Para Claudio Lozano «Los dimes y diretes del lamentable debate que hoy tenemos sobre el impuesto a las ganancias, están condicionados por el viejo y conocido Teorema de Baglini, el cual al cumplirse una y otra vez, no hace más que indicar el lamentable proceso de degradación de una parte muy importante de la dirigencia política argentina.
Hablo de debate lamentable, porque es imposible discutir la cuestión tributaria sin encararla de manera integral. Si hay una deuda clara de la Democracia Argentina es que en 32 años no fue capaz de encarar una Reforma Impositiva Integral que reformulara el regresivo sistema impositivo argentino. Tema este que exige incluso la articulación de las distintas jurisdicciones del Estado ya que la reforma implicaría por ejemplo, una nueva articulación entre los impuestos nacionales y provinciales, en el marco de una identificación común de un padrón de grandes contribuyentes.
Hablo además de Teorema de Baglini, ya que resulta insólito que sean hoy los Kirchneristas presentes y pasados (Kiciloff, Massa, Bossio, Abal Medina) quienes impulsen la necesidad de una modificación en ganancias, cuando jamás aceptaron hacerlo (Baglini dixit) mientras gobernaban. Y más insólito aún que quien resista ese objetivo sea quien en campaña (es decir lejos del poder al decir de Baglini) prometiera su definitiva eliminación. Macri, que afuera del Gobierno planteaba lo mismo que hoy sostiene Néstor Pitrola (FIT), confundiendo que el impuesto a las ganancias es en realidad un impuesto a los ingresos, hoy se acerca mucho en su planteo a lo que en el pasado sostenían los Kirchneristas.
Uno de los puntos en que se traba el debate es en la cuestión del costo fiscal. En el proyecto que presentamos junto a la diputada Victoria Donda, hicimos saber que las exenciones hoy vigentes en ganancias son múltiples y que no se restringen solamente a la tan mentada renta financiera. Son muchas más y por eso nuestro proyecto proponía la creación de una Comisión Bicameral que las revise, ya que muchas de estas hoy carecen de sentido. En los cuadros que adjuntamos puede observarse que tanto vía regímenes promocionales como por otros mecanismos, en el 2017 el Impuesto a las Ganancias dejará de recaudar casi 85.000 millones de pesos. Hay por ende tela para cortar si se quiere aminorar los costos fiscales de una reforma que beneficie a los trabajadores. Revisar las exenciones (todas) para terminar con privilegios inaceptables, y subir a 41% la alícuota para los multimillonarios, permitiría resolver el problema».
Ver cuadro en adjunto