Por Alfredo Grande
A mi hermanito menor, Fray Antonio Puigjané…
(APe).- Si dios le da pan a quien no tiene dientes, quizá también le haya dado votos a quien no tiene poder. O sea: el pueblo tendrá dientes, pero de leche. O definitivos, pero pueblo que ladra no muerde. El sufragio universal, secreto y obligatorio cada vez se parece más al sexo matrimonial que casualmente es también obligatorio. Para los que dudan razonablemente de esta afirmación, la denominación jurídica “débito conyugal”.
Que el voto sea obligatorio, secreto, universal fue necesario en la coyuntura del fraude patriótico que lentamente fue abriendo no ya el camino, sino la autopista de 6 carriles de la Patria Fraudulenta. El voto obligatorio es encubridor del deseo de votar. Desde ya, ese deseo muchos lo tienen. Desde ya, ese deseo muchos no lo tienen. Pero la obligatoriedad impide hacer esa diferencia y otorga artificiales mayorías a los ungidos por la ciudadanía. Con el agravante del permanente pasaje por frentes y contrafrentes, alianzas y contralianzas que harán necesario fabricar un GPS para orientarse en el cuarto oscuro.
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La marca patentada de este desguace de la representación es la nula -de nulidad absoluta- consecuencia que tiene para el ejercicio de la función pública el procesamiento penal de los funcionarios. Más allá del sonsonete reaccionario de que todos son inocentes hasta que se demuestra lo contrario, que no sirve para el enorme porcentaje de detenidos sin asomo de proceso en las cárceles de la argentina, la indagatoria, el procesamiento, son indicadores que algún efecto podrían tener. Digo si la democracia aspira a la mínima respetabilidad que garantice la civilización sin barbarie.
Nuestro gran problema, que más que problema es nuestra gran tragedia, es que la barbarie es justamente la civilización de la democracia representativa. Un Jefe de Gobierno de la capital de la República y el vicepresidente de la República no han sido siquiera chamuscados en su pundonor republicano por la gravedad de los cargos que se les imputan. Si bien no hay que desensillar hasta que aclare, cuanto más aclaran más oscurece. Obviamente no quieren bajarse de ningún caballo. Y menos del caballo del comisario, y de ahí para arriba. La Justicia cascoteada por el Derecho apenas logra demostrar con penuria las últimas imágenes de su naufragio. Ya no es la juventud, sino la impunidad el divino tesoro de los electos y los designados para ocupar un lugar en el estamento del funcionariato.
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Un ex Presidente tres veces triunfante por el voto secreto (por suerte para no deschavarse) universal (palo y al cuarto oscuro) y obligatorio (la próxima no me agarran) es acusado de volar una ciudad para ocultar contrabando de armas. Parece que nuestra casta política no se enteró de que la asamblea del año 13 (claro que 1813, hace mucho…) abolió los títulos de nobleza. Y los fueros especiales. Otra vez, mal rayo la parta, se equivocó la paloma.
Como el reaccionario y fraudulento intento de resucitar al servicio militar obligatorio (qué locura con el tema de la obligatoriedad), los fueros han resucitado. No es casual que la familia judicial desde los Padres y Madres primordiales hasta los choznos y bisnietos no tributan impuesto a las ganancias. Debe haber tantos fueros en la República que cabe la pregunta de la inmortal propaganda de la caña Legui: “¿Por qué le habrán puesto república?
Como dice un aforismo implicado, no hay mal que dure cien años porque a los 99 el conteo empieza nuevamente. Un acto de sinceramiento es necesario. Para Refundar la República antes que la Refundan.
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El inolvidable Paco Bienestar, así llamado por el ingenio de Tato Bores, inventó el PRODE (Pronósticos Deportivos). A pesar que no hay ningún Tato a la vista propongo más temprano que tarde instaurar el PROPAR (Pronósticos Partidarios). Miles de máquinas tragamonedas (traga en sentido literal) no pueden equivocarse. Cientos de Bingos, tampoco. Decenas de casinos flotantes y soterrados (mucho antes que el Sarmiento) tampoco. Me cito a mí mismo (alguien tiene que hacerlo): en todo sistema injusto, las dos únicas constantes de ajuste son el delito y el azar. Y ambos. Eso depende del poder de que se disponga. Sepamos que casi todos pueden robar dinero pero muy pocos emitirlo.
El PROPAR recupera el deseo irresistible de votar con el deseo aún más irresistible de apostar. Todas las alianzas todas, incluso las que el propio apostador arme, compiten en igualdad de condiciones. Si no ganás con una alianza, seguro ganás con un frente. Ganás o ganás. Las PASO pasarán a la pre historia. Quizá puedan ser recuperadas como MINI PROPAR, con lo que la recaudación por apuestas aumentaría considerablemente.
Soy consciente que estoy haciendo historia con esta propuesta, o al menos, haciendo historieta. Como ya tengo el guión, espero al dibujante. Estoy seguro de que las PROPAR hubieran entusiasmado a Booggie el Aceitoso. La otra opción sería pedirle algún hijo al rey Juan Carlos, parece que hay stock disponible. Lo que no da para más es este carnaval donde cada dos años aparecen todos los disfraces. Con el agravante de que el pueblo ladra, pero no muerde. A lo mejor, así sueñan los justos, el PROPAR nos sirve para pagarle al Club de París. Que así sea.