunos periodistas de medios masivos de comunicación.
Un esfuerzo de metodología y un necesario reconocimiento
La difusión del recuperado Índice de Pobreza e Indigencia se realizó de la mano de una actualización metodológica, que pone fin a un atraso en la materia de casi 30 años. En efecto, hasta el momento de la interrupción de la publicación de este indicador, el método de captación se basaba en la Encuesta de Gastos de Hogares del año 1988. Se trata de un atraso metodológico, que el propio INDEC, en el marco de sus rutinas habituales, había revisado ya en el 2004 en base a la “nueva” encuesta, que en aquel momento se contaba, de gastos de hogares del año 1997. Sin embargo, y previo a la burda y manifiesta manipulación del conjunto del sistema estadístico a partir del año 2007; las autoridades del INDEC ya en el período 2004 – 2006, se negaban a actualizar la captación de la pobreza y la indigencia con los nuevos datos de la Encuesta de 1997, porque obviamente resistían una mejora en el indicador que demostrara niveles de pobreza e indigencia superiores a los que se revelaban en aquel momento. Sin embargo, y como un antecedente de lo que vendría después, la negativa de las autoridades del INDEC encontró su primera y eficaz resistencia en los propios trabajadores del organismo, que en una presentación académica[1] mostraron los resultados a los que se arribaría de actualizar el método de captación de la pobreza y la indigencia.
En este marco, nuestro Instituto, tomando como criterio esa actualización metodológica, reestimó las tasas de pobreza e indigencia ya para el año 2006[2] y a partir de ese momento, y cada vez que el INDEC, presentaba sus tasas de pobreza con la metodología del año 1988, nosotros agregábamos al análisis el efecto de actualizar la medición según los criterios que arrojaba la revisión del año 2004. Cabe aclarar que para el período 2003 – 2006 el recalculo que realizaba nuestro Instituto si bien partía de magnitudes distintas, respetaba la tendencia que mostraba la serie oficial. Fue a partir de la burda manipulación del sistema estadístico iniciada a principios del 2007 y continuada ininterrumpidamente hasta el 2015, donde ya no sólo la magnitud obviamente no coincidía, sino que la tendencia era notoriamente distinta. En efecto, mientras que la serie oficial del INDEC mostraba una continua reducción de la pobreza y la indigencia, año tras año, hasta arribar al 2013 a un 5% de pobreza y a un 1% de indigencia, nuestras tendencias mostraban un estancamiento de la pobreza y la indigencia, en valores cercanos al 30% de pobreza y al 8% en indigencia.
Salvo honrosas excepciones, casi todo el espectro político (empezando por el gobierno de aquel entonces), académicos (instituciones también afines al gobierno anterior) y mediáticos (periodistas por demás proclives a sesgar su mirada a favor de aquel gobierno), tildaban nuestras estimaciones de EXAGERADAS. “los números de Lozano!” fue una muletilla que se dejó oír un buen tiempo por esos ámbitos proclives al discurso dominante de la época. Un viejo refrán dice que “la venganza es un plato que se come frío”, y como se trata de ponerle un poco de picante al debate, queremos dedicar a aquellos que así nos catalogaban, el cuadro Nº 1, donde se presenta la estimación de pobreza realizada recientemente por el Área de la EPH del Nuevo INDEC y compararlo con las últimas estimaciones previas al proceso de recuperación del INDEC de un conjunto de centros académicos, que en el último tiempo han participado del “debate sobre la medición de la pobreza”.
Cuadro Nº 1: Tasas de Pobreza del INDEC (2do Trimestre 2016) versus la última estimación de un conjunto de Centros de Estudios previo al 2016.
