Para el diputado nacional de la CTA por el Instrumento Electoral por la Unidad Popular (UP), Claudio Lozano, “los trabajadores argentinos solo cobran dos de las ocho horas que trabajan. ¿Cómo no se va a poder aumentar un 30% los salarios?”.
Las declaraciones de Claudio Lozano se sostienen en el Informe sobre la a Discusión Salarial en la Argentina actual, elaborado por él junto al equipo de investigaciones del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas en el que se dan elementos para explicar la necesidad del aumento salarial y su absoluta viabilidad.
El informe desarrolla los siguientes títulos: La estrategia oficial de anclar salarios; el excedente que no se quiere distribuir, la vulnerabilidad de los ingresos; ¿Qué pasó en el 2012? ¿Qué se puede esperar en el 2013?; y Salarios, precios y dólares: Los dilemas del un modelo agotado.
Según el informe, en el que participaron junto a Lozano, Tomás Raffo (co-coordinador), Ana Rameri, Agustina Haimovich, Mora Straschnoy y Laura Pacífico, “los grandes empresarios y el gobierno nacional coinciden en reclamar moderación a los trabajadores a la hora de la discusión salarial. Este planteo resulta absurdo desde el punto de vista conceptual ya que no es la evolución del salario lo que explica el proceso inflacionario, sino el déficit que en materia de inversión (tanto en magnitud como en calidad) ha tenido nuestro país durante los años de crecimiento acelerado».
Añade: «Decir esto implica que lo que está en debate es qué ocurre con la apropiación privada que hacen de los excedentes los principales empresarios del país y por lo tanto con las decisiones que toman en materia de inversión. Asimismo, el error conceptual se asienta en una lógica injusta de funcionamiento de la economía local que se expresa tanto en la distancia entre el ingreso promedio de los ocupados ($3.707) y una canasta de consumo familiar elemental ($7.318), como en las evidencias notorias acerca de la distribución desigual del excedente generado por la economía argentina».
«En este sentido, el trabajo que estamos poniendo en consideración demuestra no sólo la necesidad del aumento salarial, sino su absoluta viabilidad», subraya.
«Este trabajo demuestra que considerando las horas trabajadas y la riqueza producida en el 2012, cada hora de trabajo rindió por un valor de $71,50. Asimismo, cada trabajador percibió en promedio por su hora de trabajo, $20,80. La diferencia ($50,70) es el excedente apropiado en primera instancia por los empresarios. Traducido en términos de jornada laboral, de las 8 horas diarias de trabajo, la remuneración percibida por el trabajador, equivale a solo 2 horas 20 minutos. Esta medida general promedio de la economía argentina indica que existen sobradas condiciones para aumentar un 30% los salarios sin que sea necesario ningún traslado a precios. Un aumento de esa magnitud implicaría que el trabajador percibiría una relación equivalente a solo 3 horas, apenas 40 minutos más por día. El excedente empresarial implicaría la apropiación de 4 horas 50 minutos diarios de trabajo”.
«Este planteo que refleja el funcionamiento promedio de la economía argentina, resulta mucho más injusto al considerar la situación de las primeras 500 empresas del país. En ellas, la hora trabajada rinde $267,63 y el trabajador percibe solo $64,75. En términos de jornada laboral, de cada hora de trabajo, los trabajadores se apropian de 1 hora 50 minutos y los empresarios de 6 horas completas».
«Si de cada ocho horas de trabajo, los trabajadores cobran dos, solo la decisión de perpetuar la desigualdad puede justificar el argumento de que los salarios no pueden aumentar, por ejemplo, un 30%”.
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El informe desarrolla los siguientes títulos: La estrategia oficial de anclar salarios; el excedente que no se quiere distribuir, la vulnerabilidad de los ingresos; ¿Qué pasó en el 2012? ¿Qué se puede esperar en el 2013?; y Salarios, precios y dólares: Los dilemas del un modelo agotado.
Según el informe, en el que participaron junto a Lozano, Tomás Raffo (co-coordinador), Ana Rameri, Agustina Haimovich, Mora Straschnoy y Laura Pacífico, “los grandes empresarios y el gobierno nacional coinciden en reclamar moderación a los trabajadores a la hora de la discusión salarial. Este planteo resulta absurdo desde el punto de vista conceptual ya que no es la evolución del salario lo que explica el proceso inflacionario, sino el déficit que en materia de inversión (tanto en magnitud como en calidad) ha tenido nuestro país durante los años de crecimiento acelerado».
Añade: «Decir esto implica que lo que está en debate es qué ocurre con la apropiación privada que hacen de los excedentes los principales empresarios del país y por lo tanto con las decisiones que toman en materia de inversión. Asimismo, el error conceptual se asienta en una lógica injusta de funcionamiento de la economía local que se expresa tanto en la distancia entre el ingreso promedio de los ocupados ($3.707) y una canasta de consumo familiar elemental ($7.318), como en las evidencias notorias acerca de la distribución desigual del excedente generado por la economía argentina».
«En este sentido, el trabajo que estamos poniendo en consideración demuestra no sólo la necesidad del aumento salarial, sino su absoluta viabilidad», subraya.
«Este trabajo demuestra que considerando las horas trabajadas y la riqueza producida en el 2012, cada hora de trabajo rindió por un valor de $71,50. Asimismo, cada trabajador percibió en promedio por su hora de trabajo, $20,80. La diferencia ($50,70) es el excedente apropiado en primera instancia por los empresarios. Traducido en términos de jornada laboral, de las 8 horas diarias de trabajo, la remuneración percibida por el trabajador, equivale a solo 2 horas 20 minutos. Esta medida general promedio de la economía argentina indica que existen sobradas condiciones para aumentar un 30% los salarios sin que sea necesario ningún traslado a precios. Un aumento de esa magnitud implicaría que el trabajador percibiría una relación equivalente a solo 3 horas, apenas 40 minutos más por día. El excedente empresarial implicaría la apropiación de 4 horas 50 minutos diarios de trabajo”.
«Este planteo que refleja el funcionamiento promedio de la economía argentina, resulta mucho más injusto al considerar la situación de las primeras 500 empresas del país. En ellas, la hora trabajada rinde $267,63 y el trabajador percibe solo $64,75. En términos de jornada laboral, de cada hora de trabajo, los trabajadores se apropian de 1 hora 50 minutos y los empresarios de 6 horas completas».
«Si de cada ocho horas de trabajo, los trabajadores cobran dos, solo la decisión de perpetuar la desigualdad puede justificar el argumento de que los salarios no pueden aumentar, por ejemplo, un 30%”.
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