El presidente del Bloque Unidad Popular, Claudio Lozano, sostuvo que “celebramos que luego del saqueo perpetrado bajo la connivencia de Repsol YPF y el gobierno nacional, el Poder Ejecutivo Nacional acceda a discutir el tema debe manejarse de otra manera. En este sentido es fundamental que la Argentina discuta el carácter estratégico que los hidrocarburos tienen para su desarrollo.
En este sentido es imprescindible considerar que si el objetivo es recuperar la renta petrolera que hemos venido dilapidando durante los últimos años, son varios los temas a tomar en cuenta. Primero, está pendiente terminar con los decretos desreguladores de Menem que desde hace ya dos décadas le transfirieron a las empresas privadas la libre disponibilidad de los hidrocarburos que sacan de nuestro subsuelo.
Segundo punto, cualquier hipótesis de compra de la empresa YPF exige definir cuál es el valor de la empresa. Y para esto hay que tomar en cuenta que no se puede pagar por lo que es nuestro y que tampoco se puede pagar por lo que se desconoce. Respecto al primer punto (no hay que pagar por lo que es nuestro) debe entenderse que el valor de la petrolera está directamente asociado a el valor que se le asigne a sus reservas y a la productividad de los yacimientos. En este sentido, tanto las reservas como los yacimientos no son propiedad de Repsol YPF, son propiedad del estado argentino y/o de los estados provinciales, y fueron concesionados para ser explotados por Repsol. Si Repsol no cumplió adecuadamente con los contratos de concesión, deben rescindirse los contratos y recuperar la administración de los yacimientos. Cuando decimos también que no hay que pagar por lo que se desconoce, nos referimos a que tanto la productividad de los yacimientos como las reservas de las que hoy disponemos, son informadas a simple declaración jurada de las empresas. No existe una auditoría pública de las reservas ni tampoco control alguno de carácter público sobre la productividad de los yacimientos. No tomar en cuenta estos elementos llevaría a la inaceptable decisión de terminar premiando con la compra de lo que es nuestro o de lo que desconocemos a quienes nos han esquilmado.
Por último, sería inconveniente que se vuelvan a utilizar fondos del ANSES cuyo destino debería ser la recomposición de los haberes jubilatorios en algo que si lo hacemos adecuadamente no tendría por qué costarnos absolutamente nada.”