Centros de Estudios | Tasa de Pobreza |
INDEC | 32,2 |
IPyPP (2t 2015) | 34,2 |
UCA (Dic 2015) | 29,0 |
ISEPCI (2t 2015)* | 26,7 |
Copes Gino Germani (Dic 2015)** | 22,0 |
Cepa-indep (Nov 2015)** | 19,8 |
CIFRA (2t 2015) | 19,7 |
Ceso (2014) | 16,0 |
Fuente: Elaboración propia en base a EPH INDEC y relevamiento de Centros de Estudios
* Resultados de pobreza e indigencia del conurbano
** Resultados de pobreza e indigencia del CABA y conurbano
UCA. 1) «Pobreza y desigualdad por ingresos en la Argentina urbana 2010-2015. Tiempos de balance»
ISEPCI. «Índice barrial de precios Conurbano»
Copes Gino Germani. «Pobreza en el GBA: de diciembre a mayo creció del 22% a 35,5%». Noticias UBA
Cepa-indep. «Medición de pobreza Informe Nº2. Nov-15- Jun-16. GBA y Región Pampeana»
CIFRA. «Principales resultados de pobreza e indigencia 2003-2015»
Ceso. «Pobreza e Indigencia en Argentina (2003-16)»
Como se observa del cuadro anterior, fue nuestro Instituto (modestia aparte) el que más se acercó a la tasa de pobreza que el Nuevo INDEC dio a conocer. Ello no es casualidad, sino que es fruto de la metodología que habíamos adoptado, que es prácticamente similar (veremos más adelante que tiene aún diferencias) a la que el Área de la EPH del Nuevo INDEC ha adoptado como nueva metodología. En segundo lugar se encuentra la Universidad Católica Argentina (UCA) con su Observatorio de la Deuda Social (que dicho sea de paso es el que más reconocimiento mediático suele tener – sabemos de la injusticia del mundo, che!). Párrafo aparte para los dos últimos, en este caso el CIFRA y el CESO, que son los dos centros de estudios más afines a la gestión anterior. Y especial mención al caso del CESO, que en el año 2014 publicó un material titulado “La discusión metodológica sobre la estimación de la pobreza”[3] donde denostaba las distintas estimaciones no oficiales, con un apartado hacia nuestra estimación, afirmando aquel material que “la metodología aplicada por el CESO es la más apropiada para medir la pobreza” y sin embargo, es el que más lejos está de la nueva estimación del INDEC (llegó la hora de actualizarse muchachos).
El disparate insiste; ( o de los desfiladeros del significante)
Lejos de una autocrítica que pudiera recuperar la credibilidad en las “interpretaciones manipuladas” de un conjunto de intelectuales defensores de la gestión anterior, ellos resisten los datos del Nuevo INDEC mostrando aquello que señaláramos del aporte lacaniano, respecto a las piruetas que el significante suele producir en los sujetos. En este caso particular, la producción sistemática de disparates estadísticos para no asumir una realidad, que el organismo público de producción de estadísticas acaba de realizar.
Pasemos una somera revista a estos disparates.
- “la canasta es muy exigente, está sobrevalorada”: La idea de que el área de la EPH ha elaborado una línea de pobreza e indigencia injustificablemente elevada no resiste el menor análisis. Si observamos el valor publicado en el informe de prensa, se verifica que, al mes de junio de 2016, el valor de la canasta básica de alimentos para una familia tipo compuesta por un matrimonio y dos hijos era de aproximadamente $5.000 mensuales. Puesto en otros términos surge entonces que, esta incomprensible postura, considera un verdadero derroche que el INDEC asegure que una persona puede alimentarse con $40 por día, es decir tan sólo $10 para el consumo de cada comida del día (seguro nos tildaran de exigentes por pretender merendar). La única conclusión posible es que entonces, los críticos de la actual canasta, son evidentemente muy poco exigentes o conocedores de comercios con precios de ventas excepcionales (sería bueno que nos informen donde se radican esos establecimientos).
