El 1 de marzo, Horacio Rodríguez Larreta inauguró por última vez las sesiones legislativas ordinarias en la Ciudad de Buenos Aires. Este es su segundo mandato y la Constitución de la Ciudad no autoriza un período más. Previamente fue jefe de Gabinete de Mauricio Macri durante otras dos gestiones. Ya lleva 15 años gestionando la ciudad.
Durante su discurso hizo un racconto de las obras y acciones realizadas en los siete años que lleva su gestión. Esta enumeración está absolutamente alejada del contexto de emergencia urbanística, ambiental, habitacional y social que atraviesa la ciudad como consecuencia de un modelo de saqueo que hace 15 años está funcionando a toda máquina.
Analizando su discurso podemos detallar las acciones que resalta y cuáles son las que oculta. También podemos distinguir aquellas políticas que en un principio destacó y que ahora, por las resistencias ciudadanas, ya no menciona, como el Código Urbanístico. Por acá comenzamos.
¿Para qué Planificar?
En todo su discurso no pronunció la palabra planificación con relación al planeamiento urbano, es decir, pensar la regulación de la vida urbana desde lo que nos es común: los espacios públicos, los servicios públicos, las normas de uso y edificación del territorio, etcétera.
Luego de la pandemia del Covid-19, resulta por demás evidente la necesidad de repensar las normas de planificación existentes. Durante la ASPO y DISPO, el GCBA intentó iniciar esta discusión, pero advirtieron que eso implicaba demoler por completo el Código Urbanístico y el Código de Edificación que había aprobado en el año 2018. Estos Códigos delirantes pensaron una ciudad para 6 millones de personas incrementando la capacidad constructiva en un 400% a un 700% en toda la ciudad, según las zonas, para continuar alimentando una sobre-construcción especulativa.
Por supuesto, no pensaron en el colapso que esto podría generar. Fue tanto el desapego a la reflexión que no existe un plan de acompañamiento de infraestructura de servicios públicos a dicho crecimiento constructivo. En la ciudad se autorizan nuevos edificios sin siquiera solicitar la factibilidad de conexión a los servicios públicos.
Ante la disyuntiva de continuar con el código especulativo o avanzar con la actualización de un Plan Urbano Ambiental acorde a la crisis habitacional y climática, la decisión fue legalizar los edificios construidos ilegalmente. Tampoco fue parte del discurso la epidemia de Convenios Urbanísticos, herramienta de blanqueo del lobby especulativo inmobiliario que a cambio de dinero les permite a las grandes desarrolladoras inmobiliarias comprar excepciones a la planificación en la Legislatura.
Sí hizo referencia al Plan de Acción Climática 2050. Un panfleto repleto de expresiones de deseo aprobado a las apuradas el año pasado por el encuentro del C40. En el apuro se olvidaron de definir los indicadores básicos, de asignarle presupuesto y de analizar qué metas se cumplieron en los dos planes aprobados anteriormente. Por cierto, continuamos en la espera del tratamiento del Código Ambiental que ordena la Constitución aprobar.
Mis prioridades son lo que hago no lo que digo
Como siempre, Rodríguez Larreta destacó que la educación es “lo más importante” y que “es la llave que destraba a esta Argentina tan desigual”. Para quienes conocemos su vocabulario, donde dice educación quiere decir educación privada. ¿Cómo se destraba la desigualdad educativa entre lo privado y lo público? Sí, precarizando y privatizando indirectamente la educación pública.
¿Cómo se da esta privatización indirecta? Un mecanismo es la no construcción de escuelas y, por ende, la falta de vacantes. En consecuencia, las familias deben realizar el esfuerzo de costear una escuela privada. Faltan decenas de miles de vacantes, principalmente en el nivel inicial donde Larreta interpreta que debe garantizar educación pública solo a partir de los 5 años. Otra fuente de alimentación de la gestión privada son los subsidios a escuelas privadas. Todos los años el GCBA destina más dinero a estos subsidios que al mantenimiento de la infraestructura de la educación pública. Mientras el presupuesto en educación se redujo en un 8 % desde la gestión del PRO, el monto de los subsidios no para de crecer. Además, estos están en una situación irregular, ya que no existe la ley que debería autorizarlos y regularlos.
Otro camino más bien directo de privatización de la educación pública son los Centros de Primera Infancia (CPI). Larreta se enorgulleció de la apertura de 75 CPI que son guarderías privatizadas a través de ONG, por fuera del sistema educativo, para aquellos que no consiguen vacante pública y no tienen dinero para acceder a un jardín privado.
