Por Emir Sader
Traducido para Rebelión por Susana Merino
La izquierda obtuvo el mejor resultado electoral de su historia: Dilma en primer lugar, gobernadores en Rio Grande do Sul, Bahía, Pernambuco, Ceará, Espírito Santo, Sergipe, Acre, con buenas posibilidades en el Distrito Federal y también en Pará, limpio, impresionante, con gran renovación de bancas en el Senado y mayor cantidad de escaños parlamentarios en la Cámara Baja.
La frustración se produjo por la espectativas que habían generado las encuestas en cuanto a una eventual victoria presidencial en la primera vuelta. Es necesario realizar un análisis más preciso, comenzando por la cantidad de abstenciones y también de votos nulos y en blanco que sumados, superan la cuarta parte del electorado. Pero también de los efectos de las campañas de difamación – sobre el aborto, sobre la lucha contra la dictadura, etc – como también el efecto que el caso Erenice produjo en la disminución del resultado final de Dilma
También influyeron ciertamente los votos de Marina. La lectura de ese electorado es compleja, ni de lejos tiene que ver con una onda ecológica en el Brasil – las demás votaciones de los verdes fueron irrepresentativas. Se juntaron varias cosas, entre otros desde los votos verdes, la izquierda light hasta los votos anti-Dilma, los votos de los desilusionados con Serra. Pero la totalidad requiere un análisis más preciso.
Para la segunda vuelta esos votos cuentan: más de la mitad se hallan concentrados en San Pablo, Río de Janeiro y Minas Gerais, además del Distrito Federal adonde obtuvo el primer lugar. Cualesquiera fuere la decisión de apoyarla en la segunda vuelta, la convocatoria de asambleas para definirla debe confirmar la tendencia a la abstención, lo que dificulta la operación política de apoyar a Serra, ese electorado se orientará en gran medida, no por la decisión partidaria sino que quedará disponible para otros candidatos. En el 2006 ni el PSol consiguió que sus votos no fueran a otros candidatos, desobedeciendo la decisión del voto en blanco.
Es una ilusión imaginar que la segunda vuelta es otra elección. Es la continuación de la primera en nuevas condiciones de bipolarización. La campaña debe ser directamente dirigida por Lula, y debe centrarse en la comparación entre los gobiernos de FHC y de Lula, debe contar con una estrategia específica para el electorado de Marina y deben multiplicarse las reuniones y otros actos masivos – con una importante diferencia entre ambas candidaturas.
En 2006 la segunda vuelta fue muy importante para instalar una característica más definida a la polarización con los tucanes, ahora debe ser igual. Que se multiplique la votación y la movilización para destacar aún más la victoria de Dilma . Ella es la favorita pero debemos tener precaución con las maniobras de los adversarios, con la prensa, con las campañas difamatorias.
Puede darse una polarización más clara también en la segunda vuelta, porque en los debates se diluían los temas en la medida en que había un coro de tres candidatos poniendo énfasis en las denuncias. No sabemos instalar como tema central de la agenda el hecho de que Brasil se ha vuelto menos injusto, menos desigual y que esa es la orientación básica a seguir. En otros artículos abordaremos otros temas de la primera vuelta. Este solo intenta abrir la discusión con todos.
Fuente original: http://www.cartamaior.com.br/templates/postMostrar.cfm?blog_id=1&post_id…