Claudia Neira es abogada penalista y dirigente de Buenos Aires para Todos, partido local que conduce Claudio Lozano en el marco de la Corriente Nacional por la Unidad Popular donde también se encuentra Victor de Gennaro. Durante las elecciones porteñas de julio, resultó electa por Proyecto Sur, espacio político virtualmente fracturado luego de que el partido que integra Neira y Libres del Sur se incorporaran al Frente Amplio Progresista de Hermes Binner, decisión que finalmente no compartió Pino Solanas. En una extensa charla con Zoom, destacó el momento político de Proyecto Sur, habló sobre el futuro del espacio en la Legislatura y detalló cuales son las principales dificultades para enfrentar al macrismo.
— El 10 de diciembre próximo asume su banca legislativa, ¿cuál es la situación política del bloque de Proyecto Sur?
— Nosotros hoy estamos comenzando una etapa de trabajo y discusión de una agenda, desde nuestro bloque de legisladores, que seguramente deberá ser encarada desde una nueva identidad de lo que hasta hoy fue Proyecto Sur ya que, como fuerza política, Buenos Aires para Todos hoy no integra el Movimiento Proyecto Sur. Como fuerzas políticas distintas, que buscamos seguir confluyendo parlamentariamente, buscaremos algún equilibrio entre las distintas identidades, que nos contenga a todos.
—¿Eso quiere decir que Proyecto Sur en la ciudad ya no existe como tal?
— Tenemos la posición de que no hay ningún motivo político que amerite que las fuerzas que componen o que integraron el bloque y que necesariamente compartimos una misma mirada política de los problemas de Buenos Aires, estemos separadas. Con esta vocación política, tenemos la idea de seguir juntos. Seguramente con un nuevo nombre que nos englobe a todos. Pero la realidad es que estamos más pendientes de lo que sucede en la Legislatura, que está atravesando un momento complejo con una coyuntura de cierre de mandato muy complicada, donde se están discutiendo muchos temas importantes y donde justamente nuestros legisladores vienen trabajando como un espacio en sí mismo.
—¿Cuáles cree que van a ser los temas fundamentales en la ciudad en los próximos cuatro años?
— Yo creo que, antes que nada, deberíamos impulsar una profunda revisión de cuales fueron las estrategias de la oposición frente al macrismo, dados los resultados de las últimas elecciones. Lo que uno ve en estos momentos es que sectores muy importantes de la oposición vienen priorizando intereses particulares o corporativos, antes que una política para la realidad de la ciudad. Tanto la Coalición Cívica como el Frente para la Victoria han acompañado los principales proyectos del macrismo. Desde Buenos Aires para Todos vemos que la política parlamentaria es un instrumento de estrategias políticas que se construyen también en otros planos. Hay que legislar en función de las realidades sociales, políticas y territoriales de la ciudad. Nosotros creemos que la prioridad es construir una propuesta amplia que salga de la lógica en la que hemos estado y haga foco en las concepciones privatistas que el macrismo despliega en la ciudad. Esta política debe tener condimentos de construcción y representación más que de denuncia pública y acuerdos por debajo de la mesa.
— En esta lógica, ¿cuál cree entonces que debe ser la relación entre BAPT y el FpV?
— Yo creo que en Capital el FpV y nuestro bloque tienen un enemigo en común que es el macrismo. Deberíamos confluir en muchas más acciones concretas que vayan en el sentido de un modelo de ciudad en el que obviamente tenemos más coincidencias que con el macrismo. Las limitaciones tienen que ver, en concreto, con que durante los últimos cuatro años el bloque kirchnerista ha privilegiado los intereses económicos de determinados sectores o los propios, corporativos, antes que la construcción de una política que enfrente al proyecto macrista. En términos abstractos, coincidimos en un modelo de ciudad, coincidimos en varias propuestas, pero cuando llega el momento de las votaciones hay otras negociaciones que llevan a que el FpV apruebe medidas que ha condenado incluso en las comisiones parlamentarias. De todas maneras, creo que hay que perseverar en el intento de construir miradas comunes como lo venimos haciendo en distintos ámbitos, como en la política comunal o en temas de seguridad. Las posibilidades de avanzar tienen que ver con la decisión política de privilegiar o no la construcción de una oposición sólida en la ciudad.
— Lo que señala sobre el FpV porteño, ¿no es similar a lo que Proyecto Sur hizo durante los últimos años en el Congreso de la Nación?