- “la actualización metodológica que ha llevado a cabo el área de la EPH contiene un sesgo político para alcanzar un valor alto de las líneas de pobreza e indigencia”. Como hemos señalado, ya en los años 2003 y 2004, el INDEC encaró un proceso interno de trabajo destinado a realizar una revisión metodológica de medición de las líneas de pobreza e indigencia que básicamente consistía en dos procesos: por un lado, actualizar las canastas para que reflejaran patrones de consumo contemporáneos y por el otro, reformular el método indirecto para la medición de los bienes y servicios no alimentarios a partir de la implementación de un método de estimación directa capaz de contemplar las disparidades de consumo según tamaño y composición de los hogares[4]. Sin lugar a dudas un salto cualitativo en la calidad técnica de captación del fenómeno de la pobreza por ingresos, que fuera resistido por la conducción del INDEC desde el año 2005 hasta el 2015. La omisión de la implementación de este cambio metodológico durante más de una década, fue sin dudas la respuesta negativa más contundente a la propuesta realizada por los técnicos que formaron parte del proyecto, que ahora sale -en parte- a la luz, en el marco de las nuevas mediciones del organismo de estadísticas públicas.
En efecto, el Área EPH del Nuevo INDEC avanzó parcialmente con la propuesta de reformulación metodológica, ya que actualizó el patrón de consumo y la población de referencia de la canasta básica alimentaria (CBA) con la última Encuesta de Gastos de Hogar del 2004/5 al tiempo que actualizó el componentes no alimentario[5] para la medición de la canasta total (CBT). También incorporó canastas para las regiones geográficas acordes a sus propios patrones de consumo. En definitiva, retomó una serie de elementos incorporados en la revisión del 2003/4 aunque, al menos todavía, no avanzó en la medición directa de la CBT (ésta es la razón por la cual no coincide completamente con las estimaciones de nuestro Instituto, que sigue el criterio de coeficientes específicos por hogar para calcular la CBT, tal como lo proponía la actualización metodológica del 2004).
En concreto, cualquier postura que defienda la idea de sostener indefinidamente la metodología anterior de medición no hace otra cosa que solicitarle al INDEC que mida la pobreza al 2016 a partir de un patrón de consumo de 1986 que sólo representa el consumo de la región del Gran Buenos Aires de un estrato de la población ya empobrecido (vaya rigurosidad de los afines al relato K). Le exige además que conserve la relación consumo de alimentos / bienes y servicios no alimentarios de hace tres décadas atrás y que haga como si todas las regiones del país, desde Ushuaia a La Quiaca, consumen lo mismo. Como se ve, verdaderos disparates estadísticos, con el único objetivo de no asumir la realidad que el Nuevo INDEC presentó.
El significante determina y traza su camino, a expensas del sujeto. Así, en lugar cuestionar un sesgo a la subestimación vía la utilización de una canasta acotada y anacrónica, la argumentación crítica (o más bien conservadora) de aquellos que cuestionan la actualización del Área EPH del Nuevo INDEC está dirigida a invertir grotescamente esta acusación para poder obturar cualquier proceso de actualización y cambio. En nuestro diccionario esta postura que se opone por definición a cualquier instancia de transformación tiene un término bien definido: Reaccionario[6]. Del disparate a la reacción conservadora, el significante va dejando su huella.
- “la utilización de la línea de pobreza en otros países del mundo arrojan comparaciones internacionales irracionales respecto a las condiciones de vida”. La respuesta a este argumento se resume en la afirmación que sostiene que “irracional el método, irracional el resultado”. Comparar entre sí tasas de pobreza de un conjunto de países que surgen de contraponer la estructura de ingresos de estos países con una canasta que refleja la estructura de consumo con la pautas alimentarias y de consumo que responden a patrones culturales y sociales que le corresponden exclusivamente a la Argentina, es nuevamente un disparate técnico. Es técnicamente inconsistente medir niveles de pobreza en un país con canastas ajenas a sus pautas de consumos y hábitos. Emulando al sociólogo que puso en boga este argumento[7], no se trata de comparar peras con manzanas, sino que lo que el “supuesto” especialista realiza es una comparación de “peras con celulares” (cuando compara a la Argentina con Suecia) o de “peras con ranas” (cuando la comparación es con un país de menor desarrollo como el caso de Haití ó el Congo).
