Escribe Gabriela Pepe, revista El Guardián.-
El referente histórico de la CTA ocupará una banca de diputado a partir del 10 de diciembre. No llegó allí por ninguna de las vertientes del peronismo sino por su alianza con Hermes Binner. “Lo que recuerdo del ex presidente Kirchner, lo mejor, fue su oposición al ALCA”, dice hoy. Valora el triunfo por la reelección de la Presidenta, pero cree que, en buena parte, la gente votó como votó por temor al cambio.
El día que Juan Domingo Perón dio su último discurso, Víctor De Gennaro, por entonces joven delegado de ATE en la Secretaría de Minería de la Nación, empezó a elaborar un duelo que le llevó años superar. “Mi único heredero es el pueblo”, dijo el General el 12 de junio de 1974, sabiendo que le quedaba poco tiempo de vida. Una multitud quedó desconcertada. De Gennaro y su compañero y amigo, el Sordo González, se fueron de la plaza intentando entender a su líder.
“El peronismo sin Perón no existe. No existió con (Augusto) Vandor ni existe ahora, aunque algunos vivan de ser peronistas. Lo que hay es un movimiento nacional que tiene distintos nombres en diferentes etapas. Me costó mucho entenderlo”, dice De Gennaro 37 años después de aquella amarga despedida, aunque sigue reivindicando su identidad.
Desde la pared de la oficina del barrio de Balvanera que hace pocos días ocupa con su agrupación, Instrumento Electoral por la Unidad Popular, sonríe la Evita más revolucionaria. Un banderín de Lanús, fotos de un jovencísimo De Gennaro liderando marchas de trabajadores, el recuerdo de Germán Abdala, y la imágenes de Hermes Binner y Margarita Stolbizer completan la decoración casi como un relato de una carrera política.
Después de casi 40 años de militancia sindical, quien fuera uno de los fundadores de la CTA -en 1992 bajo el gobierno menemista- ocupará a partir de diciembre por primera vez una banca en el Congreso, de la mano del Frente Amplio Progresista, la fuerza liderada por Binner que dio la sorpresa en las elecciones del 23 de octubre.
“Para mí, que provengo del sector de los trabajadores, fue como una asamblea de 28 millones de argentinos. Maravilloso. Y para el FAP fue un espectáculo porque irrumpimos, aparecimos, somos la novedad. Fue la síntesis de un proyecto colectivo”, analiza el flamante diputado.
-¿Y cómo se evita que el FAP no se quede en ser la novedad y perdure en el tiempo?
-Nosotros crecimos mucho entre el 14 de agosto y el 23 de octubre. La gente entendió que no se puede votar para atrás ni votar a Alfonsín, Duhalde, De Narváez, Rodríguez Saá. El cambio cuesta, da miedo. Por eso ganaron casi todos los oficialismos. En nuestro caso, aparecimos con gente sana, honesta, con historia y culturas diferentes. En el FAP está la izquierda de Libres del Sur, el socialismo democrático y participativo de Binner, el GEN que revaloriza la tradición yrigoyenista, y nosotros, que venimos de lo social y del peronismo con sus banderas históricas. Eso creció, y el 23 de octubre la gente nos dijo “prueben cómo avanzan, cómo no se fracturan y qué hacen”.
-El de no fracturarse es un desafío porque los espacios que componen el FAP, a excepción del socialismo, vienen de distintas experiencias.
-Todos venimos de todos lados, tenemos distintas identidades, pero la diferencia no puede ser la excusa para fracturarse. Si nos fuimos de otros lugares, fue porque no estuvimos de acuerdo en subordinarnos a grupos económicos. Para mí es un orgullo que un compañero como Binner haya gobernado Santa Fe sin denuncias de corrupción o que Margarita sintetice la experiencia de gente sana de la historia radical o que Victoria Donda y Humberto Tumini estén comprometidos con lo social como nosotros que hemos luchado por la libertad sindical.
-¿La única explicación que le encuentra al triunfo de Cristina es que la gente vota a los oficialismos?
-No, una parte es gente que apoya al Gobierno y hay otra que cree que hay que tener cuidado con los cambios. Si pensamos en por qué la gente hoy vota una cosa u otra, tenemos que saber que los votos ya no son ideológicos, no existe la identidad partidaria que había cuando yo era joven. Lo que existe es un aliento. Y con eso, por ejemplo el FAP, tiene que pensar qué va a hacer, cómo va a trabajar para resolver los problemas de la gente, el hambre, la pobreza. Si nosotros hacemos las cosas bien, seguramente podemos ir a buscar al resto de los argentinos para convencerlos de que se puede gobernar de una manera distinta. Tenemos que ser millones.