— Creemos que no. Si uno revisa las votaciones nuestras y del conjunto de las fuerzas que componen el interbloque de Proyecto Sur en el Congreso, encontrará que hubo voluntad de acompañar aquellas propuestas del kirchnerismo en las que uno coincidía. No ha habido ni una funcionalidad a la oposición conservadora ni se han puesto en juego los intereses políticos en función de esquemas individuales o corporativos. Esto se ve en las medidas más importantes del oficialismo nacional, como la Ley de Medios y la estatización de las AFJP, entre otros proyectos que nosotros hemos acompañado o tenido la iniciativa, como en Papel Prensa, y que después lo capitalizó el kirchnerismo.
—¿Cómo se entiende entonces que haya acuerdo o sintonía en temas nacionales y no los haya en temas de la ciudad cuando gobierna Macri?
— El tema es que los acuerdos se dan en torno a la política, no hay posibilidad de formar acuerdos sino es en función de una política común. Estratégicamente los puntos de acuerdo a nivel nacional se pueden plasmar en acciones concretas porque a la hora de votar, el FpV mantuvo los lineamientos en los que se acordó. En la ciudad pasa todo lo contrario. A la hora de votar, muchas veces el FpV vota en contra de esos vectores estratégicos. Esto sucedió con un tema clave como el tema de la seguridad en la ciudad. Desde la ley de seguridad, el FpV ha tenido muchos vaivenes funcionales a las políticas del PRO.
— Pero en paralelo se creó el Ministerio de Seguridad de la Nación, con mesas comunitarias a nivel barrial…
— Sí, pero también la lógica con la que se viene planteando esto, gira más hacia la disputa que hacia la construcción de una política coherente. Hace unos días se anunció la creación de una nueva fuerza para la ciudad. Sumada al despliegue de las fuerzas de Gendarmería y Prefectura que se definiera el año pasado, vamos a tener cuatro fuerzas actuando en la zona metropolitana.
—¿Está mal que el kirchnerismo le dispute al macrismo?
— No, disputar está bien. Pero pongamos las cosas en su lugar. Las mesas de participación en seguridad no son un terreno de disputa del FpV porteño, sino que es una línea de disputa planteada desde el Ministerio de Seguridad que viene a poner política en la ciudad donde el kirchnerismo local no la tuvo. Las mesas de participación ciudadana hoy son un eje político de la ciudad, donde confluyen un montón de organizaciones para discutir y construir propuestas, lo que las hace un lugar más que interesante. Son lugares donde hay que participar. Además, están coordinadas por Marta Arriola, a quien yo personalmente respeto mucho. Ahora, insisto, claramente no es una iniciativa política lanzada por el FpV de la ciudad. Aún así, y compartiendo en general la línea que trae Garré, que sin duda disputa con las estructuras de la Policía Federal, me parece que en lo que tiene que ver con una política de coherencia para nuestro distrito, es un tanto peligroso que coexistan tantas fuerzas de seguridad que responden a dos justicias diferentes. Recordemos que en paralelo, el Ejecutivo nacional no reconoce a la Justicia porteña y, por ende, no le transfiere las competencias, lo que no aporta al buen funcionamiento de la seguridad.
— Más allá de la efectividad de las medidas, son acciones que ponen en evidencia lo endeble y represivo de la concepción macrista de seguridad…
— Claramente. Pero lo que hoy también queda en evidencia es que a partir de ello se ha empezado una disputa del territorio en serio. Las mesas de participación tienen que ver con eso. Ahora, no me parece que esto tenga que ver con una política de seguridad, y que ésta tenga que ser un medio para la construcción política territorial que no ha podido llevar a cabo la estructura del FpV en Capital.
—¿Cree que esto se enmarca en las disputas dentro de los diferentes sectores del kirchnerismo?
— Por supuesto, justamente por eso creo que es peligroso que una política de seguridad como la que está encarando Garré, cuya concepción va en un sentido correcto, esté sujeta a las disputas dentro del kirchnerismo. Uno piensa que los temas de seguridad deberían encararse desde una mirada de las políticas públicas, que la ciudad debe tener plena autonomía aunque sea Macri quien gobierna. Esto es comparable al tema de las AFJP, que votamos más allá de estar acuerdo con el uso que se hace de esos fondos. Lo mismo sostenemos con el tema de la autonomía de la ciudad.
Entrevista realizada por Francisco Basualdo