Recordemos de paso, que el método de comparación por Paridad de Poder de Adquisitivo (PPA) es un método de la escuela monetarista de corte ortodoxo implementado desde los neoliberales años noventa por el FMI como estándar de comparación entre países, y en la práctica, supone borrar las diferencias y particularidades de cada país en pos de una supuesta homogeneización que no es tal. El problema de este tipo de mediciones en términos técnicos es que es muy difícil que una misma canasta de bienes y servicios se consuman en realidades socioculturales tan distintas. A favor del FMI puede decirse que puede tener algún sentido medir la producción de riquezas entre países en determinado momento del tiempo, pero en modo alguno puede sustentarse una comparación internacional de la canasta de consumo de Argentina con otras realidades alejadas, por mucho PPA que se utilice. Se trata, a nuestro entender de un disparate estadístico con el objeto de “mirar la paja en el ojo ajeno, mientras se niega la viga en el propio”, que debe correr bajo cuenta y cargo de quien lo realiza. Tan disparatado como la conclusión a la que arriba este “especialista” al afirmar que “con esta canasta, la pobreza sería del 19% en 1974”. Disparates que se acumulan para no aceptar sencillamente el nuevo dato de pobreza por ingresos realizado por el Área EPH del Nuevo INDEC.
Esta proliferación de disparates técnicos estadísticos de los que hoy cuestionan las cifras del Nuevo INDEC, pero que no alzaban su voz en el contexto del INDEC Manipulador de la gestión anterior ni fueron capaces de promover notas, tapas o editoriales que denunciaran lo que estaba ocurriendo y defendieran la heroica resistencia de los trabajadores de la Junta Interna ATE-INDEC en defensa de las estadísticas públicas (es mas hoy nos piden cuando hablan del tema que leamos en las entre-líneas de sus editoriales las supuestas críticas que realizaban), es alimentada y demandada por un particular interpretación de la realidad, a la que como ninguna otra en la danza de interpretaciones actuales, le corresponde el premio “espejo” de todas las que tributan casi en exclusividad bajo el registro de lo “imaginario – especular”.
Una cuestión de espejos y un poco más
Desde que el Nuevo INDEC empezó a mostrar datos, con niveles de credibilidad y confianza que se habían destruido en la gestión anterior, un periodista de un importante medio de comunicación[8] está empecinado en una cruzada que pretende igualar al INDEC actual con el impresentable INDEC manipulador de la gestión anterior.
En este marco, en el caso de la pobreza, en su columna en el citado medio de comunicación, sostuvo un disparate interpretativo aún mayor, el que supone afirmar que “todos los gobiernos manipulan las cifras”. Se trata de una afirmación cuya primera impresión no puede ser sino de carácter preocupante y llamativo. Preocupante por el grado de naturalización que se imprime al acto de la intervención gubernamental más lamentable que se haya producido en nuestra historia reciente a un organismo encargado de la producción de estadísticas públicas. Y sin lugar a dudas, llamativo, por el hecho de que la denuncia no esté acompañada de las evidencias necesarias para fundamentarla. En el marco de estas dos condiciones que convierten a la denuncia en tan sólo un impulso irresponsable parece velarse la verdadera intención, de justificar las manipulaciones pasadas avivando fantasmas sobre la continuidad de esta maniobra en la actual gestión. Un típico y básico mecanismo de espejo, en donde se le supone al otro los comportamientos propios. Hasta aquí, no más allá del manual. Huelga decir que quienes esto escribimos no olvidamos que los datos del INDEC siempre fueron un problema para los diferentes gobiernos. Es así que hemos tenido Índices de precios con carne o sin carne (Martínez de Hoz), reinterpretaciones de los índices de desempleo (Cavallo-Llach),desocupación con y sin planes, índices de pobreza en base a precios mínimos y no medios de los productos (Lavagna), etc. Pero en todos los casos, si bien se buscaba impugnar la medición del INDEC ya que incomodaba, se trató de presentaciones o elaboraciones alternativas que dejaban a salvo la recolección de los datos y los indicadores tradicionales que se elaboraban. En la etapa de la intervención kirchnerista, la interrupción de indicadores como el de pobreza es parte de un proceso que implicó directamente la adulteración de los datos vía la modificación del trabajo de campo, la implementación de parches informáticos, la alteración en la imputación de los ingresos en la EPH, la manipulación de la tasa de actividad para que la tasa de desocupación no creciera frente a la caída de la tasa de empleo, o el aumento en los ingresos de los asalariados no registrados a efectos de mejorar la evolución promedio de los ingresos de los trabajadores. En suma, la interpretación, la elaboración de nuevos indicadores o la discusión metodológica está siempre abierta. Lo que está fuera de toda consideración y que se inscribe en el territorio de la mentira, el delito y la falsificación de documentación pública, es la manipulación y adulteración de los datos.
