«Que haya personas viviendo en la calle es resultado de la falta de políticas públicas de acceso a una vivienda adecuada en la Ciudad», afirma María Eva Koutsovitis, precandidata a Jefa de Gobierno de CABA por Unidad Popular en El Movimiento. Desde el Movimiento, se repudian enérgicamente las declaraciones de Jorge Macri, que desatienden la grave problemática de las personas sin techo en nuestra ciudad.
Para Koutsovitis, es evidente que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires es responsable de la situación en la que viven las personas sin techo, ya que «la vivienda es un Derecho Humano que el GCBA debe garantizar a sus habitantes». Sin embargo, los paradores y subsidios otorgados por el gobierno no han logrado cumplir plenamente con este derecho, tal como lo ha dictaminado la justicia de la ciudad en más de 4 mil ocasiones. Incluso, en una de las últimas sentencias obtenidas, se reconoció que los Centros de Inclusión Social para personas en situación de calle no son una vivienda adecuada.
«Las personas pobres no son responsables de la pobreza», sostiene Koutsovitis, enfatizando que los verdaderos responsables son aquellos que utilizan el presupuesto del Estado para campañas electorales y benefician a los sectores inmobiliarios concentrados, en lugar de destinar esos recursos a paliar la grave crisis habitacional que enfrenta la ciudad.
Mientras se aprueban excepciones inmobiliarias para la construcción de torres a cambio de beneficios económicos, se persigue y vulnera a las personas que se encuentran en una de las vulnerabilidades más extremas, sin siquiera contar con un techo que los resguarde. Eva denuncia que «del negacionismo de la crisis habitacional, se está pasando a la persecución y al chivo expiatorio de quienes buscan todas las alternativas para resguardarse al no tener una vivienda».
Es inadmisible que se permita a miles de locales ocupar el espacio público con mesas y sillas sin pagar un peso, incluso tolerando ocupaciones que violan las normas del uso del espacio público y generan ruidos molestos para los habitantes cercanos. Sin embargo, no se muestra la misma tolerancia cuando el espacio público es utilizado para atender una necesidad extrema, como es el caso de las personas sin techo.