Manuel Justo Gaggero (especial para ARGENPRESS.info)
Y algunas veces lo que empezó con un tono farsesco termina en una tragedia.
Hacia finales de la década del 60 comenzó a formar parte del equipo de colaboradores de Juan Domingo Perón en Madrid un personaje que había llegado a cabo en la Policía Federal Argentina -José López Rega-. El viejo General, ya en su laberinto, lo convirtió en su Secretario, manejando este el «peronómetro» que determinaba quiénes eran «verdaderos peronistas», y quiénes estaban «infiltrados». Luego se convertiría en el hombre fuerte y el organizador de la siniestra Triple A -Alianza Anticomunista Argentina-, que asesinó entre 1973 y 1976 a 1500 activistas populares, hoy estos crímenes han sido considerados por la justicia de «lesa humanidad».
Cuándo Fernando «Pino» Solanas y Octavio Getino, integrantes de Cine Sur, le hicieron al anciano líder aquellas memorables entrevistas que dieron lugar a dos documentales que los activistas y militantes exhibían clandestinamente, el «Brujo» -aquel siniestro personaje devenido a partir del 25 de mayo de 1973, ministro de Bienestar Social, les preguntó si ellos no eran «infiltrados»-. La militancia en la Resistencia de Pino, en particular, fue suficiente para desmentir esta acusación.
Casi 40 años después el «peronómetro», parece manejarlo el actual Jefe de Gabinete -Aníbal Fernández- que con total desparpajo ha dicho que Solanas es un «impresentable», un «garca» y «nada peronista».
Pino nació en la Ciudad de Buenos Aires y se trasladó a la provincia de niño, su padre era médico, Director del Hospital de Vicente López, y recordado aún, por el personal y los viejos vecinos de este partido, por su dedicación a la medicina social y hospitalaria. De una familia de clase media provinciana, recibió una educación importante, por la dedicación y el esfuerzo de sus progenitores, demostrando desde su juventud, su inclinación a las manifestaciones artísticas, frecuentando, además, a Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche y a otros intelectuales que han sido baluartes del pensamiento nacional.
A finales de la década del 60 filmó, con su equipo de Cine Sur, ese «film remarcable por su lucidez excepcional» -como lo calificara Fernando Birri, el padre del cine documental argentino, titulado «La Hora de Los Hornos». Cabría preguntarse: ¿que hacía en aquellos años el verborrágico Jefe de Gabinete? La edad no es excusa ya que en esos años jóvenes de 14 años se incorporaban a la militancia en las organizaciones revolucionarias.
Y que hizo luego en los tumultuosos años 70, cuándo Solanas filmaba y presentaba » Los Hijos de Fierro», recibiendo amenazas de la Triple A, que lo obligaron a abandonar el país para salvar su vida.
Desde el exilio, Pino participó activamente en la denuncia de los crímenes de la Dictadura. ¿Que hacía Aníbal Fernández en aquella época? ¿O, como sus mandamases políticos, se dedicaba a lucrativas actividades profesionales ¿Donde estaba este personaje que se considera con derecho a calificar cuándo el Terrorismo de Estado masacraba a toda una generación de luchadores populares?
Con el retorno de la democracia Pino con «El exilio de Gardel» nos reveló lo difícil que fue para muchos argentinos, como el que escribe esta nota, vivir en el ostracismo. Luego con «Sur» «El Viaje» y «La Nube», siguió batallando filmográficamente, revelando una sutileza, una profundidad, y un coraje civil reconocidos nacional e internacionalmente.
¿Dónde estaba Fernández cuándo Solanas, en la denominada «segunda década infame», denunciaba la entrega del petróleo y del gas, la venta de YPF, el desmantelamiento del sistema ferroviario más importante del Continente, y recibía por ello las balas arteras de los sicarios del «padrino»? Posiblemente aplaudiendo estas decisiones y coincidiendo con Néstor Kirchner que «Carlos Menem era el mejor presidente que había tenido la Argentina después de Perón».
En la Convención Constituyente de 1994, en la que la actual Presidente votaba a favor de la disposición constitucional que habilitaba la reelección del «Padrino», Solanas, junto al Obispo Jaime de Nevares, denunció el pacto Alfonsín-Menem, y el «paquete cerrado», que limitaba los temas que se podían abordar en la Convención Constituyente, impidiendo que se consideraran, entre otras cuestiones, la coparticipación federal. ¿Dónde estaba Fernández y su «peronómetro» en ese momento?
Al mismo tiempo Solanas -diputado nacional- denunciaba el monumento a la corrupción que fue la obra de Yaciretá, y todos los negociados del menemato, realizando una intensa actividad legislativa en defensa del patrimonio y de los recursos nacionales. Por esos días Fernández y sus amigos festejaban la venta a precio vil de YPF.
Para no cansar a los lectores, es importante destacar que este máximo funcionario representa a un gobierno que impulsa la megaminería a cielo abierto que contamina y enferma a nuestros compatriotas, que vetó la ley de protección de los glaciares y tardó dos años en reglamentar la ley que protege los bosques nativos y ha producido la mayor concentración y extranjerización de la economía, de la propiedad agraria y del sector financiero, generando una alta burguesía vinculada a las multinacionales y una mayor pobreza, mientras que Solanas ha denunciado este proceso con su prédica política y cultural desde Proyecto Sur y en sus últimas creaciones filmográficas, entre otras «Memoria del saqueo», «La última estación» y «La tierra sublevada».-
¿Quién puede dar el certificado de peronista? El anciano general murió hace casi 36 años, y su «último mensaje fue» que su único heredero era el pueblo».
Sin duda que será el pueblo el que castigará a estos remedos, en clave de farsa, del siniestro «Brujo», como demuestra ser el actual Jefe de Gabinete.
Manuel Justo Gaggero es abogado. Ex director del diario «El Mundo» y de la revista «Nuevo Hombre».