Sin embargo, la cosa no se detiene sino que avanza. En efecto, se afirma que la magnitud alcanzada por la tasa de pobreza (32,2%) es inconsistente con el “shock” de medidas populares y redistributivas tomadas durante la gestión pasada. Ocioso responderle haciendo un recuento, siquiera breve, de las resistencias del gobierno anterior para instrumentar esas políticas redistributivas por caso la mal llamada Asignación “Universal” por Hijo, que se instrumentó recién en el 2009, luego de la derrota electoral del gobierno y del propio Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires, en un contexto de deterioro de las condiciones sociales fruto de las tendencias inflacionarias, la desaceleración del crecimiento e incluso las situaciones recesivas que existieron y siempre se negaron en el período 2007 – 2015. Más aun, resulta tan estúpida la argumentación sostenida en el fanatismo de lo indefendible del kirchnerismo (la intervención del INDEC) que parece no percibir que decir que la pobreza hoy se ubica en un 32,2% no le quita mérito a una gestión que recibió un cuadro social donde la pobreza superaba el 50% y que por lo tanto es evidente que logró mejorar la situación social en la consideración punta a punta.. En todo caso, la magnitud que la pobreza exhibe hoy indica que más allá de que la gestión K haya podido absorber los aspectos más críticos que en términos de desocupación y pobreza produjera el colapso de la convertibilidad, el modelo de acumulación y distribución vigente en nuestro país es incapaz, aun con tasas importantes de crecimiento, para resolver la problemática de la pobreza. Es por eso, que luego de un descenso importantísimo de la pobreza y la indigencia en el período 2003-2007, se asiste a una etapa donde se desacelera la reducción, se produce una suerte de estancamiento con momentos donde la pobreza sube asociada con las recesiones de los años 2009, 2012 y 2014. Sin embargo, lo mejor viene después, cuando se cuestiona al actual equipo técnico de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC de forzamiento y manipulación de los datos ya que “sobreestiman la tasa de pobreza para que a posteriori se muestre una tendencia a la baja que ayude al gobierno en su carrera electoral para el próximo año”. Este argumento no solo es falaz sino que revela que quien lo usa no entiende que si se elige una metodología que sobreestima la pobreza en un momento del tiempo, esa misma metodología volverá a sobreestimar los niveles en momentos futuros. Es decir, la metodología no garantiza que la pobreza se reduzca por más sobreestimación que haga el indicador. Lo único que permite que una misma metodología altere una tendencia es la manipulación. El periodista Zaiat en su afán de defender lo indefendible no logra establecer la diferencia entre cambio metodológico y manipulación.
Al absurdo argumento de que el INDEC cambio la metodología para sobreestimar la pobreza hoy y mostrar una reducción mañana, Zaiat agrega una segunda interpretación maquiavélica y que hasta el momento también carece de sustento. Nos dice que todo esto está dirigido a eliminar el programa de la Asignación Universal por hijo. Cuestión esta que no condice con los pasos dados hasta ahora por el gobierno de Macri que por vía de incorporar a los sino, extender la vigencia de la asignación a los trabajadores temporarios y modificar los topes correspondientes al sistema de asignaciones familiares, ha ampliado en cerca de dos millones de pibes la cobertura sobre los menores de 18 años. Es más, el deterioro que en términos de poder adquisitivo ha vivido la AUH, no es por una modificación impuesta por la gestión macrista ya que la actualización se ha realizado respetando los criterios de movilidad puestos en marcha en la gestión K.
