La desigualdad en la educación se ha acentuado dramáticamente a lo largo de estos últimos años, manifestándose en dos circuitos que el gobierno macrista ha recrudecido. Por un lado una estructura del sistema educativo donde el sector privado aumenta matrícula y beneficios sostenidamente, mientras la educación pública pierde sustentabilidad y legitimidad social.
Por otro, más novedoso, la creciente segmentación al interior del sistema público de gestión estatal. Escuelas donde la sobrepoblación, la falta de infraestructura adecuada a las necesidades de un proceso formativo, y la contención como fin educativo en sí mismo, se han convertido en marcas de la actual gestión educativa. Todo esto se evidencia con mayor claridad en las escuelas que se ubican en la zona sur.