Hay otro camino posible para hacer la Argentina que necesitamos.
Por Claudio Lozano
No hemos logrado que el Parlamento sea el ámbito en el que podamos discutir en profundidad el presupuesto nacional.
El uso de decretos de necesidad y urgencia para la asignación de excedentes presupuestarios millonarios, a lo que debe agregarse el tema tan meneado de los superpoderes, terminan vaciando el sentido de la discusión.
Nosotros entendemos que en el cuadro de la crisis mundial que existe, tendríamos una interesante oportunidad frente a lo que ocurre en los países centrales para aprovechar este tiempo y forjar una construcción política en unidad que nos permita parar de la manera más adecuada a la Argentina y a nuestro proyecto de país en el marco de la región en la que estamos, en América Latina.
Para nosotros es momento de garantizar el máximo de la eficacia en la decisión de políticas que profundicen estrategias ciertamente heterodoxas que replanteen las condiciones de la apertura financiera en las que hoy opera la economía argentina.
Tenemos la posibilidad de plantear a fondo estrategias novedosas, más audaces y que nos permitan en serio la construcción de un proyecto de desarrollo para nuestro país.
Sin embargo, vemos un deslizamiento peligroso hacia una ortodoxia que se expresa en el compromiso de pagar deudas que no eran urgentes, más allá de los debates que podríamos dar respecto de los vicios de legitimidad de algunas de ellas. Me refiero al Club de París, a los bonistas que no entraron al canje, y a la ausencia de decisiones para poner límite a las condiciones financieras en las que hoy opera la economía argentina.
También a los criterios con los que se viene planteando el proceso de revisión tarifaria, al aperturismo irresponsable que está presente en el artículo 34 de este proyecto de presupuesto, y a la decisión francamente irresponsable de modificar la Carta Orgánica del Banco Central y del Banco Nación para utilizar reservas y recursos públicos con el objeto de pagar deuda pública.
Los cuestionamientos son varios. En primer lugar, este proyecto es un dibujo, al igual que los anteriores. En segundo lugar, no se adecua a la situación actual de la economía argentina; y en tercer término, carece de medidas que permitan fortalecer la capacidad y el accionar del Estado frente a la presente crisis.
Se plantea una tasa de inflación para este año y para el próximo ( 8 % anual ) que resulta absolutamente increíble y, por lo tanto, falsea la estimación de recursos que se presenta.
Hay limitaciones concretas en la presentación de los cálculos en materia de exportaciones. Nadie entiende muy bien por qué van a crecer las exportaciones en el presente contexto internacional de recesión, con caída de precios en los productos que exportamos.
Hay una estimación sobre incremento de importaciones que tampoco se podrá cumplir si se persiste en estrategias de aperturismo irresponsable como las que están presentes en el artículo 34.
La modificacion realizada por el ofiialiamo del art. 34 frente a las xriticas recibidas es absolutamente cosmetica y, y elimina la oportunidad de debatir seriamente el vínculo que existe entre las obras de infraestructura y una estrategia de reindustrialización.
Deberíamos potenciar el poder de compra del Estado argentino y de todas aquellas empresas o firmas que llevan adelante concesiones del Estado. Deben comprar aquí el máximo posible, y ello lo impide el artículo 34 por la vía de determinar que todos aquellos proyectos que fueran definidos como críticos podrán importar bienes nuevos, tal cual lo decía el proyecto original.
Los presupuestos anteriores eran mentira pero se sostenían en la fase expansiva de la economía. La etapa en la que estamos es distinta, por lo tanto existe una falta de adecuación del proyecto, no solo a la crisis internacional sino a la nueva etapa que desde el 2007 presenta la situación económica argentina, sobre la cual aparece la crisis mundial profundizándola y definiendo e un contexto de agravamiento de la situación social, con catorce millones de pobres y seis millones de indigentes, y una desaceleración del crecimiento económico.
Resulta absurdo e irresponsable plantear un presupuesto que tiene como única lógica asumir más pagos de la deuda pública. Ese es el único sentido de la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central y del Banco Nación, para utilizar reservas y fondos del sector público para el pago de la deuda pública.
Frente a la crisis hay cuatro objetivos imprescindibles que deberían guiar nuestra estrategia presupuestaria: primero, protección de la población más vulnerable; segundo, defensa del mercado interno y la producción local; tercero, reubicar al Estado en el centro del proceso de inversion; y cuarto, forzar y redoblar la apuesta por la integración latinoamericana.
Esto supone un presupuesto que debiera fortalecer en recursos al Estado. Es este el rumbo que proponemos en nuestro proyecto alternativo de presupuesto.
Esto es posible:
Primero con la restitución de las contribuciones patronales a los niveles que tenían en 1993 para las grandes firmas del país, lo que supone recuperar para el Estado nueve mil novecientos millones de pesos de recaudación anual.
Segundo, reabriendo la opción para que todos vuelvan a aportar al sistema público consolidando de manera definitiva un solo sistema de seguridad social pública, lo cual implica recuperar otros diez mil millones de pesos para el sector público argentino.
Tercero, obligando a las empresas petroleras a que abastezcan el combustible a precio diferencial para los servicios públicos y así eliminar los subsidios. Esto aportaría cuatro mil ochocientos millones de pesos más.
Cuarto, eliminando las exenciones vigentes para las rentas financieras en el impuesto a las ganancias.
Toda esta recaudación es más que suficiente para poner en marcha una medida que por sí sola impactaría produciendo un efecto redistributivo significativo y reduciría el hambre en nuestro país. Nos referimos al reemplazo del sistema actual de asignaciones familiares por una asignación universal por hijo vinculada al chequeo sanitario durante los primeros años de vida del chico y contra participación en el ciclo escolar. Una asignación universal de 135 pesos es financiable con los recursos que estamos planteando.