-Usted viene desde el sindicalismo, ¿cómo cree que va a ser el desembarco en el Congreso?
-Yo digo lo mismo en todos los ámbitos. En ATE, en la CTA, en el barrio donde discutimos con los compañeros, en la Constituyente.
La política se hace en todos lados, desde el sindicalismo, lo barrial hasta en los medios de comunicación. El que cree otra cosa, no entiende lo que es la política.
-¿Le hubiera gustado formar un partido como el Partido de los Trabajadores de Lula en Brasil?
-No, nunca estuve de acuerdo. Nuestro país es distinto. El PT existió antes que la Central Única de Trabajadores. En la Argentina somos movimientistas. Primero fueron los pueblos originarios, después los federales, el yrigoyenismo que surgió de la chusma, el peronismo de las grandes masas populares, la izquierda del Rosariazo y el Cordobazo, el socialismo de las luchas de principio de siglo. Nosotros tenemos movimientos, y yo creo que hoy el FAP es la encarnación de ese proceso popular. Porque vamos a disputar el gobierno. Esa es la diferencia con respecto a las experiencias anteriores que surgieron como alternativas al bipartidismo, que todos nacían en las legislativas, como los buenos que van a controlar. Nosotros queremos disputar el gobierno. La gente empieza a ver que no queremos ser oposición u oficialismo, queremos resolver problemas.
-Usted viene del peronismo y está en un espacio que muchas veces es acusado de ser gorila. ¿Lo percibe así?
-(Sonríe) Claro, la verdad es que Boudou viene del sector históricamente peronista, ¿no? ¿Y Scioli también? Yo no creo más en eso. El voto tiene que ver con otras cosas. En el socialismo claro que hay algunos a los que se les erizan los pelos por algunas cosas, pero a los peronistas del PJ también. Julián Domínguez no va a una asamblea de trabajadores ni por casualidad. ¿Por qué no convocan a una consulta popular para los temas importantes? Porque le tienen miedo al voto popular.
-¿Dice que Cristina, que obtuvo el 54 por ciento de los votos, le tiene miedo al voto popular?
-A las consultas por temas puntuales, sí. Cuando el pueblo le dijo a Evo Morales que había aumentado mal los impuestos, a fin del año pasado, retrocedió. Evo es un hombre que gobierna con el pueblo. La Presidenla podría consultar para ver si le queremos dar a la Barrick Gold la minería a cielo abierto. ¿Cuántas consultas populares hubo en estos años? Ninguna. Esto de la izquierda y la derecha ya es medio cosa de chantas.
-Después de las escandalosas elecciones del año pasado, ¿en qué situación está la conducción de la CTA?
-La Justicia dijo que hay tres provincias en las que tienen que hacerse elecciones complementarias. En el resto del país hubo elecciones y ganó la lista 1 (N. de la R.: que encabeza Pablo Micheli, apoyado por De Gennaro). La junta electoral acaba de decir que hasta tanto no se hagan esas tres, tiene vigencia la elección que se hizo. Hay 254 seccionales, 24 consejos directivos provinciales y una conducción nacional. Lo que hay es un cuestionamiento a esa conducción nacional. Y mientras, Hugo Yasky va como interventor al Ministerio de Trabajo y vota el salario mínimo para perjudicar a los trabajadores. La CTA nunca hizo eso. Yasky levantó la mano con la Presidenta, el ministro de Trabajo y la CGT, pero también con la Sociedad Rural y la Unión Industrial. Es lamentable, una pena.
-¿No puede hablarse de una fractura en la CTA?
-No. Yasky está como interventor pero los trabajadores no lo reconocemos. Lo reconoce el Gobierno. Es una situación vergonzante para él. Para nosotros, no. Nos ponen trabas pero la CTA sigue creciendo y las movilizaciones siguen, aunque está claro que él no va. Es lastimoso que un dirigente sindical no pueda ir a las manifestaciones de su organización. Yasky saca declaraciones que apoyan a la Presidenta pero la CTA tiene que ser autónoma. No puede apoyar a ningún partido.
-¿Se refiere sólo a la CTA o a todo el sindicalismo? ¿La CGT tampoco debería hacerlo?
-Es otro estatuto. Nosotros nos fuimos de la CGT porque se subordinó al PJ y a Menem. Pero sobre todo porque la CGT no comprende a todos los trabajadores. Yo creo en la autonomía de todos los partidos, aun del propio.
