Colectivo Porteño – Intentamos analizar, junto a Alfredo Grande, psiquiatra y escritor, sobre el porqué de la violencia en ascenso, infiltrándose cada vez más en nuestra cotidiana vida. Luego hablamos con Lucrecia Fernández, reportera de la red nacional de medios alternativos, sobre la feroz represión que sufrieron en córdoba los militantes que reclamaban contra una ley ambiental que beneficiaría a Monsanto, por mano de una sistema que, embebido por el espíritu de la ley antiterrorista, está aplicando tolerancia cero.
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Alfredo Grande: “Este sistema es una maquina de creas frustraciones que son el inicio de toda violencia”
“Las expresiones de violencia acumuladas desde hace décadas han ido filtrando en las napas de todas las sociedades y esta democracia, presentada como la solución, ha demostrado, no solo no serlo, sino que reproduce aquello que buscaba combatir”; las palabras del doctor Alfredo Grande iluminaban respuesta sobre un panorama mundial hostil. “La frustración a escala social, inevitablemente, genera violencia”, explicaba el psiquiatra y periodista en el aire del programa Colectivo Porteño. “La cultura represora y el sistema capitalista son maquinas de fabricar frustraciones”.
Durante el programa que sale cada sábado en Radio La Tribu de 12:00 a 13:00, el invitado, Alfredo Grande, desarrollo su mirada sobre las manifestaciones de violencia social, institucional y doméstica regional y nacional. Sobre nuestro país, Grande entiende la recuperación de la democracia como una promesa incumplida. “Raúl Alfonsín decía que la democracia se come, se cura y se educa y fue electo; ese mito fundador fracasó, porque no pasó lo pronosticado”. “Justamente, – continuó el psiquiatra – lo que colapsó es la profecía universalista y pretensiosa de lo democrático”, y trajo formas discursivas de representarlo: “Democracia para todos y todas, el Estado es de los ciudadanos, Argentina nos representa, En todo estas vos”.
De alguna manera, como explicó el entrevistado, autor del libro El crimen de la paz, colapsan los periodos calientes de la historia cuando lo fundante pasa a la superficie y “ahora estamos en uno, donde lo fundante es la violencia y la injusticia; mientras eso quede soterrado y tapado, la democracia se da el lujo de autoproclamarse como el mejor de los gobiernos posibles, pero cuando pasa a la superficie, se entrevé que con ella no es suficiente para aplacar el conflicto social y, entonces, aparece, como en los viejos tiempos, la represión de las fuerzas de seguridad”.
Quien escribe en el medio Pelota de trapo afirma: “Yo diferencio el terrorismo de Estado y el Estado terrorista que es compatible con el la forma democrática de organización social”. Grande también prefiere hablar de cultura represora en lugar de simple sistema capitalista. “Estamos en un capitalismo trasnacionalizado y desujetivizado”. En este sentido, “hay capitalismo y no hay capitalistas como hay trabajadores sin clase trabajadora”. Estamos en un mundo ficcional, diría este pensador, “por eso hay personajes que hablan en nombre de los trabajadores y pueden decir cualquier cosa; si hubiera una clase trabajadora tronarían en escarmiento y serían expulsados por las cloacas de la historia”.
A pesar de las pinceladas apocalípticas, el cuadro de Alfredo Grande no es pesimista y cree en soluciones y respuestas al quiebre del modelo actual. “Es momento de empezar a plantearse seriamente mecanismos de democracia directa: revocación de mandato, plebicito vinculante, autarquía financiera, sistema comunal, presupuesto participativos, autogestión y llegar a un estado administrativo o estado comunitario, donde la suma del poder publico baje del vértice de la pirámide a la base”. Este psiquiatra, periodista, analista y escritor no teme ser tildado de soñador: “Lo utópico es creer que desde la punta de la pirámide, el faraón puede controlar lo que pasa abajo”. “Si algo ha estallado en la historia de la humanidad fueron los imperios – afirma Grande – y han quedado los trabajadores”.
LEY AMBIENTAL Y REPRESION EN CORDOBA: Entrevista con una victima
“Cuando todo parecía haberse desarrollado medianamente sin incidentes, detenidos o heridos y cuando las organizaciones ya comenzaban a retirarse del lugar, la guardia de infantería de la policía provincial salió a una casa de brujas con un saldo de decenas de heridos y 26 detenidos, de los cuales dos quedaron hospitalizados”, relató Lucrecia Fernández, reportera de Red nacional de medios alternativos. Ella habló con Colectivo Porteño tras ser testigo y victima de una brutal represión frente a la Legislatura de la ciudad de Córdoba capital. “En el medio de la golpiza la Legislatura siguió sesionando a pesar de lo que sucedía en la calle”.
No importaron las claras muestras de la problemática ambiental que existe en Córdoba, para que el miércoles anterior se sancione una ley ambiental “que no solo permite que una trasnacional como Monsanto instale una semillera, sino que profundiza el modelo extractivista y la crisis hídrica que padecemos”, afirmaba Fernández el sábado por la tarde. En este mismo recorrido, “los incendios que tienen lugar anualmente, que generalmente suelen ser intencionados, vienen normalmente asociado a que el avance de la soja quita lugar de pastoreo al ganado y la necesidad de generar esos espacios en detrimento de áreas forestales”.
Ante la expresión popular, la respuesta fue el accionar represivo. “Entre las 26 victimas y detenidos, una era discapacitada, solo estaba comprando sus medicamentos en una farmacia y le rompieron el tabique de la nariz, otro fue un menor de edad y un señor mayor muy golpeado”, detallaba Fernández y continuó: “este señor quiso proteger a una mujer y comenzaron a golpearle la cabeza salvajemente contra una combi, y yo que estaba sacando fotos de todo, quise detenerlo; ahí fue que me tiraron y patearon en el suelo, de alguna manera me salvé de quedar detenida”. No es la primera vez que sucede en la provincia, como afirmó la entrevistada: “en Córdoba ya llegamos a 43 militantes con causas en lo que va del 2014 y solo en la capital”.
Sobre la ley ambiental Fernández explicó: “Lo que prima en la ley es un escenario factible para que las multinacionales instalen sus plantas y se extienda el modelo de sojización”. “Respecto a la actividad minera, – continuó – en la legislación anterior habían puntos flacos respecto a este tema, y al permitir que se realice sin control, se han desviado cursos de ríos hasta secarlos para proveer enormes caudales de agua para la extracción”.
Según Lucrecia “hay legislaciones que restringen estas actividades, por ejemplo, prohíben el uso de glifosato dentro de un área mínima de cercanía a una región poblada o la cantidad de metros cuadrados de plantación intensiva de soja”.