Es en este marco donde, en lugar de preocuparse por el problema, asumiendo que el Estado de Bienestar no ha llegado a la Argentina y que la cuenta pendiente es importante, este periodista se preocupa más por instalar la idea de un “INDEC de Macri. Así pasa por alto, como lo hizo hasta ahora, no solo la situación de millones de compatriotas que han sido ignorados por la gestión gubernamental anterior, sino la historia de resistencia, dignidad y profesionalismo del staff del INDEC que resistió a la burda intervención del Gobierno anterior y que hoy está al frente del Área de EPH que livianamente cuestiona.
En síntesis, disparatada, reaccionaria, ignorante y mentirosa es la interpretación que nos proponen aquellos que hasta no hace mucho, callaban frente a la manipulación de las estadísticas públicas. Una forma de negar la realidad más activa que las que los caracterizaba en tiempos de silencios y pasividades cómplices. Pero el efecto es el mismo. Negar la realidad. Para quienes esto escriben, es mejor asumirla si se pretende transformarla. Y en ese camino los datos de pobreza e indigencia sirven como guía de los profundos desafíos que tenemos como sociedad. Las posibilidades de su transformación no son ajenas a las de su interpretación. En este material discutimos con aquellos que pretenden negar la magnitud del problema. Flaco favor le hacen a la solución del mismo, aquellos que lo niegan. Es más, si hay algo que ha sido funcional al macrismo es la destrucción del sistema estadístico operada por el Kirchnerismo. Es eso lo que hoy impide hacer comparaciones serias respecto a la evolución del desempleo y la pobreza a partir de las medidas económicas de la actual administración. Con esta y con sus políticas se abre ahora la verdadera confrontación. Del mismo modo que el 32,2% de pobreza es un cachetazo estadístico para el falaz relato que el kichnerismo había enarbolado, el Presidente Macri miente al decir que este es el nivel a partir del cual habrá que juzgarlo. Está claro, y las estadísticas correspondientes a la propia Ciudad de Buenos Aires en materia de pobreza para el primer y segundo trimestre de este año así lo indican, que una parte de ese 32,2 % de pobreza se construyó en estos meses de brutal transferencia de ingresos hacia el capital concentrado y en desmedro de los trabajadores y los sectores populares. Sobre este punto nos explayaremos en un próximo trabajo.
Notas:
[1] Indec, “Actualización de la metodología oficial de cálculo de las Líneas de Pobreza” presentado en el “Taller regional de medición de la pobreza”, Buenos Aires, noviembre de 2003.
[2] Ver Lozano, C; Raffo, T; Rameri, A, Petteta, D (2006): “Una realidad más compleja. Los efectos de actualizar la metodología de pobreza del INDEC”. Disponible en www.ipypp.org.ar
[3] Ver publicaciones del CESO disponible en http://www.ceso.com.ar/sites/default/files/2do_informe_ceso_pobreza_1_.pdf
[4] Indec, “Actualización de la metodología oficial de cálculo de las Líneas de Pobreza” presentado en el “Taller regional de medición de la pobreza”, Buenos Aires, noviembre de 2003.
[5] Medido a través del Coeficiente de Engels.
[6] Reaccionario, ria. (De reacción). Adj. Que propende a restablecer lo abolido. // 2. Opuesto a las innovaciones // Relativo a la reacción (tendencia tradicionalista).
[7] Ver la serie de gráficos de Daniel Schteingart en su cuenta de twitter @danyscht citado por Alfredo Zaiat en sus notas
[8] Nos referimos a Alfredo Zaiat y sus columnas en Pagina 12.