En nuestra historia, la mayor cantidad de huelgas se dieron en dos períodos, entre el 1916 y el 1919, con Hipólito Yrigoyen, y entre el 46 y el 49. ¡Cuántas veces habremos escuchado que nos regalaron las cosas! La mayor cantidad de cosas las consiguieron los trabajadores.
-¿Cree que el Gobierno le tiene miedo a la CGT?
-No, con la CGT negocia.
-¿A Hugo Moyano tampoco? Ahora amenaza con hacer movilizaciones por el impuesto a las ganancias.
-En las internas de la CGT y el PJ yo no me meto. Que lo expliquen ellos. Además, de bombas de humo estamos hartos. Y el hambre en nuestro país es algo cierto. Fíjate con esto del salario de los pibes…
-¿La Asignación Universal?
-Universal yo no la llamo. Hay 3,4 millones de pibes que cobran salario, un espectáculo. Pero hay 5,2 millones de pibes en total. O sea 2,8 millones no cobran. Yo espero que ahora que la Presidenta tiene mayoría presente la ley de salario universal. Eso lo vamos a apoyar.
-Usted tuvo un acercamiento a Néstor Kirchner al principio del gobierno del santacruceño, ¿hay algo de aquel momento que siga rescatando?
-A Kirchner no lo voté porque era del PJ y yo ya me había ido. Pero lo mejor de ese momento fue que colaboramos desde la CTA para la firma del consenso de Buenos Aires que empezó a enfrentar el ALCA. Estuve con Lula y con Kirchner en aquel momento y eso terminó en una gran movilización a Mar del Plata con la que echamos a Bush de la Argentina.
Lo de la Corte también fue genial, pero nosotros pretendíamos la renovación de toda la Justicia, no que se la maniatara para ellos. Tampoco se animaron a debatir la democracia sindical.
-¿Esa es su principal crítica?
-No, lo que a mí más me joroba del kirchnerismo es que no terminó con el hambre…Y creo que también fue una pena que volvieran al PJ en 2005. Ahora imagínate el futuro para 2015: quedó Cristina, su descendencia y el PJ como el gran partido, Macri como sueño de la derecha y nosotros. El gran triunfo nuestro es que a la izquierda del kirchnerismo no está la pared: hay un sueño colectivo que está empezando a amanecer y somos nosotros.
-Después de los desencuentros que hubo, ¿sería posible incorporar a Proyecto Sur al FAP?
-Nosotros tenemos que ser millones.
-Le pregunto por Pino Solanas puntualmente.
-Para mí las personas n0 pueden ser juzgadas por un instante de la vida, por un momento de calentura, sino por muchas cosas. Yo sé que Jorge Cardelli, Pino y tantos otros son compañeros que durante años laburaron, propusieron cosas, son honestos.
-Pero Pino fue muy duro en sus críticas contra el FAP y puntualmente contra usted.
-Yo no lo juzgo por eso, sino por el laburo de toda la vida. Nosotros necesitamos ser la mayoría. El FAP se está haciendo y se va a hacer. No está hecho. Estamos viviendo un proceso espectacular. Y le guste a quien le guste, somos la novedad de esta elección. Y lo vivimos con mucha alegría. ¿Sabés lo que es terminar la elección y que no hubiera caras de culo? Espectacular. Tenemos una confianza muy grande en nuestro pueblo y en la realidad latinoamericana. Los grandes del mundo se están peleando. Yo en mi barrio aprendí que mientras los grandotes se pelean, es la oportunidad para que uno haga lo que quiere.
-¿Hasta dónde le gustaría llegar en su carrera política?
-A mí me interesa terminar con el hambre, cambiar el sistema perverso que está hipotecando el futuro de nuestros hijos y nietos. Eso lo voy a hacer en el puesto que me toque.
La política es como un equipo de fútbol. Si no estoy en el equipo, quiero estar en la hinchada, y si no, en el banco. Pero yo quiero salir campeón. Quiero tener a Maradona en el equipo. Imagínate, yo vi a Lanús salir campeón en la cancha de Boca abrazado a mis tres hijos. Ese día estaba conmigo Ricardo Peidri, que es secretario general adjunto de la CTA, me abrazó y me dijo: “Víctor, tenía dos sueños, hacer la revolución y ver campeón a Lanús. Y el más difícil ya lo vi”.
¿Sabés lo bien que nos va a ir a nosotros? Hay que tener fe.
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