Y si. Fue una explosión de alegria que me atravesó el alma y floreció en risa genuina por el abrazo con el líder de los trabajadores brasileros y latinoamericanos que nos convocó nuevamente a soñar y dar la batalla de transformar nuestras sociedades.
Es un escenario distinto de aquel que hace 17 años, en la misma ciudad de Porto Alegre, nos juntaba a miles de resistentes del mundo para gritar que “Otro Mundo es Posible”.
Al fin de ese año, Lula era elegido por primera vez presidente de Brasil.
Fue posible que un trabajador gobernara ese gigante de Latinoamérica, con la nave insignia del Partido de los Trabajadores.
Abrió un nuevo tiempo en el que a poco de andar se sumaba el comandante Chávez, constructor del mejor ejemplo de experiencia de poder popular, para encaminarnos en el siglo XXI.
Lo siguió Néstor Kirchner en nuestro país con la esperanza de la transversalidad y al inicio del 2005 asumía Tabaré Vázquez con el Frente Amplio en Uruguay.
Juntos completaron la lista de mandatarios que acompañaron a las luchas de nuestros pueblo para poder echar a Bush de nuestra Patria sin el ALCA, enterrado en Mar del Plata.
Fue un época de crecimiento político popular. Se consolidó con Correa en Ecuador, Lugo en Paraguay y antes tendría su expresión más profunda cuando Evo Morales en Tiahuanaco juró que se acababan 500 años de resistencia para comenzar los 500 años de gobierno desde nuestras raíces ancestrales.
A pesar de la bronca, de saber que estábamos allí para enfrentar la humillación a que los funcionarios judiciales querían someter a nuestro Compañero, y que tuvo su inicio en ese Golpe Institucional sacando a la compañera Dilma de su legítima presidencia, para colocar al empleado de las transnacionales y grupos financieros con el fin de acumular y extranjerizar los recursos que posee Brasil.
El, junto a Macri, estaban también como en aquel 2001 en otro encuentro, el de Davos, ése donde los poderosos hacen negocios a partir del servilismo de los funcionarios y gobernantes que se subordinan no sin enriquecerse cuantiosamente.
A confesión de partes relevo de pruebas… Macri declaró a los dueños del mundo:”Vamos a cortar el pasto para que ustedes hagan los goles”. Pavada de confesión.
Y allí, ante tamaña ofensa, se alzó la voz de Lula frente a 70.000 compratriotas para decir que había que construir “el nuevo tiempo. Recuperar el gobierno, y profundizar la democracia para producir la transformación de Brasil y la felicidad del pueblo”.
Lo más importante: Afloró la Esperanza de la continuidad de aquellas experiencias con el motor que significa el poderío económico y cultural brasilero y, también, con la profundizacion de las luchas que se están dando en nuestros países.
A ese encuentro se llegó luego de una recorrida de más de seis meses por ciudades del Brasil, donde a cada paso se manifestaron multitudes comprometidas y conscientes de que la elección presidencial sin Lula es FRAUDE.
Esa voz fue creciendo hasta transformarse en Grito y Lula será candidato a las elecciones de Octubre y, a no dudarlo, por el voto de su pueblo Nuevo Presidente.
También en nuestra Patria creció la movilización popular cuando con la fuerza de la gente el año pasado tiramos abajo el “2×1” que quiso hacer valer la Corte Suprema de Justicia para los genocidas.
Y se confirmó el avance cuando todo el pueblo, y fundamentalmente los jóvenes nacidos despues de 1976, llenaron las calles para gritar que “no aceptamos un desaparecido más”, y reclamamos la aparición de Santiago Maldonado.
Culminamos el año sin firmar el cheque en blanco a las políticas antipopulares del gobierno envalentonado por su triunfo electoral, y alimentado por un profundo sentimiento de revanchismo oligárquico. La movilización popular hizo caer la sesión del Congreso del jueves 14 de diciembre donde se iba a tratar la Reforma Previsional, enfrentando el negocio del Gobierno, los gobernadores y la CGT.
Pero igualmente continuaron insensible y autoritariamente con sus políticas desoyendo y reprimiendo a todo lo que no tenga capacidad de poder popular, profundizando este capitalismo saqueador y depredador, enviando a millones de compatriotas que sucumben en la pobreza, el hambre, el desamparo y la falta de expectativas de un futuro de realización.
Claro que hubo errores, como dijo nuestro compañero, y hay que aprender, pero la historia y la necesidad de nuestros pueblos nos da otra oportunidad para profundizar nuestras experiencias.
Fuimos capaces de decir lo que no queríamos pero no cambiamos el modelo economico, político, social y cultural que comandan a los Bush o a los Trump.
Hemos aprendido que no hay atajos y que no hay que delegar la construccion de Poder Popular profundizando la democratización en todos los niveles de la sociedad.
Es aportar y ser parte del sujeto colectivo que hay que organizar como motor del cambio transformador.
Necesitamos recuperar las intituciones del Estado, sabiendo que no es solo el “sujeto” de cambio, necesitamos organizar nuestras fuerzas sindicales, sociales, religiosas, culturales y construir una gran fuerza política, capaz de proponerse cambiar este sistema inhumano por una sociedad más solidaria, libre e igualitaria.
Por eso en Porto Alegre nos sentimos vivos, y volvimos a gritar que otro Mundo, otra Latinoamérica y otro país son posibles y fundamentalmente Necesarios. Vamos por ello.
Victor De Gennaro, Unidad Popular