En su discurso comentó que en los últimos 15 años se construyeron 100 escuelas. Aquí también amerita explicar que para Larreta la palabra construir también alcanza a los casos donde se amplió un aula o se refaccionó parte de una escuela. Quienes no conocen estas particularidades del vocabulario de la gestión, nunca encontrarán las “100 escuelas”.
Revoluciones eran las de antes
Larreta denomina “La Revolución del Metrobús” a una simple medida de tránsito que consiste en determinar qué parte de una vía pública será un carril exclusivo para colectivos de pasajeros. Esta medida dista muchísimo de una política integral de transporte público. Quizás lo revolucionario es lo que se gasta en cada una de las paradas.
Desde afuera nos conformamos, por lo menos, con el crecimiento de las trazas del subte. Larreta habló de la extensión de la Línea H y de la Línea E, todas obras heredadas. En sus 7 años de gobierno no licitó ni un metro de subte. Volvió a concesionar el subte al grupo Roggio perpetuando la precarización de la infraestructura del subte donde no se garantiza ni siquiera que las escaleras y ascensores funcionen.
Habló del desafío de llevar el transporte público a las villas. En todo su gobierno no cumplió con la ley Nº 317 que determinaba que la línea H del subte debía pasar por el barrio popular Carlos Mugica en Retiro.
Con mucho orgullo habló de la Ecobici. “El cambio de paradigma” de su gestión fue privatizar y arancelar el sistema. Un negocio redondo para Tembici, la concesionaria, que no invirtió un peso y a la que el GCBA le garantiza una ganancia millonaria todos los meses.
Espacios verdes invisibles
El nivel esotérico del marketing verde que profesa Larreta llevó a que afirmara que en su gestión se construyeron más de 100 manzanas de espacios verdes. En este listado dado a conocer por el propio GCBA en el 2021, figuran 31,44 hectáreas de espacios verdes correspondientes a “espacios verdes sin censo en las comunas”. No saben dónde están, pero mágicamente conocen las superficies. También se enumeran espacios que no son espacios verdes públicos porque están cementados. O porque son terrazas verdes y no cumplen con la condición de permitir la filtración del agua de lluvia hacia las napas. Por ejemplo: los techos de los nuevos estacionamientos subterráneos de Aeroparque (Larreta rellenó el Río de la Plata para hacer estacionamientos de autos). Se incluyen canteros, un bulevar y hasta un “tótem vertical”.
Se anuncian como nuevos espacios verdes algunos que ya existían pero a los que se les cambió el nombre. Por ejemplo, el ahora Parque Natural Lago Lugano. En un análisis rápido, 83 hectáreas de las 100 no constituyen espacios verdes públicos nuevos.
La situación es más dramática si contamos que en su gestión se privatizaron 150 hectáreas de superficies verdes públicas.
Hizo referencia al BA Costa como el plan de recuperación de la Costanera. Pero en realidad es el plan para camuflar la autorización de emprendimientos inmobiliarios en Costa Salguero vendiendo tierra pública, destruir uno de los pocos humedales que la ciudad conserva para construir un nuevo Puerto Madero al lado de la Reserva Ecológica Costanera Sur llamado Costa Urbana, reprivatizar la Costanera Norte para boliches y restaurantes, rellenar ilegalmente el Río de la Plata con el BA Playa y concesionar 13 hectáreas al Tiro Federal por 150 años. En 100 años, China recuperó Hong Kong y 100 años durarán las concesiones a Edesur y Edenor. Larreta logró establecer otro récord.
Nacionalizar el saqueo
Olvidó en su discurso decir que 1 de cada 7 porteños y porteñas no acceden al agua potable; que más de 500.000 personas se encuentran en emergencia habitacional: en situación de calle, hacinadas en piezas de hotel o sin acceder a los servicios más básicos; que la Ciudad de Buenos Aires es de las capitales del mundo con menos espacio verde por habitante y que como consecuencia de la emergencia ambiental su temperatura no para de aumentar.
Larreta propuso en su discurso trasladar a todo el país este plan sistemático de saqueo que tiene aceitado en la Ciudad de Buenos Aires. Un plan desinteresado en dar respuesta a los problemas cotidianos de las porteñas y porteños y que en el distrito más rico del país solo consolidó la precariedad.