Asimismo es posible vincular una parte de la recaudación del actual impuesto al cheque con la puesta en marcha de un fondo federal de salarios para los trabajadores del sector público nacional, provincial y municipal, para fijar un piso que permita una politica de calificación del servicio publico garantizando, por ejemplo que una enfermera que realiza la misma tare en jujuy y en la ciudad de buenos aires reciba el mismo ingreso.
Modificar las cartas orgánicas del Banco Central y del Banco Nación, pero no para dilapidar reservas o crédito público pagando más deuda sino concretamente para poner en marcha un fondo de reconstrucción productiva y social que nos permita ampliar la oferta de bienes-salario, el proceso de sustitución de importaciones, y agregar valor a nuestros recursos naturales, además de plantear una estrategia que financie la reconstrucción de la infraestructura sanitaria y educativa de la Argentina.
Es por ello que reafirmamos que hay otro camino posible para hacer la Argentina que necesitamos.
Se plantea una tasa de inflación para este año y para el próximo ( 8 % anual ) que resulta absolutamente increíble y, por lo tanto, falsea la estimación de recursos que se presenta.
Hay limitaciones concretas en la presentación de los cálculos en materia de exportaciones. Nadie entiende muy bien por qué van a crecer las exportaciones en el presente contexto internacional de recesión, con caída de precios en los productos que exportamos.
Hay una estimación sobre incremento de importaciones que tampoco se podrá cumplir si se persiste en estrategias de aperturismo irresponsable como las que están presentes en el artículo 34.
La modificacion realizada por el ofiialiamo del art. 34 frente a las xriticas recibidas es absolutamente cosmetica y, y elimina la oportunidad de debatir seriamente el vínculo que existe entre las obras de infraestructura y una estrategia de reindustrialización.
Deberíamos potenciar el poder de compra del Estado argentino y de todas aquellas empresas o firmas que llevan adelante concesiones del Estado. Deben comprar aquí el máximo posible, y ello lo impide el artículo 34 por la vía de determinar que todos aquellos proyectos que fueran definidos como críticos podrán importar bienes nuevos, tal cual lo decía el proyecto original.
Los presupuestos anteriores eran mentira pero se sostenían en la fase expansiva de la economía. La etapa en la que estamos es distinta, por lo tanto existe una falta de adecuación del proyecto, no solo a la crisis internacional sino a la nueva etapa que desde el 2007 presenta la situación económica argentina, sobre la cual aparece la crisis mundial profundizándola y definiendo e un contexto de agravamiento de la situación social, con catorce millones de pobres y seis millones de indigentes, y una desaceleración del crecimiento económico.
Resulta absurdo e irresponsable plantear un presupuesto que tiene como única lógica asumir más pagos de la deuda pública. Ese es el único sentido de la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central y del Banco Nación, para utilizar reservas y fondos del sector público para el pago de la deuda pública.
Frente a la crisis hay cuatro objetivos imprescindibles que deberían guiar nuestra estrategia presupuestaria: primero, protección de la población más vulnerable; segundo, defensa del mercado interno y la producción local; tercero, reubicar al Estado en el centro del proceso de inversion; y cuarto, forzar y redoblar la apuesta por la integración latinoamericana.
Esto supone un presupuesto que debiera fortalecer en recursos al Estado. Es este el rumbo que proponemos en nuestro proyecto alternativo de presupuesto.
Esto es posible:
Primero con la restitución de las contribuciones patronales a los niveles que tenían en 1993 para las grandes firmas del país, lo que supone recuperar para el Estado nueve mil novecientos millones de pesos de recaudación anual.
Segundo, reabriendo la opción para que todos vuelvan a aportar al sistema público consolidando de manera definitiva un solo sistema de seguridad social pública, lo cual implica recuperar otros diez mil millones de pesos para el sector público argentino.
Tercero, obligando a las empresas petroleras a que abastezcan el combustible a precio diferencial para los servicios públicos y así eliminar los subsidios. Esto aportaría cuatro mil ochocientos millones de pesos más.
Cuarto, eliminando las exenciones vigentes para las rentas financieras en el impuesto a las ganancias.
Toda esta recaudación es más que suficiente para poner en marcha una medida que por sí sola impactaría produciendo un efecto redistributivo significativo y reduciría el hambre en nuestro país. Nos referimos al reemplazo del sistema actual de asignaciones familiares por una asignación universal por hijo vinculada al chequeo sanitario durante los primeros años de vida del chico y contra participación en el ciclo escolar. Una asignación universal de 135 pesos es financiable con los recursos que estamos planteando.
Asimismo es posible vincular una parte de la recaudación del actual impuesto al cheque con la puesta en marcha de un fondo federal de salarios para los trabajadores del sector público nacional, provincial y municipal, para fijar un piso que permita una politica de calificación del servicio publico garantizando, por ejemplo que una enfermera que realiza la misma tare en jujuy y en la ciudad de buenos aires reciba el mismo ingreso.
Modificar las cartas orgánicas del Banco Central y del Banco Nación, pero no para dilapidar reservas o crédito público pagando más deuda sino concretamente para poner en marcha un fondo de reconstrucción productiva y social que nos permita ampliar la oferta de bienes-salario, el proceso de sustitución de importaciones, y agregar valor a nuestros recursos naturales, además de plantear una estrategia que financie la reconstrucción de la infraestructura sanitaria y educativa de la Argentina.
Es por ello que reafirmamos que hay otro camino posible para hacer la Argentina que necesitamos.