Claudio Lozano, presidente de Unidad Popular, sostuvo que “el primer discurso del nuevo Presidente no agregó demasiado a lo que ya había trascendido y no tuvo tampoco precisiones que, en principio, comenzarían a darse el día de mañana. No obstante, se ratificaron algunas cuestiones que son relevantes.
1) Una visión de la historia que reivindica a Julio Argentino Roca y a la generación del ‘80 como los años de oro de la sociedad Argentina. Los años del genocidio sobre los pueblos originarios, de la expansión oligárquica al amparo de la denominada Conquista del Desierto, de la inserción comercial subordinada de la Argentina a Gran Bretaña en base a una especialización productiva basada en la exportación de productos primarios y la importación de bienes industriales con fuerte predominio de los capitales británicos en nuestro comercio exterior y en nuestras fuentes de financiamiento. Una economía y una sociedad con fuertes desigualdades regionales y sociales que entró en colapso total a partir de la Crisis del ‘30 y el declive de Inglaterra en la economía mundial. Esta visión histórica es acompañada por un especial reconocimiento a la década de los noventa y a la convertibilidad.
2) Ratificó la decisión de avanzar con un ajuste potente que implicaría una reducción en el gasto de 5 puntos del PBI. Si bien no hizo precisiones, debe quedar claro que la magnitud del ajuste planteado, supone llevar a la Administración Pública Nacional a una situación de equilibrio financiero en sus cuentas en el año 2024. Para tener idea de lo que esto significa, es bueno dejar en claro que en el marco del acuerdo con el FMI, estaba previsto que recién en el 2025, Argentina llegaría al equilibrio primario. Es decir, mantendrá un déficit financiero de casi 2 puntos del PBI por el pago de intereses de deuda. Déficit que se corregiría en los años posteriores (2026 y 2027). Pues bien, Milei está planteando hacer en un año lo que el acuerdo con el FMI planteaba en cuatro. En este sentido puede señalarse que EL PRESIDENTE MÁS DÉBIL DE LA HISTORIA POLÍTICA RECIENTE (SIN GOBERNADORES PROPIOS, SIN PODER PARLAMENTARIO Y CON SOLO 6 INTENDENTES EN TODA LA GEOGRAFÍA DEL PAIS) PRETENDE IMPLEMENTAR EL RECORTE DEL GASTO MÁS PROFUNDO DE LA HISTORIA POLÍTICA RECIENTE.
3) Instaló una dicotomía falaz como marco para explicar los contenidos del ajuste. Sostuvo que a diferencia de otras veces, en este caso el ajuste lo iba a hacer el Estado y no el Sector Privado. Hay aquí algunas cosas que destacar. En primer lugar queda claro que de aquel discurso que decía que el ajuste iba a ser sobre la casta, ahora la casta ha sido reemplazada por el Estado. O dicho de otro modo LA CASTA ES EL ESTADO. En segundo lugar, es un planteo contradictorio porque el propio Milei reconoce que el efecto del ajuste que propone implicará caída de la actividad económica, destrucción de empleo, y reducción de los salarios reales. Es decir, todos impactos que pegan de lleno en lo que él denomina como Sector Privado y que son trabajadores, pequeños y medianos empresarios, comerciantes, cooperativas, dependientes del sector informal, etc. Lo que Milei oculta con la categoría de Sector Privado al que no va a tocar, es a los grandes Grupos y Capitales privados locales y extranjeros que dominan nuestra economía. A esos Privados no los va ajustar. Pero a la gran mayoría sí. Es decir, no existe ese Sector Privado del que habla Milei. El Sector Privado es heterogéneo y desigual y a la gran mayoría del Sector Privado el ajuste de Milei los va a golpear.
4) También hay un planteo sobre el Estado que es incorrecto. Pareciera que el Estado no tiene vínculo con el Sector Privado cuando las últimas cinco décadas de la Argentina han visto un claro proceso de CAPTURA DEL ESTADO POR PARTE DE LOS CAPITALES DOMINANTES vía distintos mecanismos. Estatización de deudas privadas, regresividad impositiva, exenciones y subsidios, sobreprecios a proveedores y especulación sobre la deuda pública por citar los más importantes. Es más, la modificación de estas cuestiones producirían efectos muy favorables sobre las cuentas públicas sin impactar negativamente en la actividad.
5) Por supuesto Milei insistió en terminar con las Leliqs sin decir cómo. Pero más allá de cómo lo haga, no queda claro con qué instrumento de política monetaria pretenderán las nuevas autoridades que los “argentinos de bien “se queden en pesos y no huyan al dólar agravando el problema cambiario y de precios.
6) Otro interrogante es su propuesta de atacar la inflación con más inflación. Es sabido que inflaciones de la magnitud que tiene la Argentina requieren terapias de shock que consisten en establecer un nuevo esquema de Precios Relativos que inmediatamente de definidos se congelan. Ese nuevo esquema debe considerar la situación vigente en la carrera de los precios. Cuáles se adelantaron, cuáles se atrasaron y cuál sería el esquema de precios deseable para con los costos y la productividad que la Argentina tiene hoy para poder crecer y desarrollarse.
En el planteo de Milei no hay más propuesta que los precios sigan volando y se acomoden solos en función del poder de mercado de los distintos actores y en el marco del alineamiento de la economía local con la internacional. Su propuesta implica que muchos de los precios que ya se adelantaron lo sigan haciendo y quienes perdieron sigan perdiendo.
En este planteo, Argentina perdería la oportunidad de relanzar su desarrollo productivo sobre la base de alimentos baratos, energía barata y ampliación del mercado interno de base popular. Básicamente porque el efecto Milei lleva a un alineamiento de los precios internos de alimentos y energía con los internacionales.
7) En conclusión, Milei propone resolver los problemas generados por el ajuste inflacionario que impulsara el gobierno de Fernández-Massa-FMI, con un shock de mayor ajuste y más inflación. Y además propone procesarlo política e institucionalmente de dos maneras:
a) Convenciéndonos que lo que ocurra en los próximos dos años (más inflación, más recesión) será culpa del gobierno que se va y no de las políticas que él propone.
b) Confrontando y reprimiendo a su propia base electoral y desafiando al sistema institucional en el que es absoluta minoría.