Dice que el FAP va a consolidarse en 2013 y a gobernar en 2015. Subrayó que el Movimiento de Unidad Popular está pronto a ser reconocido como un partido político nacional.
(Diario El Litoral) Con Víctor De Gennaro las acotaciones no son tan al margen. El dirigente político formado en el sindicalismo dice -por ejemplo- como idea central que en el FAP hay lugar sólo para “la cultura del peronismo, la cultura del sindicalismo de lucha o del radicalismo pero no para sus aparatos, cómplices de los ‘90”. Y de inmediato agrega: “en el país, tras las elecciones de este año, van a quedar tres alternativas: una es el kirchnerismo o su descendencia Scioli, otra viene del PRO, y en Santa Fe se va a definir cómo va a ser esta tercera opción electoral con posibilidades de poder, con el FAP y Hermes Binner”.
Luego un periodista le pregunta, citando sus propias palabras, si cree que realmente el ex gobernador de Santa Fe “¿es capaz a tocar las rentas de acumulación de riqueza extractivista? ¿Minería, soja, riqueza ictícola, petrolera, financiera, y del narcotráfico?”. Además de responder lo obvio, De Gennaro desliza, en un tiro por elevación al kirchernismo: “siempre me sorprende eso de creer que los movimientos populares son de una sola persona. Una sola persona no puede tocar nada… se trata de crear una construcción colectiva, de la cual una persona, en este caso Hermes Binner que es nuestro candidato, es respetuoso de esa realidad colectiva. Y lo va a hacer con cada uno de nosotros”.
“No sólo Binner está comprometido con el cambio del modelo actual de acumulación, sino que además lo escribimos en un programa de gobierno y es lo que compartimos y seguramente mañana recordaremos las 20 ideas fuerzas del FAP para los próximos 20 años, que incluyen todo esto que he dicho”, subrayó.
Sobre Pino y Carrió
De Gennaro sostiene como núcleo de su discurso la amplitud, la diversidad y las coincidencias entre distintas corrientes. El ideal es un frente opositor al gobierno, progresista y basado en la lucha y los cambios sociales de fondo sobre la riqueza y el poder, pero a esa generosa invitación pone límites históricos: el rol que ha jugado cada uno durante los años ‘90.
Del mismo modo, alguien pregunta por el acuerdo entre Pino Solanas y Elisa Carrió, es verdad que aún en ciernes, pero capaz de poner en crisis a todo el FAP, y entonces expresa la necesidad de contar con la voluntad necesaria para “sumar millones de personas”, antes de poner una aclaración al pie de página: “esperamos que esa idea no prospere”.
Advierte que en “la construcción política de una fuerza electoral hay sumas de sectores que terminan por restar” y parece irse por las ramas hasta que recuerda que para Ricardo Alfonsín, en la última elección, sufrió las consecuencias de haber agregado a su lista sábana a un peronista conservador como Francisco De Narváez. “Hicieron una cuenta de porcentajes posibles de votos para sumar y resultó una resta”, observa.
Por Luis Rodrigo
