Reportaje a Maristella Svampa
La socióloga Maristella Svampa presenta su libro Debatir Bolivia- Perspectivas de un proyecto de descolonización.
Ahora se abre un período de construcción de hegemonía en Bolivia, adelanta a Miradas al Sur Maristella Svampa, profesora de la Universidad Nacional de La Plata y doctora en Sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Svampa acaba de publicar junto al periodista Pablo Stefanoni y el historiador Bruno Fornillo un libro que analiza el proceso de cambio abierto en el vecino país desde la asunción presidencial de Evo Morales en diciembre de 2005. Compuesto por tres ensayos y varias entrevistas a los principales intelectuales del evismo, Debatir Bolivia trasluce las tensiones entre el pachamamismo y el discurso desarrollista oficial, aborda el rol de las organizaciones sociales del Altiplano y subraya que «Evo es un caudillo inusual».
–En pocas líneas, ¿Cuál sería la hipótesis central para entender el laboratorio boliviano?
–Nuestra hipótesis es que, efectivamente, el gobierno ha apostado a un cambio en las formas de distribución del poder social, visibles en el reconocimiento y empoderamiento de los pueblos campesinos indígenas y en la afirmación del rol del Estado Nacional en diversos órdenes. Pero, también, consideramos que el actual proyecto de descolonización presenta fuertes limitaciones, por ejemplo, en cuanto al modelo productivo.
–¿Eso significa que el gobierno de Evo no pretende superar la matriz extractivista de la economía boliviana?
–Creo que no hay una discusión, como existe en Ecuador, sobre la transición y el posextractivismo. Por cuestiones que también tienen que ver con la propia historia minera de Bolivia, hay una naturalización del modelo extractivista, que se despliega hoy en un discurso industrialista y que se contrapone al de defensa de la madre tierra, ligado al buen vivir que el propio Evo sostiene hacia afuera, sobre todo en los foros internacionales.
–¿Cómo conviven, entonces, en Bolivia el discurso pachamamista y la vocación neodesarrollista del gobierno?
–Conviven en función de la presencia de este fuerte imaginario desarrollista, sostenido ahora por un Estado productor, que apunta a controlar y distribuir el excedente. La tradición minera de Bolivia, el recuerdo del despojo histórico de sus riquezas y lo que llamo, la ilusión desarrollista, basada en la posibilidad de un despegue económico rápido a partir del descubrimiento de nuevos recursos naturales -como el litio-, desde el control del Estado, conspiran contra la apertura de un debate urgente acerca de las consecuencias sociales y ambientales de un tipo de modelo anclado en la sobreexplotación y depredación de los bienes naturales.
–¿Podrías explicar lo que caracteriza como el sincretismo ideológico del MAS?
–Lejos de expresar una sola tradición ideológica, el MAS se nutre de diferentes vertientes; en primer lugar, de la narrativa nacional-popular, actualizada por el fuerte discurso anti-imperialista, que desarrollaron los cocaleros en contra de la política de intervención de la DEA en el Chapare; tradición que se liga también a la experiencia obrero-campesina de los años ’50. Asimismo, en la elaboración de sus políticas se nutre del aporte de intelectuales de izquierda, que desde temprano colaboraron en su desarrollo. Por último, llegando al gobierno, el MAS incorpora los aportes de las corrientes indianistas, en el marco de la revaloración de la matriz indígena, propia de los últimos años.
–Si se superó la etapa del empate catastrófico, ¿Hacia que horizonte camina el evismo?
–Los primeros cuatro años estuvieron marcados por la polarización social y regional entre el nuevo gobierno y los sectores oligárquicos de la Media Luna. Esa situación, que algunos calificaron de «empate catastrófico» y otros de «guerra de baja intensidad» terminó con la derrota política de la derecha. Ahora se abre un período distinto, de construcción de hegemonía, que implica dar realidad y consistencia a un proyecto de cambio democrático y posneoliberal, sin teorías conspirativas hacia adentro, con ductilidad, tolerancia y apertura.
–¿Cuáles son las particularidades del proceso boliviano con respecto a la coyuntura latinoamericana?
–Evo Morales nació de las entrañas de los movimientos sociales y es, además, un indígena. Esta doble característica es inusual. En otros países de América Latina, donde estos sectores tienen gran presencia, como en Perú, Colombia y México, son perseguidos y objeto de grandes represiones; y en Ecuador, no constituyen la base social del gobierno de Correa, con quien están enfrentados.
–Por último, ¿Cuáles son los avances más visibles del proceso de descolonización boliviano?
–La descolonización tiene diferentes aspectos; es simbólica y política -Estado plurinacional y autonomías-; pretende ser económica por la vía de la soberanía política, el final del colonialismo interno y el fortalecimiento del Estado nacional. El modelo boliviano combina, entonces, una propuesta estatalista y comunitaria, que en muchos aspectos es posneoliberal, más allá de sus limitaciones