Varios datos geopolíticos de valor para el progresismo se han producido el último mes: la derrota de Trump y Bolsonaro, la victoria en Bolivia y Chile, el retorno maravilloso de Evo Morales a su patria y el despertar del pueblo peruano.
Igual que Donald Trump, que a pesar de haber sido aplastado en el Colegio Electoral y recibir 5 millones de votos menos que Joe Biden, Jair Bolsonaro tampoco quiere reconocer su derrota. En las municipales de Brasil el centro tradicional hizo una muy buena elección pero el dato a tener en cuenta es como la izquierda disputará segunda vueltas en ciudades de alta importancia como San Pablo, Porto Alegre y Recife. Y obviamente que al presidente de Brasil le fue muy mal.
En el juego democrático se gana y se pierde pero estos “outsiders” de la política, como Trump y Bolsonaro, se comportan como millonarios que creen que la presidencia de un país es un juguete con el que pueden hacer lo que quieren, incluso desconocer la voluntad popular.
Por lo tanto, urge fortalecer a las organizaciones populares contra estos personajes nefastos que no creen en la democracia que tanto costó recuperar. Lamentablemente esta derecha antipolítica, ultraconservadora, racista y violenta entró en escena en Europa en los últimos años. Partidos neofascistas son parte hoy de gobiernos o parlamentos. Esto se contagió a América con exponentes como Trump y Bolsonaro, pero también con otros de perfil más bajo pero también peligrosos como Iván Duque en Colombia, Sebastián Piñera en Chile o Lenin Moreno en Ecuador.
Estos personajes deterioran el instrumento de la democracia provocando crisis sistémicas y debilitando al Estado de Derecho. Gobiernan de la mano de un Poder Judicial adicto y de medios de comunicación hegemónicos que manipulan y mienten para conservar sus privilegios. Las operaciones contra un impuesto a las grandes fortunas en Argentina es un ejemplo del poder de lobby de estos sectores concentrados de la economía.
En este contexto emociona la lucha del pueblo boliviano que revirtió un Golpe de Estado organizado desde Estados Unidos que apuntaba a la apropiación de los recursos naturales, especialmente el litio. No olvidemos que Argentina, Chile y Bolivia condensan en el llamado Triángulo del Litio las mayores reservas del mundo. No quieren que esa alianza tripartita pueda generar industrialización, valor agregado y progreso en esta zona del sur.
Bolivia no solo derrotó a un golpe criminal, que asesinó, encarceló y hasta exilio a su Presidente, sino que ganó las elecciones del 18 de octubre con más del 55% y logró el retorno de Evo Morales al país abrazado por millones. Es un orgullo que nuestra CTA Autónoma y sus organizaciones de base hayan puesto toda su estructura al servicio nuestros hermanos bolivianos y acompañado la caravana de retorno.
Chile también demostró en las urnas que la lucha de un año por romper el legado de la dictadura de Pinochet se coronó con una abrumadora victoria por una Asamblea Constituyente de elección popular para escribir una Nueva Constitución.
Y Perú se rebeló contra las acciones defensivas de la casta política empeñada en defender sus privilegios más que en tomar medidas para con un pueblo sumido en la pobreza.
Este escenario coincide con un cambio de mando de fondo en Estados Unidos y con 10 elecciones que se desarrollarán en América Latina en 2021 en la cual Chile, Ecuador y Perú pueden virar hacia gobiernos progresistas. Biden seguramente traerá un cambio en las formas y modos de relacionarse con la región, pero la presencia China será la que teñirá esos vínculos.
Recordemos que Biden fue el vicepresidente de Barack Obama por lo que una distensión con Cuba tras el endurecimiento de Trump será casi un hecho. También se resignificarán los vínculos con México, Brasil, Colombia y el Triángulo Norte de Centroamérica. Venezuela y Nicaragua continuarán asediadas. Y donde sin dudas habrá un fuerte cambió será en el tema migratorio.
Lo que podemos esperar para Sudamérica, incluida Argentina, es que las políticas norteamericanas tendrán como objetivo contrarrestar la presencia de China. En esta nueva Guerra Fría seguramente Biden creará algún mecanismo de inversión para disminuir la influencia del gigante asiático.
En síntesis: la apetencia de los dos gigantes mundiales en nuestra región son los recursos naturales.
Por Adolfo Aguirre
Secretario de Relaciones Internacionales de la CTA-Autónoma
Coordinador Nacional de la CNTI