La historia se sigue haciendo presente (con viejas y nuevas modalidades) frente a los intentos de gobernar, medio siglo después, esta Córdoba injusta y desigual.
Por Juan Carlos Giuliani y Claudio Lozano*
Córdoba es el reflejo de una Argentina en disputa donde las regresivas y brutales transformaciones puestas en marcha por la dictadura militar, profundizadas por el menemismo y continuadas por la actual gestión macrista, confrontan con la historia, la cultura de resistencia y los restos de aquellas experiencias políticas y sociales que se construyeran al amparo de la vieja industrialización y con los destellos de las nuevas prácticas políticas que desde las organizaciones de trabajadores, el movimiento de mujeres, los movimientos ambientales y otros movimientos sociales, nacieron en las últimas tres décadas. La impresionante y contradictoria vitalidad social de la Argentina tiene en Córdoba una experiencia singular.
La Córdoba del Cordobazo y el sindicalismo revolucionario, fue también el escenario del primer contragolpe monárquico contra la Revolución de Mayo hace 213 años. De la Reforma Universitaria – poco más de un siglo después – que se extendió como un reguero de pólvora por toda América; del triunfo electoral de Amadeo Sabattini en la década del fraude patriótico conservador; del inicio de la Revolución Libertadora que derrocó al peronismo en 1955; del Gobierno de Obregón Cano y Atilio López en 1973; del Navarrazo, grotesco golpe policial que terminó con ese mismo gobierno un año después; del terror y la muerte sembrados por los grupos paramilitares del Comando Libertadores de América; del silencio de los cementerios que impuso el genocida Luciano Benjamín Menéndez, del silencio cómplice de la cúpula eclesiástica; de las plazas repletas de pueblo para acelerar el retorno de la democracia y para defenderla frente a las asonadas de los carapintadas; de las movilizaciones populares contra el derrumbe del Estado Provincial con Angeloz y el feroz ajuste de Mestre; del conflicto contra las políticas neoliberales del gobernador De la Sota y el maquillaje impostado de Juan Schiaretti.
Así, al igual que el país en disputa, la Córdoba monacal y reaccionaria y la Córdoba popular y en rebeldía viven en permanente tensión.
Entre el Cordobazo y Schiaretti pasó medio siglo. En ese lapso, cambió Córdoba, el país y el mundo. En 1948 el Brigadier Juan Ignacio San Martín fue Gobernador de Córdoba y en 1950, el Presidente Perón lo nombra Ministro de Aeronáutica. Como Ministro sienta las bases del Polo Industrial cordobés. Crea IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado) con la misión de producir en nuestro país automóviles, tractores, motos, y otros elementos industriales que hasta ese momento era impensado que se fabricaran en la Argentina. Quizás su mayor aporte haya sido la producción nacional de aviones como el Pulqui I y II, amén del automóvil Sedan, la moto Puma y el Rastrojero Diesel. Era de tal magnitud el desarrollo industrial de Córdoba que, según cuenta nuestro compañero Víctor De Gennaro, una vez Lula le confió que al salir del nordeste rumbo a San Pablo, el sueño de los operarios brasileños era trasladarse a Córdoba para trabajar en sus establecimientos fabriles.
A fines de los 50 y comienzos de los 60 durante el gobierno de Frondizi, en Córdoba se radica la industria automotriz. Surge entonces una clase trabajadora nueva, más permeable a las ideas de izquierda, a diferencia de la asentada en el cordón industrial de Buenos Aires a Rosario que era predominantemente peronista. El proletariado industrial cordobés, se caracterizará por su combatividad, altos niveles de organización y protagonismo en el conflicto social. Además, y reivindicando el legado de la Reforma Universitaria de 1918, llevará a las calles, en la pelea sin cuartel contra los dictadores de turno, la unidad obrero-estudiantil.
Cómo el Cordobazo le abrió el camino de regreso al peronismo
La dictadura cívico militar de 1976 inició el desmantelamiento del Polo Industrial Cordobés, tarea que coronó con éxito el Menemato. Gobernada bajo la ferocidad del genocida general Luciano Benjamín Menéndez, Comandante del Tercer Cuerpo de Ejército, Córdoba y Tucumán fueron blancos predilectos del terrorismo de Estado que hizo estragos en el movimiento obrero y estudiantil cordobés. Así, el proletariado industrial cedió espacio en el marco de la desindustrialización, la reprivatización de la economía y el predominio del capital financiero, al gremialismo de los trabajadores del comercio y los servicios.
Desde el retorno de la democracia Córdoba fue gobernada por dos partidos. La UCR y el PJ. Tres gobernaciones de Angeloz, una de Mestre, tres de De la Sota y dos de Schiaretti. Angeloz inicio la idea fuerza de que “Córdoba es una Isla”, calificación que luego fuera perfeccionada por el “Cordobesismo” impulsado por De la Sota y Schiaretti que fueron los principales socios de Macri en su triunfo en las urnas en el 2015 y garantes permanentes del Pacto de gobernabilidad que sostuvo al macrismo hasta hoy. Córdoba es la segunda provincia del país y exhibe estándares de pobreza y desempleo por encima de la media nacional. A finales del 2018 mientras la media nacional de la pobreza se ubicaba en el 35,9% de la población, Córdoba exhibía un 38,6 %. Mientras la media nacional de la indigencia se ubicaba en el 7,4%, en Córdoba trepaba al 9,7%. Sobre una población de 2.479.339 personas, 957.000 son pobres y 241.000 pasan hambre.
La crisis de Brasil golpea a la otrora industria y hoy armaduría automotriz, existe una profunda crisis en el sector lácteo y en los pequeños y medianos chacareros. La obra pública – fuente de toda corrupción – es el principal motor de la provincia y, seguramente, uno de los argumentos de mayor peso a la hora de explicar la victoria de Schiaretti en las elecciones del 12 de mayo.
Medio siglo después, la Córdoba que acompañó con sus votos al Macrismo es la misma Córdoba que impidió con la organización de sus trabajadores la privatización del Banco de Córdoba y de su empresa de energía. La Córdoba desigual y empobrecida, donde más allá de quienes administren la cosa pública, los dueños reales son Pagani, Urquía y Roggio, ha sido capaz de llevar adelante conflictos socio ambientales importantísimos como el de Malvinas Argentinas impidiendo la instalación de la empresa Monsanto o las fuertes movilizaciones por la Ley de Bosques para frenar la deforestación masiva de la provincia.
En la misma provincia donde Schiaretti, uno de los principales socios del Proyecto Nacional de Macri le gana por paliza a Cambiemos, casi como un eco de la historia, el sindicato de uno de los líderes del Cordobazo (Agustín Tosco) protagoniza hoy uno de los conflictos más importantes de la Provincia defendiendo su convenio colectivo frente a los intentos de flexibilización laboral.
La historia se sigue haciendo presente (con viejas y nuevas modalidades) frente a los intentos de gobernar, medio siglo después, esta Córdoba injusta y desigual.
* Integrantes de la Mesa de Conducción Nacional del Partido Unidad Popular
Fuente: www.perfil.com