Este miércoles, los manteros y vendedores ambulantes, tanto de Caballito, como de Flores y Once, se congregaron en la esquina de Acoyte y Rivadavia exigiendo que las fuerzas policiales abandonen las calles y los dejen volver a laburar. Además reclamaron que el proyecto se Ley que regula la venta ambulante deje de estar cajoneado en legislatura y se apruebe.
“Creemos que la situación de los manteros son productos de la precarización laboral –por no haber una ley que regule la actividad- y la falta de trabajo que hay hoy en día, pues muchos de los vendedores callejeros realizan esa actividad porque es la única manera de alimentar a la familia. La actitud del PRO por militarizar la zona y echarlos por la fuerza pública es criminalizar el trabajo. ¿Así Macri pretende alcanzar la pobreza cero? ¿Con tanto despidos tanto en el ámbito estatal como en el espacio público? Por eso desde Unidad Popular, fuerza que siempre estuvo del lado de los laburantes, adherimos y los acompañamos en esta movida y las que hagan falta”, exclamó Martín Brunás, referente de UP CABA, cuando le cedieron la palabra.
Luego Omar Guaraz, mantero, exclamó: “Hoy los comerciantes de Caballito piden que los manteros vuelvan a la calle ya que el tránsito que tránsito que traían los manteros los beneficiaban. También afecta a los comerciantes la cantidad de policías en la zona, pues ahuyenta a la clientela. Por ende no es tan cierto lo que dicen de que los manteros y comerciantes no se llevan bien”. Además, agregó que “la mercadería secuestrada es un robo. Los fiscales a cargo salieron a decir que el operativo de Caballito afectó a la mafia y no a los trabajadores. Pero en realidad, lo que hicieron fue poner todo el poder del Estado para procesar a vendedores ambulantes”
Por su parte, Silvia Belgman, mantera que vendía ropa sublimada, nos dijo con cierta tristeza, que “si un estado no incluye a la gente, la gente se incluye a su manera a la sociedad. Y la manta es una de ellas. Con la militarización de la Av. Rivadavia nos han quitado la posibilidad del trabajo, y esto trajo como consecuencia que más de 300 familias de caballito no puedan llevar más la comida a sus platos”. Y finalizó diciendo que “los vendedores callejeros vamos a volver a la calle a trabajar porque es la única manera de defender a nuestras familiar”.